domingo, 9 de marzo de 2025

Historia alternativa: ¿Y si un general agresivo hubiese comandado las tropas?

¿Y si en vez de Menéndez hubiese habido un general israelí?





 

Uno puede darse el lujo que el tiempo brinda de imaginar estar en el cuartel general de las fuerzas argentinas en las Islas Malvinas en 1982, durante la fase crítica del conflicto. Ese mismo escenario, podría ser abordado con una mentalidad aguerrida y táctica, inspirada en la experiencia y las estrategias empleadas por los generales israelíes que no hace falta demostrar que agresividad, mentalidad ofensiva y creatividad han demostrado en cada conflicto que se han visto envuelto. Uno podría especular un enfoque hipotético, considerando tanto las acciones previas como las respuestas inmediatas a loa ataques británicos que inician el 11 de junio.

Contexto previo al 11 de Junio

En los días previos al 11 de junio, el desembarco británico en San Carlos ya había desencadenado una serie de evaluaciones y movimientos estratégicos. La confirmación de que los británicos habían establecido una cabeza de playa en San Carlos significaba que su avance hacia Puerto Argentino era inminente. Se desplegaron unidades de reconocimiento y saboteadores para anticipar los movimientos británicos y retrasar su avance tanto como fuera posible. Estos grupos tenían la misión de hostigar continuamente al enemigo, colocando trampas y emboscadas en puntos críticos del terreno.

El ataque a Goose Green por parte del 2º Batallón de Paracaidistas británicos había servido como una lección valiosa. Las tácticas y la capacidad de despliegue rápido de los británicos fueron analizadas minuciosamente. Se identificaron las Puerto Argentino y debilidades de su enfoque, y este conocimiento se aplicó para reforzar las defensas alrededor de Puerto Argentino. Se construyeron búnkeres y trincheras reforzadas, y se establecieron campos de minas en las rutas de avance más probables.

  1. Desembarco en San Carlos:

    • Una vez que se confirmó el desembarco británico en San Carlos, la primera acción sería evaluar las rutas de avance británicas hacia Puerto Argentino. Utilizaría la inteligencia para anticipar sus movimientos y desplegar unidades de reconocimiento y saboteadores para retrasar su avance.
  2. Ataque a Goose Green:

    • El ataque a Goose Green por parte del 2 Para (2º Batallón de Paracaidistas británicos) debería haber servido como un aprendizaje clave. Identificaría las tácticas británicas, especialmente su capacidad de despliegue rápido y su eficiencia en el combate cuerpo a cuerpo.
  3. Fortificación y Preparación:

    • Fortificaría las posiciones defensivas alrededor de Puerto Argentino, especialmente en los cerros que rodean la capital. Construiría búnkeres y trincheras reforzadas, y establecería campos de minas en rutas de avance probables.
    • Entrenaría a las tropas argentinas en tácticas defensivas y de guerrilla, maximizando el conocimiento del terreno local.

 

Estrategia inmediata ante el ataque del 11 de Junio

El 11 de junio, al recibir la noticia del ataque en Monte Harriet por el 42 Commando, la respuesta hubiese sido inmediata y decidida. Se ordenaba un contraataque rápido utilizando unidades móviles y bien entrenadas. Estas tropas realizaron ataques de golpe y retiradas, diseñados para desgastar al enemigo sin comprometer demasiado a las propias fuerzas. El conocimiento superior del terreno permitió desplegar francotiradores y equipos de mortero en posiciones elevadas, desde donde podían hostigar continuamente a las fuerzas británicas.

Las órdenes debían ser claras: utilizar la cobertura natural del terreno para lanzar emboscadas y atacar las líneas de suministro británicas. Además, se coordinó el envío de refuerzos desde otras posiciones defensivas, asegurando que las unidades no quedaran aisladas y pudieran recibir apoyo mutuo. Se estableció una línea de comunicación efectiva entre las diferentes unidades para garantizar una respuesta coordinada y eficiente.

Se utilizaría la artillería de manera estratégica, realizando ataques de saturación en las zonas de concentración británicas. Estos ataques no solo causarían bajas significativas, sino que también ralentizaron el avance enemigo y afectaron su moral. Paralelamente, se emplearían tácticas de guerra no convencional, como incursiones nocturnas y sabotajes en las líneas de suministro y comunicación británicas. Los comandos argentinos se infiltraron detrás de las líneas enemigas, causando caos y confusión.

 

  1. Respuesta rápida y movilidad:

    • Al recibir la noticia del ataque en Monte Harriet por el 42 Commando, ordenaría una respuesta rápida. Utilizaría unidades móviles y bien entrenadas para realizar contraataques rápidos, empleando la táctica de golpear y retroceder para desgastar al enemigo.
  2. Uso del terreno:

    • Aprovecharía el conocimiento superior del terreno. Desplegaría francotiradores y equipos de mortero en posiciones elevadas para hostigar constantemente a las fuerzas británicas.
    • Utilizaría la cobertura natural del terreno para lanzar emboscadas y atacar las líneas de suministro británicas.
  3. Refuerzos y coordinación:

    • Coordinaría refuerzos desde otras posiciones defensivas, asegurando que las unidades no quedaran aisladas y pudieran recibir apoyo mutuo.
    • Establecería una línea de comunicación clara y efectiva entre las diferentes unidades para una respuesta coordinada.
  4. Ataques de saturación:

    • Utilizaría artillería de manera estratégica para realizar ataques de saturación en las zonas de concentración británicas. Esto no solo causaría bajas, sino que también ralentizaría su avance y dañaría su moral.
  5. Operaciones no convencionales:

    • Emplearía tácticas de guerra no convencional, como incursiones nocturnas y sabotajes en las líneas de suministro y comunicación británicas.
    • Utilizaría comandos para infiltrarse detrás de las líneas enemigas, causando caos y confusión.

