sábado, 28 de junio de 2014

Los (previsiblemente) fallidos torpedos argentinos


Los incomprendidos. Algo más del estado de los torpedos SST-4 en Malvinas.
Mariano Sciaroni, ElSnorkel

Embarque de torpedo SST-4 en Submarino Tipo 209 Argentino

Los torpedos alemanes SST-4  (“Special Surface Target 4”, o “Sol Sol Taco Cuatro”) fueron recibidos entre los año 1974 / 1975 por la Armada Argentina. Se trataba, entonces, de una de las armas submarinas más modernas del globo.

Este artefacto inteligente, filoguiado (es decir unido al submarino lanzador por un cable para posibilitar su guiado remoto), posee una corrida máxima de 56.000 yardas a 23 nudos (24.000 yardas a 35 nudos) y una cabeza de combate de 573 libras.

Al llegar al país, para homologar el torpedo, se hicieron 19 lanzamientos de prueba (15 desde submarinos, 4 desde lanchas), de los cuales solamente ocho terminaron sin novedades. Ninguno de esos lanzamientos fue con torpedos con cabeza de combate.

Sin embargo, y pese al bajo índice de confiabilidad (cabe señalar, no muy diferente al de otras armas submarinas contemporáneas) el arma fue aceptada en servicio.

En el lapso que va desde diciembre de 1975 hasta mayo de 1980, no hubo lanzamientos, salvo tres de prueba y a muy corta distancia, para realizar diversas mediciones, efectuados en el año 1977.

Ya desde 1975, el Comando de la Fuerza de Submarinos le pedía a la DIAN (Dirección de Armas Navales) que se realice un lanzamiento de tiro de combate, requerimiento que se reiteró en el año 1977. En ambos casos la petición fue denegada.

En el período mayo de 1980 a marzo de 1982, se realizaron ocho lanzamientos de SST-4, con el resultado que solamente uno fue sin novedad, otro terminó con el torpedo perdido y en otras seis ocasiones hubo corte del cable de guiado. A la luz de estos resultados, se apreció que, durante este período, el arma se encontraba no operativa.

Durante el conflicto por Malvinas, los torpedos fueron cargados en los submarinos ARA Salta y ARA San Luis, realizando el último de ellos dos lanzamientos sobre buques enemigos.

Sin embargo, como podía avizorarse que sucedería, en razón de la experiencia de años anteriores, los torpedos no funcionaron como se esperaba de ellos. (para un análisis de lo que sucedió con los torpedos en Malvinas, ver del mismo autor “¿Listas para el combate? Armas submarinas en Malvinas 1982”)

En análisis de post guerra, se señalaron diversas causas para los problemas del arma durante el conflicto:
  • En lo que hace a los torpedos como un todo, según el fabricante debían recorrerse cada diez años y, teniendo en cuenta que fueron fabricados entre los años 1972 y 1973, estaban al borde de su vida útil. Sin embargo, se constató que este lapso de vida útil existe solamente si los torpedos son almacenados en diversas condiciones de humedad, presión, temperatura y, vale decir, recién en el 1981 se había habilitado un depósito con esas características. En concreto, los torpedos estaban, en la práctica, vencidos.
  • En relación a los giróscopos de los torpedos, se preveía un mantenimiento de los mismos cada 48 meses, pero en el país, se carecía de instrumental para efectuarlo. En el año 1980, seis giróscopos habían sido declarados fuera de servicio y por ello, se enviaron a Alemania, junto con otros tres, para su mantenimiento. Quedaron veintidós en Argentina, sin poder apreciarse su confiabilidad. De dos los torpedos lanzados por el submarino ARA San Luis, ninguno poseía los giróscopos recorridos.
  • Respecto a las baterías de las armas, fueron construidas entre 1971 y 1972, estimándose una vida útil entre siete y nueve años. En 1979 / 1982, se habían adquirido trece baterías nuevas (haciendo un total de cuarenta y tres disponibles). En febrero de 1981, el Comando de la Fuerza de Submarinos solicitó pruebas sobre las baterías, pero las mismas nunca se efectuaron. De los dos torpedos lanzados por el San Luis, uno de ellos poseía baterías nuevas y el otro, vencidas.
En tanto ello, es claro que el estado de mantenimiento de los torpedos no era satisfactorio.

Sin embargo, también poseían un intrínseco problema de diseño. Tal es así que, en septiembre y octubre de 1982, el fabricante (AEG) ofreció a la Armada Argentina, en forma gratuita (como una especie de compensación), repuestos de torpedos en cantidad, amén de asegurar mantenimiento y reparación de las armas existentes. Para 1984 y sorteando el embargo de armas, se envió a Alemania una parte importante de un torpedo para serle realizados estudios, volviendo luego las conclusiones a Argentina.

Una tecnología nueva e incomprendida, con errores de diseño y problemas de mantenimiento. Con todo esto, no es de extrañar el pobre desempeño de este torpedo en Malvinas 1982.


El autor:
Mariano Pablo Sciaroni es abogado (UCA / 1999) y Magister en Estrategia y Geopolítica (ESG-EA / 2007). 

Es autor de  “Malvinas – Tras los Submarinos Ingleses”, publicado por el Instituto de Publicaciones Navales en el año 2010, así como de numerosos artículos sobre temas navales en revistas especializadas y páginas de Internet.

Es profesor ayudante en las materias Derecho Procesal Civil y Comercial II y Seminario de Práctica Profesional, en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina. En su actividad profesional, se ha especializado en litigios y derecho de seguros, habiendo escrito varios artículos sobre la temática. 

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