jueves, 24 de marzo de 2022
martes, 22 de marzo de 2022
Biografía: Michael Scott (UK), comandante británico en Tumbledown
Michael Scott (oficial del ejército británico)
Michael Scott
3 de marzo de 1941 (80 años)
Nacionalidad Reino Unido
Servicio / rama del ejército británico
Años de servicio 1960-1997
Rango Mayor General
Los comandos se llevaron a cabo 2do batallón de guardias escoceses
Octava brigada de infantería
Comando escocés
Batallas / guerras The Troubles
Guerra de Malvinas
Batalla del Monte Tumbledown
Premios Compañero de la Orden del Baño
Comandante de la Orden del Imperio Británico
Orden de servicio distinguido
El mayor general Michael Ian Eldon Scott CB, CBE, DSO (nacido el 3 de marzo de 1941) es un oficial retirado del ejército británico que participó en la Guerra de las Malvinas y ocupó el cargo de secretario militar del ejército británico.
Saludando al Comandante Robacio, contra quién combatió en Tumbledown
Vida temprana
Educado en Bradfield College [1] y en la Royal Military Academy Sandhurst, Scott fue comisionado en la Guardia Escocesa en 1960. [2]Carrera militar temprana
En 1965 fue nombrado escudero del duque de Gloucester. [3] En 1966 fue nombrado ayudante del segundo batallón de la Guardia Escocesa, [1] antes de convertirse en 1968 en ayudante de campo del conde Cathcart. [1]A principios de 1981 fue nombrado Comandante del 2º Batallón de la Guardia Escocesa [1].
Guerra de Malvinas
Después de la recuperación de las Islas Malvinas por Argentina a principios de abril de 1982, a mediados de junio de 1982, Scott comandó el ataque victorioso del 2.o Batallón de la Guardia Escocesa y las unidades de apoyo en la Batalla del Monte Tumbledown contra las posiciones ocupadas por el 5. Batallón de Infantería Naval, que despejó el camino a Port Stanley y puso fin a la guerra. Al final de la campaña se le otorgó la Orden de Servicio Distinguido. [4]Carrera militar posterior
De 1984 a 1986 estuvo al mando de la 8ª Brigada de Infantería en Irlanda del Norte durante la Operación Banner. [2]En 1988 se convirtió en Subsecretario Militar [1]. En 1993 fue nombrado oficial general al mando de Escocia y fue gobernador del Castillo de Edimburgo. En 1995 fue designado para el cargo de Secretario Militar [2].
Vida posmilitar
Al retirarse del ejército británico después de treinta y siete años de servicio en 1997, se convirtió en el primer comisionado laico de denuncias del Consejo General del Colegio de Abogados [5].Publicaciones
- In Love & War, the Lives of General Harry and Lady Smith (2008).
- Scapegoats: Thirteen victims of Military Injustice (2013).
- Surrender at New Orleans: General Sir Harry Smith in the Peninsula and America (2014).
- Royal Betrayal: The Great Baccarat Scandal of 1890. (2017).
domingo, 20 de marzo de 2022
La economía argentina durante el conflicto
A 40 años de Malvinas, cómo fue la verdadera economía de guerra que enfrentó la Argentina: causas y consecuencias
El plan del ministro Roberto Alemann para ordenar las cuentas fiscales y mantener una buena relación con los acreedores externos se quebró ante el inicio del conflicto en las islas; las tratativas con el FMI, los bancos en Nueva York y la detención de un funcionario por pagar la deudaPor Martín Kanenguiser || Infobae
A 40 años del inicio del conflicto, ¿cuáles fueron los ejes de la política económica que intentó llevar adelante el gobierno militar durante la guerra de Malvinas, qué pudo hacer y cuáles fueron las consecuencias de sus acciones?
La primera parte de la pregunta está respondida en un documento que preparó el entonces ministro de Economía Roberto Alemann pocos meses después del final del conflicto armado cuyo 40 aniversario se cumple este año.
En “La política económica durante el conflicto Austral”, presentado ante la Academia Nacional de Ciencias Económicas en 1982, Alemann admitió que, luego de la crisis que determinó el final de la “Tablita cambiaria” de Martínez de Hoz y la fallida experiencia de Lorenzo Sigaut, antes del inicio de la guerra “estaba en marcha una política encaminada a estabilizar la moneda, erradicando de cuajo las fuentes de inflación monetaria, sin alterar el funcionamiento ordenado de los mercados”.
Sin embargo, la operación encarada por el general Leopoldo Galtieri para recuperar poder, “planteó problemas absolutamente nuevos e imprevistos”, señaló el economista, que falleció en marzo del 2020.
“El objetivo principal de la política económica que por entonces consistía en abatir la inflación para desembocar en la reducción del sector público, cedió después del 2 de abril a la necesidad de preservar las reservas monetarias. El Banco Central contaba con activos externos de alrededor de USD 5.000 millones, pero las reservas disponibles eran considerablemente inferiores”, admitió Alemann, en una referencia que podría ser asimilada al presente.
La primera decisión fue implementar un cepo cambiario al limitar “el mercado de divisas a compras exclusivamente para vencimientos comerciales y financieros con cierta fecha”. La intención, explicó, era contar con “efectivo” para la compra de armamento durante el conflicto.
En materia cambiaria, detalló, trató de demorar la inevitable devaluación generada por el aumento de la desconfianza, hasta que permitió un salto del 25% a principios de mayo, a cambio de colocar derechos de exportación, un instrumento que curiosamente varias décadas después fue reinterpretado como progresista.
En cuanto a la deuda externa, Alemann afirmó que se logró “la renovación de los vencimientos hasta que se superara el conflicto” con el consentimiento de los bancos comerciales, que eran los principales acreedores del país.
En Wall Street consideran que la Argentina fue el primer país en caer en default en los inicios de los 80, aún antes de México, en el inicio de la denominada “década perdida”
Sin embargo, en Nueva York consideraban que la Argentina fue el primer país en caer en default en los inicios de los 80, aún antes de México, en el inicio de la denominada “década perdida”.
Esto se debe a que el gobierno argentino no le pagó a los bancos británicos por la guerra de Malvinas. A fines de 1981, con una deuda externa pública de USD 20.024 millones que apenas se podía pagar, el gobierno militar se hallaba en pleno proceso de desgaste como producto de la crisis económica y por el lento pero progresivo avance del diálogo político, luego de los años más duros de la represión.
Con urgencia para captar fondos, el ministro partió hacia la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Cartagena de Indias para acordar la refinanciación de los compromisos de la deuda soberana de 1982.
El plan oficial consistía en contratar unos USD 3.500 millones en créditos sindicados a largo plazo y renovar otros USD 7.200 millones. Desde el 26 de marzo, ajeno a los planes bélicos del gobierno, el funcionario comenzó a tejer en el Caribe colombiano la delicada operación para sacar a la Argentina de la cornisa de la cesación de pagos.
A cambio, Alemann se comprometió a mantener la deuda pública y a reducir el déficit fiscal en un 2% durante ese año. La realidad rompería con su juramento, ya que a fines de 1982 los pasivos externos del Estado ascenderían a USD 28.626 millones.
Con menos reparos que José Martínez de Hoz para aplicar un programa de ajuste con el objetivo de reducir la inflación, el ministro diseñó un esquema de “racionalización” del gasto público junto con la secretaría de Hacienda, que había intentado la misma tarea sin éxito desde 1976 a las órdenes de Juan Alemann. Así, Alemann dispuso un congelamiento de los salarios y el recorte de los subsidios a las empresas estatales.
Ante el inicio del conflicto, el equipo económico buscó girar las reservas del Banco Central al FMI, el BIS y otros bancos en los que no pudieran ser embargadas
Tras lograr un rápido “compromiso verbal” para la refinanciación de la deuda, el ministro decidió adelantar su regreso dos días con una escala en Bogotá, para arribar el 30 de marzo a Buenos Aires. Sin embargo, las rutas aéreas no favorecieron sus planes y debió penar durante 25 horas entre un avión y otro para llegar al país a través del Brasil.
Finalmente, aterrizó la tarde del jueves en el aeropuerto de Ezeiza, donde, ansioso, lo esperaba Manuel Solanet para explicarle que el enlace de la Fuerza Aérea con el Ministerio de Economía le había anticipado la noche anterior que el 2 de abril habría novedades importantes en relación con las islas del Atlántico Sur.
Al tanto de la operación militar, en Hacienda se le ordenó al presidente del Banco Central, Egidio Ianella, que girara las reservas internacionales del Banco Central que estaban depositadas en el Banco Central de Inglaterra y en los bancos comerciales de los Estados Unidos. El nuevo destino sería el Banco Internacional de Pagos de Basilea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Reserva Federal de Nueva York, lejos del alcance de un eventual embargo británico.
