E饾惂 饾惄饾惈饾悽饾惁饾悶饾惈饾悮 饾惄饾悶饾惈饾惉饾惃饾惂饾悮: 饾悶饾惀 饾悳饾惃饾惁饾悰饾悮饾惌饾悶 饾悵饾悶 饾惀饾惃饾惉 饾惄饾悽饾惀饾惃饾惌饾惃饾惉 饾悵饾悶 饾悺饾悶饾惀饾悽饾悳贸饾惄饾惌饾悶饾惈饾惃 饾悶饾惂 饾悓饾悮饾惀饾惎饾悽饾惂饾悮饾惉, 饾悶饾惂 饾悶饾惀 饾惈饾悶饾悳饾惍饾悶饾惈饾悵饾惃 饾悵饾悶 饾惍饾惂 饾惎饾悶饾惌饾悶饾惈饾悮饾惂饾惃 (饾椊饾棶饾椏饾榿饾棽 2)
Por Horacio S谩nchez Mari帽o- (Horacio S谩nchez Mari帽o es coronel (R) del Ej茅rcito Argentino, Veterano de la Guerra de Malvinas)
Nos juntamos y salimos de la zona en fila india agarrados de los cinturones. Voy adelante mirando el piso en busca de las Belougas. Llegamos a la zona donde se queman los helic贸pteros y vemos un caos de gente corriendo de un lado para otro. Los helic贸pteros se empiezan a poner en marcha. Al pasar, el Picho me dice que, en cuanto pueda, me viene a buscar. Nos sentamos en el suelo con mi tripulaci贸n sin hablar.
Nos enteramos de c贸mo respondieron el ataque nuestros soldados con sus fusiles. Con el tiempo leo, el libro de nuestro atacante, Jerry Pook. Su narraci贸n es exacta, salvo por peque帽os detalles: “Ahora, iba por el Huey, el 煤ltimo blanco no da帽ado. Infortunadamente, su camouflage era el mejor, imposible de verlo hasta que ya era demasiado tarde en el ataque, por lo que deb铆a estimar un punto inicial cada vez. Enfurecido, por lo tanto, hab铆a comenzado a tirar cuando pod铆a ver el movimiento del rotor justo a un lado, muy tarde para corregir mi punter铆a. Fuera de mi llamado inicial, la acci贸n fue desarrollada en silencio de radio. Sin embargo, luego de mi segundo o tercer intento de agarrar al Huey, hubo un brusco llamado de Mark Hare: “Green Two fue alcanzado”.
A partir de all铆, Pook ordena poner rumbo al norte, a todo motor, frustrado porque el Huey se le escap贸. “Sin embargo, tiempo despu茅s descubr铆 que hab铆a conseguido hacerle algunos impactos, causando da帽o en las palas del rotor”, dice al contar el vuelo de regreso. Chequea los da帽os del otro avi贸n y descubre un agujero en el fuselaje por donde pierde combustible. Mark Hare, su numeral Green Two expulsa las bombas que no salieron y anavizan en el Hermes. En el debriefing, son amonestados por haber realizado tantos pasajes, por lo que Pook se queja amargamente de la ignorancia del almirantazgo. Lo enfurece que el almirante, “el gran submarinista” que nunca vol贸 un avi贸n le dijera: “Pienso que la sac贸 barata”. M谩s adelante Pook es tambi茅n acusado por su numeral de ser demasiado arriesgado. El coraje de tu enemigo te honra. Por nuestra parte, los disparos de Pook pegaron en el piso y levantaron esquirlas de piedras que hicieron ocho agujeros en cada pala. El UH fue reparado con un “cemento importado”. Veinte a帽os despu茅s, Quique Mior me confes贸 entre tragos que taparon los huecos con Poxipol. As铆 volamos hasta el 11 de junio, cuando el AE–418 fue destruido con artiller铆a de campa帽a en el hip贸dromo de Puerto Argentino.
Nos volvimos a encontrar con Jerry Pook. El 30 de mayo participa de otra misi贸n donde se convence de que, al final, se qued贸 sin suerte. En efecto, Pancho Ram铆rez, su tripulaci贸n y yo, con la m铆a, apoyamos al Regimiento 4 de infanter铆a en un cambio de posici贸n, a eso de las diez de la ma帽ana. La fracci贸n que yo transporto est谩 al mando del subteniente Jorge Pasolli, un duro soldado a quien conoc铆a bien porque estuvimos juntos en la 3a Compa帽铆a de Infanter铆a. Al abordar mi helic贸ptero se produce un di谩logo apurado entre nosotros:
—Tucho, gu铆eme adonde tenemos que ir; s茅 que es el monte Harriet, pero d铆game el punto exacto.
—¡Uff! Yo estaba convencido de que usted sab铆a el lugar, mi teniente.
