(Actual Director Técnico del club Independiente)
De Felippe, el 7 de abril de 1982, cuando aún jugaba en las divisiones inferiores de Huracán, fue llamado por el Ejército para ir a la Guerra de Malvinas. A los pocos días desembarcó en Isla Soledad y tras caminar más de 12 kilómetros por un camino sinuoso y acechado por las bajas temperaturas llegó a Puerto Argentino. En el transcurso de la guerra no sufrió heridas de gravedad mayor aunque estuvo cerca de la muerte más de una vez. En una ocasión, su capitán, el Capitán Zunino, le salvó la vida al ordenarle que abandone su posición en el momento oportuno. Una bomba cayó en el lugar exacto en el que se había estado resguardando segundos atrás. El 14 de junio la guerra llegó a su fin. "Cuando se firmó la rendición, nosotros estábamos volviendo del frente. Caminamos unos ocho kilómetros, pero fue un caos. Si bien la guerra se había terminado, nos seguían disparando. Hubo heridos y hasta muertos. Fue un descontrol. Teníamos que empezar a re adaptarnos a lo que sería la vuelta. Nos juntaron a todos en Puerto Argentino para llevarnos al aeropuerto y, en la mitad del camino, nos iban desarmando. Eso fue devastador". Hablar de Malvinas me llevó casi 7 años. Me escapaba de las notas porque no tenía claro qué contar. Uno debe homenajear a los compañeros que volvieron y a los que quedaron allá. Es importante que no se olvide y las nuevas generaciones lo sepan.
En la actualidad es director técnico del histórico club Independiente de Avellaneda y anteriormente logró el ascenso a Primera A del club Olimpo de Bahía Blanca.
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