Agotado por el extenso viaje desde Colombia, Alemann le dijo a Manuel Solanet en el aeropuerto que nada pasaría en relación con Malvinas y que necesitaba dormir una siesta en su casa para recuperar fuerzas. A las 19, su colaborador lo despertó por teléfono para reafirmar sus temores, pero Alemann volvió a pedirle calma, hasta que a la una de la mañana del viernes convocaron al ministro a una reunión de urgencia del gabinete nacional a las 7 de la mañana en la Casa de Gobierno para analizar una invasión que él desconocía.
Enojado y confundido, Alemann sintió que en un instante su castillo de naipes se derrumbaba: la ansiada lucha contra el déficit y la inflación dejaban paso al gasto militar como prioridad de la política económica.
En la economía de guerra, Alemann limitaría la compra de divisa para evitar la fuga de capitales
Mientras el ministro tomaba conciencia del cambio de escenario, Ianella se aseguraba de que la operación de rescate de las reservas resultara “prácticamente” exitosa, ya que aún restaban 50 millones de libras esterlinas que por cuestiones operativas sólo podrían ser liberadas el viernes 2 de abril. El Ministerio de Economía aprovechó la lentitud del gobierno británico para reaccionar —la premier Margaret Thatcher presuntamente se había enterado de la operación militar argentina a través de la inteligencia norteamericana la madrugada del viernes e impuso el control de capitales recién el sábado— para salvar ese dinero remanente.
Sin embargo, puertas adentro del sistema financiero inglés quedarían congelados durante toda la guerra unos USD 1.450 millones de residentes argentinos, incluidos 70 millones pertenecientes a la comisión de compra de armas de la Armada Argentina, que un integrante de esa fuerza aún menos informado que Alemann se olvidó de retirar.
En la economía de guerra, Alemann limitaría la compra de divisa para evitar la fuga de capitales, el mercado cambiario volvería a desdoblarse, el peso se devaluaría, crecerían las retenciones a la exportación y se adoptarían otras medidas impositivas para enfrentar el crecimiento de los recursos militares, que consumieron USD 450 millones de gasto corriente, más los fondos destinados a la compra de aviones.
A pesar del apoyo retórico del sector privado a los planes del ministro, la fuga de un 4% de los depósitos totales del sistema financiero local registrada durante la primera semana de abril demostró los nervios del mercado ante la guerra contra la principal potencia marítima del planeta.
Mientras los argentinos retiraban sus depósitos de los bancos en Buenos Aires y obligaban al BCRA a bajar los encajes para combatir la situación de iliquidez en el mercado, en pleno corazón del conflicto bélico la administración militar lograba mantener cierta confianza en la población de las islas.
En este sentido, la gobernación militar prometió no incautar los bienes de los kelpers y de mantener la estabilidad, a través de un régimen bimonetario con un tipo de cambio fijo (a 20.000 pesos por cada libra malvinense) instaurado luego de un viaje de un funcionario de Economía a Puerto Argentino a mediados de abril, cuando la mediación diplomática del gobierno norteamericano, conducida por Alexander Haig, ya había fracasado.
El ministro Alemann no aceptó las posturas más duras del gobierno militar, pero aceptó suspender los pagos de la deuda, reconociendo una situación de default de facto que estaba latente por la falta de recursos del país
Mientras tanto, con el apoyo de sus aliados de la OTAN y de la Comunidad Económica Europea, Gran Bretaña dispuso el congelamiento de los fondos argentinos y el embargo de las importaciones de origen nacional. En la Argentina el sector más duro de la Junta Militar pidió como represalia la confiscación de los bienes británicos.
Alemann no aceptó, pero sin dudarlo suspendió el pago de los vencimientos de capital de la deuda externa para preservar el nivel de reservas del Banco Central, generando una reacción de histeria entre los banqueros de todo el mundo. Si bien el ministro aseguró que la medida se basaba en el contexto bélico, sus colaboradores más estrechos sabían que la guerra permitiría esconder un default que estaba latente, porque no había dinero más que para pagar uno o dos meses de vencimientos.
El Lloyds Bank del Reino Unido era el principal acreedor individual del país y la Argentina había tomado una buena parte de sus créditos a través de préstamos sindicados, que todos los bancos cobraban a través de una sola ventanilla. Si no cobraba uno, no cobraba nadie.
Alemann comprendió entonces la ineficacia de los mensajes a distancia y viajó a una reunión del Fondo Monetario Internacional en Helsinki, donde el 12 de mayo intentó sin demasiado éxito obtener el respaldo del titular del organismo, el francés Jacques de Larosiére, para lograr un programa de asistencia con la complicada promesa de continuar con un ajuste. Desanimado, dejó Finlandia y comenzó sin pausa una gira por Zurich, París y Nueva York para ofrecerles a los acreedores privados no británicos la posibilidad de cumplir en forma efectiva con los vencimientos del pago de intereses a través de una cuenta en la Unión de Bancos Suizos (UBS). En forma paralela, se habilitaría una escrow account para asentar los compromisos con los bancos ingleses sin pagarles, hasta que Londres levantara las sanciones contra el país.
Esta solución se le ocurrió al abogado Richard Davis, socio del estudio neoyorquino Weil, Gothsam & Manges, ex subsecretario de Finanzas del Tesoro durante la administración de James Carter y experto en sanciones económicas internacionales, contratado por el Ministerio de Economía por el temor a que el gobierno de Reagan cediera a la presión de Thatcher de embargar los bienes argentinos en territorio norteamericano.
En realidad, Davis sólo se limitó a recomendarle al gobierno argentino una fórmula parecida a la que utilizaron los iraníes durante la toma de los rehenes en la embajada de los EEUU en Teherán, para eludir el congelamiento ordenado por el Tesoro en aquel entonces. Davis comenzó su trabajo con una visita a Buenos Aires, antes de que las tropas inglesas llegaran al Atlántico Sur, en la que sugirió reducir al mínimo los incentivos de los bancos para declarar un default formal.
Mientras el represor Alfredo Astiz se rendía sin presentar combate en las Georgias del Sur, el ministro se tranquilizó cuando los bancos no británicos se resignaron a aceptar la propuesta argentina, que hasta recibió elogios del Tesoro de los Estados Unidos.
Un juez ordenó la detención del presidente del BCRA Julio González del Solar por autorizar el pago de la deuda argentina a los bancos extranjeros, un hecho que generó nervios importantes en Nueva York
Sin embargo, puertas adentro del país, Alemann tuvo que soportar la reacción antisemita de algunos integrantes de la Junta Militar, indignados por los fuertes vínculos del estudio Weil, Gothsam & Manges con la comunidad judía de Nueva York.
El 14 de junio de 1982 los militares argentinos se rindieron ante sus pares británicos en Puerto Argentino. La dictadura sellaba su suerte en forma definitiva a costa de la muerte de 649 soldados argentinos en una guerra que Galtieri buscó ganar con la ilusión de recibir la ayuda de los Estados Unidos.
Junto con la derrota en el campo de batalla, el país acumulaba al final de la guerra unos USD 2.000 millones de atrasos en el pago de la deuda que debió empezar a renegociar al día siguiente de la rendición en el Atlántico Sur.
Sin embargo, Alemann afirmó que “los mercados funcionaron normalmente y las medidas de política económica contribuyeron a su mejor funcionamiento, excepción hecha con el comercio y con los pagos al exterior, donde las sanciones injustas de otros países nos obligaron a responder puntualmente sin afectar el crédito argentino en el exterior ni el funcionamiento de la economía argentina en su conjunto”.
Luego de aquella trágica experiencia en Malvinas, Galtieri renunció y asumió Reynaldo Bignone, en una gestión desordenada desde el punto de vista económico, con continuas negociaciones con los acreedores para salir del default.
El 4 de octubre de 1983, 26 días antes de los comicios que marcaron el retorno democrático y el ascenso de Raúl Alfonsín al gobierno, el presidente del Banco Central, Julio González del Solar fue detenido cuando regresaba de Washington acusado de “traición a la patria”, por disposición de Oscar Pinto Kramer, un juez de Río Gallegos que se hizo eco del enojo de la Fuerza Aérea porque el gobierno había tomado a Aerolíneas Argentinas como caso testigo para la reestructuración de la deuda de las empresas públicas, de acuerdo con el programa de asistencia firmado a principios de ese año con los bancos del exterior.
El 21 de septiembre los pilotos militares habían expresado su “unánime desagrado por la forma en que se renegoció la deuda de Aerolíneas”, mientras González del Solar y el ministro de Economía, Jorge Wehbe, le rogaban al comité de acreedores que postergaran el ultimátum contra la Argentina, debido a que el gobierno no había cumplido con sus pagos en todo el año.