Nos miramos sorprendidos, pero nuestras dudas son interrumpidas por un Harrier a unos 300 metros que observamos por la ventanilla. Aterrizamos r谩pido, Pancho a una distancia prudente, y nos preparamos para el ataque, que no se produce. Afortunadamente, el avi贸n no nos encuentra. El Picho nos ordena regresar a Puerto Argentino y vemos en el horizonte una columna de humo espeso. Pancho me dice que yo me vuelva y 茅l iba a ver qu茅 pasaba. Al llegar a monte Kent, ve un Puma quem谩ndose. Levanta a un herido del Escuadr贸n Alacr谩n de Gendarmer铆a Nacional, le salva la vida y 20 a帽os despu茅s lo vuelve a encontrar cuando sus hijos se conocen en el Colegio Militar. Pancho es condecorado por esa acci贸n.
Pook fue enviado m谩s tarde a una misi贸n en la zona y, en su merodeo, recibi贸 un impacto de alguna de las fracciones del 4, alrededor de la una de la tarde, por lo que debe regresar al Hermes. A menos de cincuenta millas, el avi贸n ya no responde a sus comandos y debe eyectarse sobre el mar. Afortunadamente, ni bien ingresa al agua, un helic贸ptero Sea King lo rescata r谩pidamente. Le queda un dolor en el cuello, pero a la noche, hombre de pocas sonrisas, Pook no para de re铆r cada vez que cuenta lo ocurrido.
Ese d铆a la flota brit谩nica recibe un duro castigo. Escuadrillas de la Fuerza A茅rea de A4 B y Dagger, entre los que se destaca el legendario capit谩n Marcos Carballo, atacan a la flota en San Carlos, especialmente a la fragata Ardent. A la tarde, dos escuadrillas de A4 Q de la Aviaci贸n Naval terminan la tarea iniciada, hundiendo la Ardent. El teniente M谩rquez muere en la acci贸n; Philippi y Arca son derribados. R贸tolo, Lecour y Silvester meten las bombas mortales. A帽os m谩s tarde, el comandante de la nave, sir Alan West, devenido primer lord del Almirantazgo visita Buenos Aires y se re煤ne con los pilotos argentinos en La Biela, donde intercambian percepciones de ese episodio. Guerra de caballeros.
John Leeming, piloto de Harrier, alcanza un Skyhawk con sus ca帽ones, el avi贸n del teniente de nav铆o Arca. Este se eyecta sobre el mar, cerca de Puerto Argentino y es rescatado por el Picho Svendsen y su tripulaci贸n. Durante 20 minutos, intentan infructuosamente acercarse al piloto hasta que Svendsen riesgosamente mete el helic贸ptero en el agua. El mec谩nico Mart铆n San Miguel se para en el esqu铆 y lo saca tom谩ndolo del hombro. Arca se salva; lamentablemente, Leeming fallece seis meses despu茅s de la guerra en un choque de aviones.
Un rato despu茅s de que nos atacaron, vemos a lo lejos un avi贸n atravesando el valle frente al monte Kent. Pensamos que vuelven a la carga. Sin embargo, es el teniente de nav铆o Owen Crippa que vuela su peque帽o Aermacchi en misi贸n de reconocimiento. Llega al canal de San Carlos y se encuentra con la flota en pleno desembarco. Sin soluci贸n de continuidad, ataca con sus armas a la fragata Argonaut. Al ras del mar, hace escape y resulta ileso. El esquicio de la flota en el canal que dibuja es un documento hist贸rico formidable que recupera d茅cadas despu茅s.
La poca infanter铆a frente al canal hace da帽o tambi茅n. La compa帽铆a de Esteban, V谩squez y Reyes derriba tres helic贸pteros en el desembarco, hacen nutrido fuego y se repliegan. Llegan a monte Estancia, donde una escuadrilla de nuestros helic贸pteros los repliega a Puerto Argentino. El 28 de mayo los llevamos a Darwin. En mi helic贸ptero vuela otro amigo de la 3a. Compa帽铆a, Jos茅 V谩zquez, con sus soldados. Sonr铆e, me enorgullece su amistad. Vale la pena o铆r su sobria narraci贸n de la campa帽a. Cuando empieza a hacer fr铆o en monte Kent, alrededor de las cinco de la tarde, vemos aproximarse un helic贸ptero. Es el Picho que vuelve a buscarnos. Entre sonrisas, me comenta que parece que sobretorque贸 el motor. Lo veo exultante y San Miguel me cuenta el rescate que hicieron. ¿C贸mo se enteraron del n谩ufrago? “Est谩bamos volando y o铆mos la comunicaci贸n de Arcas con la Torre”. Bromeamos durante todo el vuelo sin saber que el 21 de mayo se convertir铆a en un d铆a para recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario