jueves, 27 de noviembre de 2014

Un poco higiénico funcionario del gobierno apoya el reclamo de soberanía

Javier E. Figueroa: Referendo en Malvinas? Una burla al derecho de autodeterminación
La disputa por las Islas Malvinas entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña no se restringe al archipiélago, sino que tiene que ver con la presencia y hegemonía que los países pueden ejercer en el Atlántico Sur en la región.


Prohibido asearse para ser miembro del gobierno argentino
La Razón (Edición Impresa) / Iván Bustillos Zamorano / La Paz

Las Islas Malvinas no solo son argentinas, son latinoamericanas; una reivindicación política de la región ante el Reino Unido y el mundo, destaca el subsecretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los Espacios Marítimos Circundantes en el Atlántico Sur de la Cancillería argentina, ministro Plenipotenciario, Javier Esteban Figueroa, quien estuvo de visita en el país la pasada semana explicando la situación actual del diferento anglo-argentino.
El reciente argumento británico para la posesión de las Islas, señala, es el referendo que el Gobierno europeo organizó en marzo de 2013 entre los habitantes de las Malvinas, resultado del cual ellos decidieron seguir perteneciendo al Reino Unido. Una burla al derecho de autodeterminación de los pueblos, protesta el diplomático argentino. Cuando le preguntaron al canciller argentino, Héctor Timerman, cuánto tardaría en “ponerse de acuerdo con los británicos”, él dijo —relata Figueroa— “12 horas, lo que tarda el vuelo entre Buenos Aires (Argentina) y Londres (Inglaterra)”. Y es que la demanda hoy del país del Plata —lo primero que viene a la cabeza es Bolivia-Chile— es sentarse a negociar con la potencia europea, tal como mandan 40 resoluciones de Naciones Unidas...
— En lo básico, la “cuestión de las Malvinas” es una disputa por soberanía territorial.
— Es un reclamo soberano. La Constitución nacional nos marca que el único camino para acceder a la soberanía plena de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes, es la vía diplomática; nosotros estamos dispuestos a negociar con los británicos mañana mismo y dar cumplimiento a lo que dice la comunidad internacional a través de 40 resoluciones de las Naciones Unidas y más de 120 resoluciones de distintos organismos y foros internacionales, no solo gubernamentales, sino también de diplomacia parlamentaria. Nosotros tenemos respaldos muy concretos; el Reino Unido no tiene un solo respaldo de ningún organismo internacional.
— Aunque al parecer ya no solo es el tema de las Islas; hay un enfoque más “amplio”, digamos.
— Si bien tenemos una disputa por soberanía, la República Argentina también está desarrollando una visión si se quiere oceánica, que comprende enormes espacios, la plataforma continental argentina, incluido el sector antártico; estamos hablando de 6.600.000 kilómetros cuadrados, extensiones enormes que requieren políticas de largo plazo, de mucho trabajo político.
— Ahora, al parecer no es que nunca negociaron; hubo algo.
— Durante la década del 90 hemos desarrollado una serie de entendimientos con los británicos, básicamente con la intención de desarrollar un clima de confianza, que lleve a las negociaciones de fondo: negociaciones de fondo que tuvieron lugar desde el 66 al 82; en ese espacio, Argentina y el Reino Unido se sentaron en una mesa a negociar la soberanía sobre las Islas Malvinas; hubo propuestas de distinta índole, no solo nuestras sino de la contraparte británica; obviamente no fructificaron, pero el proceso de negociación estaba abierto. Es cierto, la guerra fue un golpe muy duro para ese proceso negociador.
— ¿La guerra? ¿Se refiere a la que llevó adelante la dictadura?