El juez basó la orden de detención del titular del Central en dos cláusulas del acuerdo: una que otorgaba una garantía oficial para la reestructuración y la otra que cedía la competencia para resolver cualquier diferencia judicial a los tribunales extranjeros.
Con cierto temor por la decisión judicial, el steering committee postergó su intimación al gobierno. El 6 de octubre González del Solar fue liberado por decisión de la Cámara Federal, que acusó a Pinto Kramer de colocar al país “al borde de un default”, que en realidad ya tenía más de un año de vigencia en términos prácticos y que, en los hechos, se prolongaría casi una década más hasta que la Argentina firmó el plan Brady a principios de la década del 90.
viernes, 18 de marzo de 2022
miércoles, 16 de marzo de 2022
lunes, 14 de marzo de 2022
sábado, 12 de marzo de 2022
jueves, 10 de marzo de 2022
martes, 8 de marzo de 2022
Veteranos de ambas naciones se reúnen en Buenos Aires a 40 años del conflicto
Histórico: A 40 años de Malvinas, veteranos ingleses llegaron a Buenos Aires a visitar a sus pares argentinos
En un clima fraternal y emotivo, compartieron una misa y un almuerzo en escenarios porteños; las actividades continuarán mañana en la provinciaTeresa Sofía Buscaglia || LA NACION
El veterano argentino Luis Pugay y el inglés Geoffrey Cardozo, en la Iglesia Anglicana Catedral San Juan Bautista, durante la misa en honor a los caídos || Alejandro Guyot
La cita era a las 9.30 en punto y lo que se pronosticaba como una mañana lluviosa fue un comienzo a pleno sol. En las escalinatas de la Iglesia Anglicana Catedral San Juan Bautista, en pleno microcentro porteño, veteranos argentinos de la Guerra de las Malvinas esperaban en círculo la llegada de la delegación de veteranos ingleses que, por primera vez en la historia, los venían a visitar. Vestían trajes oscuros, corbatas de colores radiantes y medallas que colgaban del bolsillo en reemplazo del pañuelo. Con un apretón de manos y amplias sonrisas, recibieron a los británicos, que se presentaron vestidos con la misma elegancia. Varias mujeres también formaban parte de este círculo mayormente masculino.
Al cumplirse 40 años del inicio de la Guerra de las Malvinas, por primera vez se organizó en forma conjunta un homenaje a los caídos de ambos países. La iniciativa fue de la asociación civil La fe del centurión, una agrupación de laicos que, desde hace seis años, acompaña a los veteranos y sus familias, a los familiares de los caídos y de los fallecidos en posguerra. “Este encuentro es un gesto para el mundo”, dijo Daniel Dotonzaro, coordinador de la entidad.
Si bien desde hace muchos años, excombatientes de ambos países se han reunido sin formalidad, es la primera vez que lo hacen de manera planificada y con representantes de ambos gobiernos, con un mutuo deseo de compartir y aliviar el dolor por las heridas que dejó la guerra en ambas sociedades. Suicidios, enfermedades, trastornos mentales y adicciones fueron algunas de las muchas consecuencias que marcaron las vidas de quienes combatieron en las islas y hoy, en un ámbito religioso, rezaron por ellos.
Alan Ward y Juan Bautista Vilca Condomí, dos veteranos que se encuentraron por primera vez en la recepción de la Iglesia Anglicana San Juan Bautista || Alejandro Guyot
La primera actividad de la mañana, antes de la misa, fue compartir una recepción con café, medialunas, scones, y otros platos dulces y salados para que ambos grupos pudieran confraternizar. Muchos de ellos ya se habían visto el jueves pasado en un encuentro en la embajada británica y se saludaron con confianza. Otros ya se conocían de antes, pero la mayoría mantenía una distancia respetuosa. El idioma era también una barrera para quienes no sabían hablar ambos, pero siempre había alguien, dentro de los grupos, que traducía.
El encuentro tiene un cronograma de dos días, en los que también compartirán un retiro y un asado en Luján. Hoy, a las 10.30 comenzó la misa con un desfile de la Guardia Escocesa de Buenos Aires portando ambas banderas, acompañado por las gaitas. Junto a ellos, ingresaron religiosos de los credos católico y anglicano, quienes se alternaron para hacer llegar sus mensajes de paz y unidad. Todos mencionaron su preocupación por la guerra en Ucrania y pidieron por el cese del fuego.