Adaptación continua

A lo largo de esta fase crítica del conflicto, la evaluación continua del campo de batalla permitió ajustar tácticas y estrategias según el desarrollo de la situación. La flexibilidad y la adaptabilidad fueron esenciales para enfrentar las tácticas británicas. Se trabajó incansablemente para mantener alta la moral de las tropas argentinas, asegurando un liderazgo visible y apoyando a los soldados en el frente. La motivación y el espíritu de lucha fueron elementos cruciales para resistir el asalto británico.

Además, se aseguraron suministros constantes de municiones, alimentos y equipos médicos, utilizando rutas alternativas y métodos de transporte para evitar la intercepción británica. Enfrentar el ataque británico del 11 de junio en las Malvinas requirió una combinación de tácticas defensivas bien preparadas, respuesta rápida y adaptativa, y el uso efectivo del terreno y los recursos disponibles. Inspirado en las estrategias israelíes, el enfoque se centró en maximizar la ventaja local, realizar ataques precisos y coordinados, y mantener la moral y el espíritu de lucha de las tropas argentinas en un momento crítico del conflicto.
  1. Evaluación continua del campo de batalla:

    • Mantendría una evaluación continua del campo de batalla, ajustando tácticas según el desarrollo de la situación. La flexibilidad sería clave para adaptarse a las tácticas británicas.
  2. Mantenimiento de la moral:

    • Trabajaría para mantener alta la moral de las tropas argentinas, asegurando un liderazgo visible y apoyando a los soldados en el frente. La motivación y el espíritu de lucha serían esenciales para resistir el asalto británico.
  3. Apoyo logístico:

    • Aseguraría un suministro constante de municiones, alimentos y equipos médicos, utilizando rutas alternativas y métodos de transporte para evitar la intercepción británica.

Conclusión

Enfrentar el ataque británico del 11 de junio en las Malvinas requeriría una combinación de tácticas defensivas bien preparadas, respuesta rápida y adaptativa, y el uso efectivo del terreno y los recursos disponibles. Inspirado en las estrategias israelíes, el enfoque se centraría en maximizar la ventaja local, realizar ataques precisos y coordinados, y mantener la moral y el espíritu de lucha de las tropas argentinas en un momento crítico del conflicto. Lamentablemente, el desempeño de Menéndez fue más parecido a un general chileno que a uno israelí. No hay absolutamente nada destacable de su mando, con la vergüenza de rendir la plaza engominado y perfumado. Espero su legado sea tenido en cuenta para que futuras generaciones de oficiales sepan que ese tipo de conductas merecen una corte marcial y pelotón de fusilamiento. Si les parece cruel, el sector privado ofrece otras alternativas laborales.

5 comentarios:

  1. Muy difícil tomar en serio su publicación. Demuestra una falta total de conocimiento sobre lo que realmente ocurrió durante el conflicto y sobre táctica militar. Varios de los aspectos que menciona que "debieron" realizarse, fueron tenidos en cuenta por la superioridad, y se ordenaron llevar a cabo (reconocimientos, contrataques sobre la cabeza de playa, fortalecimiento de las posiciones). El problema no fue la teoría, el problema fue que jamás se planificó la guerra, por lo que muchas de las órdenes impartidas eran simplemente irrealizables por la falta de movilidad y medios logísticos, además de contar con tropas conscriptas desgastadas luego de semanas sufriendo las condiciones durísimas de las islas. Por otro lado, el General Menéndez no era el comandante Operacional, era el Gobernador de la Islas, no era el encargado de tomar ese tipo de decisiones. Le recomiendo leer el informe oficial del Ejercito argentino sobre la guerra de Malvinas. Es muy fácil criticar desde un escritorio, pero servir a la Patria en las fuerzas es otro cantar, no se está por una "oferta laboral" como usted sugiere, se está por Amor a la Patria.

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    1. Hola Juan, te respondo en dos partes:
      Entiendo tu punto, pero el silencio en torno a estas cuestiones me resulta ensordecedor. No tiene lógica disponer de 10 mil tropas, contar con la capacidad de asignarlas en el terreno (como la tuvo Menéndez) y limitarse a esperar pasivamente mientras el enemigo avanza, planifica, aprende de prueba y error (como en Goose Green), tantea, se equivoca y, sin oposición activa, el mando propio simplemente aguarda en una posición fija como si se tratara de la Primera Guerra Mundial, cediéndole la iniciativa al enemigo en el cuándo y el dónde del combate. No hace falta ser graduado de la escuela de guerra para comprender que esta estrategia fue un error, y que el responsable final de todas las decisiones fue Menéndez.

