Malvinas, para saber el nombre
La Nueva
No deja de ser una alentadora noticia, dentro de lo amargo de las circunstancias, que el Equipo Argentino de Antropología Forense se haya manifestado en condiciones técnicas para iniciar el trabajo científico de identificación de los 123 argentinos caídos en la guerra de Malvinas que permanecen enterrados, sin nombre, en el cementerio Darwin.
Se trata de un largo reclamo de los familiares de los caídos –todos ellos fueron declarados Héroes Nacionales-, que han pasado más de tres décadas viajando de manera periódica a las islas a visitar esas tumbas, identificadas con cruces blancas de madera y un rosario, aunque sin tener la certeza sobre en cuál de ellas se encuentran realmente los restos de sus seres queridos.
Con las 78 muestras de sangre tomadas hasta ahora a los familiares de los soldados, el equipo considera que está listo para obtener el visto bueno de la Cruz Roja Internacional y de los gobiernos de Gran Bretaña y la Argentina, por lo que podrán viajar a las islas para hacer un trabajo que ayudará a cerrar una dolorosa herida de nuestra historia.
Una vez en Darwin, el equipo de 20 personas dispondrá de dos meses para abrir las sepulturas, tomar restos, cerrarlas y regresar a la Argentina a los efectos de realizar los estudios pertinentes.
la Argentina cumplió con todos y cada uno de los protocolos para llevar adelante la considerada como una operación forense humanitaria, reconociendo el derecho de cada familia de saber dónde está su ser querido, y que se vio demorada además por la tensión existente entre los gobiernos de ambos países, que recién ahora parece haber encontrado un punto de acuerdo en tan delicada cuestión.
El cementerio tiene carácter militar y se ubica a unos dos kilómetros de Puerto Darwin, en la isla Soledad. De los 649 argentinos muertos en la Guerra de Malvinas, en 1982, 237 están en ese sitio, aunque más de la mitad de ellos carece de identificación.
A la propuesta del gobierno del Reino Unido de enviar los cuerpos al continente, sus familiares se negaron, con el argumento de que “no hay nada que repatriar, porque están en su patria”.
El trabajo de identificación será sin duda un hecho sumamente auspicioso para todos, y una manera, además, de que esos muertos en combate tengan su necesaria identificación, para que pueda dejarse atrás la leyenda que hoy lucen las 123 cruces en cuestión, dando cuenta de que allí descansa “un soldado argentino solo conocido por Dios”.
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LOS MAGOS Sin ellos NADA hubieran sido POSIBLE
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JOSE LUIS