La música fue también protagonista de este encuentro. Argentinos e ingleses cantaron el Himno Nacional Argentino y todas las canciones, en ambos idiomas, hablaban de la paz. Al finalizar, nuevamente ambos grupos cantaron el himno, pero esta vez de Inglaterra, todo con un ánimo de respeto e intención de que todos se sintieran bienvenidos. Los veteranos eligieron sentarse libremente y, en varios casos, podía verse a un argentino y un inglés charlando en el mismo banco. Los acompañaron representantes de las Fuerzas Armadas, organizaciones biculturales y miembros de la embajada británica.
La ceremonia por los caídos de ambos países en la Guerra de Malvinas comenzó con un desfile de la Guardia Escocesa de Buenos Aires || Alejandro Guyot
El gran impulsor
Geoffrey Cardozo fue el gran impulsor de este encuentro, del lado inglés. Este capitán tuvo a cargo el entierro de los soldados argentinos fallecidos que yacían en las islas al finalizar la guerra y se ocupó personalmente de que cada uno tuviera los honores que merecía. En estos años, se ganó el respeto y el amor de toda la sociedad argentina, y trabaja mucho por la paz y la unión entre ambos países “como siempre fue”, dijo. Llamó a este encuentro “Vuelo hacia la amistad y la paz”, y se lo veía sonriente como anfitrión de sus colegas y compatriotas.Junto a él, Luis Puga, veterano argentino condecorado por su heroísmo, resaltó que “las Fuerzas Armadas son para defender, nunca para atacar. Porque conocimos la guerra, amamos la paz”. Ambos sellaron esta ceremonia con un apretón de manos que humedeció los ojos de quienes los rodeaban.
Al terminar la ceremonia, los veteranos de ambos países junto a sus familiares estaban mucho más mezclados que al principio. Se reían, el clima era distendido, saludaban a la gente que se había sumado a la misa. Héctor Tessey, quien fue jefe de batería en el Grupo de Artillería 3, en Puerto Argentino, expresó con tristeza que no podrán “visitar el cenotafio de Pilar porque hay algunos excombatientes que no quieren permitirlo” y lamentó que también entre ellos haya divisiones. Asistió acompañado por su mujer, la reconocida antropóloga Rosana Guber, quien tiene numerosos escritos académicos acerca del conflicto de las islas.
Grupo de veteranos de Malvinas, argentinos e ingleses, en el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, de Palermo || Alejandro Guyot
Sue Warner se paseaba por todos los grupos, de la mano de su marido y con una amplia sonrisa. Hoy es su cumpleaños y estaba feliz con esta celebración en la Argentina. Era la enfermera del buque hospital Uganda y atendió a más de 700 soldados, entre ellos, muchos argentinos. Se encontró con su colega argentina Silvia Barrera, enfermera del buque hospital Almirante Irízar.
Al mediodía, el almuerzo los esperaba a todos en el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, en Palermo. Al llegar, la Banda Militar se presentó y les contó a todos la historia del regimiento. Inmediatamente, bajo un sol radiante y rodeados de una arboleda centenaria, los músicos interpretaron marchas tradicionales y explicaban su significado. Una voluntaria traducía simultáneamente y los veteranos escuchaban con emoción; sus cuerpos adoptaban, espontáneamente, la posición de formación. Civiles y militares ya eran un solo grupo y paseaban con distensión por los salones del histórico edificio.
James Pollock, veterano de la Guardia Irlandesa, combatió en Tumbledown y fue muy reconocido por su actuación en la guerra. Llegó al país antes que todos, junto a su mujer, Zara. Recorrieron la Patagonia y disfrutaron mucho de su primera visita. “Todos estamos contentos. Había mucha ansiedad por saber qué pasaría, pero fue mejor de lo imaginado”, expresó Zara, mientras visitaban junto a veteranos argentinos las caballerizas del regimiento.
Una visita a las caballerizas del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, otra de las actividades || Alejandro Guyot
A las 15 en punto. partieron los micros con ambas delegaciones hacia Luján, donde harán un retiro hasta mañana. Allí tendrán charlas y disfrutarán de una gala criolla con asado, música folklórica y la presencia de historiadores que les contarán el origen de nuestras tradiciones. Mañana, además, se celebrará un homenaje a los caídos en el Regimiento de Mercedes y terminarán su día con una misa abierta al público en la Basílica de Luján.
Teresa Sofía Buscaglia