      Los intentos de amotinamiento que enfrentó por parte de comandos al final del conflicto evidencian que sus órdenes eran, cuando menos, cuestionables. El mismo Robacio, exigiéndole desesperadamente que enviara tropas al frente, demuestra que incluso oficiales con experiencia en el campo de batalla identificaban la pasividad de su accionar como un problema grave. Si la defensa fija de Puerto Argentino fue una decisión tomada de antemano, él, como comandante del Comando Conjunto, tenía la autoridad y la obligación de interpretar la situación con la información disponible en el terreno (Auftragstaktik) y reformular la estrategia en función de las necesidades reales del combate.

      La excusa de la falta de medios de transporte se desmorona con la realidad: los británicos marcharon, kilómetro a kilómetro, hasta Puerto Argentino. Si ellos pudieron hacerlo, nuestras tropas también. La escasez de víveres tampoco se justifica, cuando había miles de cabezas de ganado ovino en la zona. El argumento del bloqueo británico es real, pero no exime de responsabilidad por las malas decisiones estratégicas y tácticas que se tomaron.

      Más aún, por el honor y la responsabilidad que implica liderar una fuerza en combate, Menéndez debería haber estado en las trincheras, con largavistas y radio en mano, impartiendo órdenes en el terreno, no sentado en un escritorio como si comandar una guerra fuera un ejercicio administrativo.

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    2. La postura de que "Menéndez hizo lo mejor que pudo, no había nada más por hacer" es un discurso conformista que no resiste el más mínimo análisis. Estas discusiones son necesarias, porque el silencio solo perpetúa la mediocridad. No soy el único que piensa así, y estoy seguro de que en las escuelas de guerra estas cuestiones han sido abordadas y debatidas. Mi intención es que esta discusión se abra también a la ciudadanía, porque las Fuerzas Armadas se sostienen con el esfuerzo de todos los contribuyentes.

      Si alguien elige la carrera militar y llega a una posición de mando en un conflicto de esta magnitud, su deber es enfrentar la fricción del combate. Un militar que rehúye la batalla es como un abogado que nunca pisa un tribunal: su título no vale más que el papel en el que está impreso. No vi ese espíritu en Menéndez. Lo vi, en cambio, en toneladas, en los aviadores, en oficiales de menor rango, en suboficiales y en los mismos conscriptos, quienes demostraron con hechos lo que significa el sacrificio y el compromiso con la Patria.

      Lo más grave es que los propios británicos, en sus testimonios posteriores, admitieron que estaban al límite del agotamiento y del uso de sus recursos. Un contraataque sostenido y bien ejecutado podría haber cambiado el curso de los acontecimientos. Pero esa posibilidad jamás se contempló bajo el mando de Menéndez.

      Defender la Patria no es solo cuestión de amor, sino de tácticas superiores a las del enemigo. Las trincheras no se sostienen con fervor patriótico, sino con fuego efectivo y decisiones acertadas. El coraje de nuestros pilotos fue admirable, pero su efectividad también se debía a su entrenamiento y preparación.

      Incluso si, en el largo plazo, la derrota era inevitable —porque si la Task Force caía, lo que vendría después sería el USMC con aún más portaaviones—, esa es otra discusión. Lo que no es discutible es que mucho más se podría haber hecho. No hay justificación para la inacción.
      Gracias por tu comentario.

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  2. pregunta desde la ignorancia..menendez era el responsable de las tropas en el terreno o solo el gobernador militar? quien decidia sobre estas cuestiones? no era el Gral Diaz?

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    1. Hola!
      La confusión sobre la cadena de mando no es tal. Menéndez, desde el momento en que pisó las islas, asumió el doble rol de Gobernador Militar y Comandante del Comando Conjunto de la Guarnición Militar Malvinas. Era el oficial de mayor graduación en el terreno y, en última instancia, el que firmó la rendición. Por lo tanto, era el máximo responsable de las fuerzas desplegadas, tanto en términos administrativos como operacionales.

      No solo tenía la autoridad, sino que contaba con un Estado Mayor compuesto por jefes de las tres fuerzas, los mismos que también firmaron la capitulación. Desde abril hasta casi finales de mayo, Menéndez fue quien determinó la estructura defensiva de las islas. Por lo tanto, afirmar que "no tenía poder para ordenar a todas las tropas" es simplemente falso.
      En términos formales, su comando estaba subordinado al Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS), una estructura creada para coordinar la defensa de las islas bajo el mando del Vicealmirante Lombardo. Sin embargo, el Centro de Operaciones Conjuntas (CEOPECON) —que debía integrar realmente las acciones de las tres fuerzas— recién se creó el 22 de mayo de 1982, cuando la batalla ya estaba en marcha. Una improvisación tardía e ineficaz.
      Pero más allá de estos tecnicismos, la realidad es que, en todo momento del conflicto, la máxima autoridad en las islas fue Menéndez. Negarlo es desvirtuar los hechos.
      Un gran abrazo!

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