— Sí, fue un golpe muy duro, pero la guerra no ha cambiado la estructura jurídica de la disputa; la guerra no puede, definitivamente ninguna guerra puede cambiar el derecho; si eso fuera así, estamos en serios problemas, porque sería la ley del más fuerte; yo creo que no existe gobierno en el mundo, ni siquiera el Gobierno británico, que se anime a decir abiertamente, mi derecho está fundado por la sola potencia de las armas, aunque ésa es la razón última de la posición británica, siempre lo ha sido. La verdad es que la presencia militar británica en el Atlántico Sur es tan importante que la Argentina la toma muy en serio.
— En su conferencia dijo que la guerra hizo retroceder mucho la negociación con Inglaterra.
— Porque es un hecho constatable; del 66 al 82 había reuniones de diplomáticos argentinos y británicos, con una agenda determinada, para avanzar de una manera civilizada y a través de mecanismos diplomáticos (alcanzar) una solución a esta disputa de soberanía. La guerra terminó ese proceso; nosotros hemos, si se quiere, retrocedido en ese sentido. Pero claro, la posición argentina ha sido la misma; después de la guerra, dijimos: bueno, tenemos un mandato de Naciones Unidas, que nos manda a negociar, a evitar acciones unilaterales que pongan en riesgo el proceso de descolonización que estaba en marcha.
— Pero ahora es evidente que la posición británica es otra, lo del referendo y eso...
— La que ha variado es la posición británica. Habría que preguntarle al Reino Unido por qué se ha sentado a negociar, desde el 66 al 82, casi dos décadas, y después dice no me siento más a negociar. Hoy la posición del Reino Unido es “nosotros no negociamos hasta tanto los habitantes de las Malvinas decidan negociar”. Aquí hay una enorme falacia, que los habitantes de las Malvinas son británicos; si uno analiza la población, hoy solamente el 40% de los que viven en las Malvinas, que son 2.900 personas, nació en las Malvinas, el resto son británicos o de otras colonias; o sea, no existe en todo el mundo ningún territorio que haya mantenido la población en ese número, durante un siglo se mantiene en ese número, sobre todo prohibiendo el acceso a los argentinos.
— ¿Están prohibidos de entrar a las Islas?
— Eso está clarito. Si vos quieres ir a Argentina, podrías ir, alquilar una residencia, tener la ciudadanía, comprar una casa; en Malvinas no se puede hacer eso. No se puede; está absolutamente controlado; es un sistema en el que el último control lo tiene el gobernador. El gobernador de las Malvinas, ¿saben quién es? Es un colega diplomático, un funcionario diplomático, que en vez de ir a Bruselas, a Lima, a Bolivia, a Paraguay, le tocó ir a las Malvinas; su función es ser gobernador de Malvinas. Aquí hay casi una burla del principio de autodeterminación.
— Ahí, ustedes reivindican el principio de continuidad territorial, pero ellos el de la autonomía de quienes viven en las Islas.
— Nosotros reivindicamos la integridad territorial, pero no tanto por la proximidad física, sino porque Argentina heredó un territorio que era básicamente el virreinato del Río de la Plata; hubo 32 gobernadores españoles antes que los patriotas argentinos expulsen a los españoles; toman posesión de las Islas y mantienen un poblado en ellas, un programa de colonización. Los británicos vienen en 1833, desalojan a esa población y recién en 1842 comienzan a desarrollar un programa de colonización y se lo dan a conocer a los argentinos, que no dejaron nunca de protestar. Los gobernantes patriotas (argentinos) tuvieron la visión de ir hacia el sur y poblar las Islas Malvinas, poblándola con una población que si la hubiesen dejado hoy serían seguramente muchísimo más que tres mil. No existe el derecho a la autodeterminación para una población transmutada, transportada. En caso contrario, cualquier gobierno podría ocupar. Yo pongo en un territorio mil colonos y luego digo a estos mil colonos “ahora se autodeterminan”.
— El referendo de 2013 ha sido una falacia, entonces.
— Una falacia. El referendo está hecho por el Gobierno británico para preguntarle al ciudadano británico si quiere seguir siendo británico. Realmente es, como decimos nosotros, una joda. Miremos un poco cuáles han sido los efectos del referendo. El Alba, Mercosur y Unasur sacaron inmediatamente pronunciamientos muy duros desconociendo toda validez al referendo. Las Naciones Unidas no hicieron ningún comentario; no fue validado por ellas. Ese mismo año se trató la cuestión Malvinas en el Comité de Descolonización; yo estuve ahí: no existió el tema, ningún gobierno hizo ninguna declaración formal; fue un fiasco, claro que ganaron, con el 99%.
— Pero no causó, no causa, estado, como para tenerlo como antecedente.
— No causó estado, de hecho ¿ustedes escucharon algo más del referendo? Murió. Nosotros lo sacamos a colación, precisamente, para demostrar la falacia de la autodeterminación; yo creo que más bien fue una prueba de la preocupación del Reino Unido frente a la inclusión del tema Malvinas en una agenda de integración. El Reino Unido lo sabe muy bien; obviamente va a tratar de mantenerlo bilateralmente: cuando uno mete este tema en un colectivo es mucho más difícil; eso lo tiene clarísimo la diplomacia británica, y por eso hace ingentes esfuerzos para resquebrajar este bloque, lo que es imposible que así sea.
Datos
Nombre: Javier Esteban Figueroa
Nació: 10-05-1962
Profesión: Abogado
Cargo: Subsecretario para el tema de las Malvinas
Perfil
Diplomático de carrera, hizo un seguimiento especial del tema Malvinas: las negociaciones pesqueras con el Reino Unido, del tráfico aéreo y marítimo; participó en la negociación sobre el desminado de las Islas; siguió la agenda de la Organización Marítima Internacional; trabajó también en el enlace con Agregadurías Militares
La apuesta es que el tema sea visible a todo el mundo
Como en el caso boliviano, la apuesta argentina en el tema de las Malvinas es que todo el mundo lo conozca, que sea agenda de todos los días; antes que dejarlo en la relación bilateral, la clave es multilateralizarlo. 
— ¿Cuál es la esperanza argentina en la negociación?
— No podemos saber cuál va a ser el escenario internacional de acá a uno, dos, diez años. Lo que sí sabemos es que la oferta de negociación argentina está en la mesa. Le preguntaron una vez al canciller (Héctor) Timerman, cuánto tardaría en ponerse de acuerdo con los británicos; él dijo “12 horas, lo que tarde ir en un avión de Buenos Aires a Londres”. En la Constitución argentina hay un mandato: recuperar las Malvinas por la vía pacífica.
— Agenda de todos los días...
— Para nosotros Malvinas está en el tope de nuestra agenda de política exterior; somos capaces de mover más recursos políticos, económicos, de cualquier índole, que el Reino Unido, porque a éste no le importa; la Presidenta va al Comité de Descolonización, saca el tema todo el tiempo. Ésta es una fortaleza, la otra es la que se construye a nivel regional, todo esto es importante porque hace a la visibilidad de la disputa. Recuerdo la novela Drácula, de Bram Stoker, uno de los personajes le pregunta a Van Helsin, el gran cazador de vampiros, cuál era la mayor fuerza del vampiro, y él decía, que nadie cree en los vampiros; como nadie cree, nadie lo ve, y no existe,  es terriblemente peligroso.
— La existencia de hidrocarburos parece que va a pesar mucho…
— Vamos a ser claros. Argentina reclama las Islas, así sea una especie de Arabia Saudita flotando en el mar, o que no hubiera petróleo; para nosotros es lo mismo; la existencia de hidrocarburos le da una dinámica particular al conflicto; tienes un conflicto territorial y tienes hidrocarburos en el medio, eso genera una tensión política adicional. Pero para nosotros es independiente; nosotros reclamamos las Malvinas así sean ricas o no sean ricas, no pasa por una cuestión de riquezas.
— Inglaterra tiene ahí una de sus mayores bases militares...
— Nadie dice que éste sea un conflicto fácil. Seríamos injustos con nuestros compatriotas si decimos que esto es algo muy simple, es un conflicto con una potencia mundial, una potencia imperial; estamos en uno de los últimos casos de anacrónico imperialismo; cuesta encontrar en el mundo una situación similar.



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