sábado, 1 de octubre de 2022

La experiencia del SM (VGM) Carlos José Miguel Peirone en Bahía Fox

Le tirábamos con lo que encontrábamos






  • Muchos de ellos estan por ahí, todos merecen ser escuchados, leídos y recordados para que las generaciones futuras sepan de ellos.
  • Esta es una entrevista resumida, porque es muy extensa donde se trata con el mayor respeto el pensamiento y los sentimientos encontrados de un veterano a pesar de los años.
Relato del SM (VGM) Carlos José Miguel Peirone


***Antes de que nos dejaran en Bahía Fox. Estábamos en Puerto Argentino y nos dicen “despeguen ahora que vienen dos pájaros negros a atacar”. Lanzaron las bombas y tiraron con los cañones y cuando nosotros ya habíamos salido nos enganchan, entre unos cañadones…cruzando para Bahía Fox. Me acuerdo que sentí dos estruendos y digo “Acá caemos y no salimos más”. ¡Iba el piloto, el copiloto, el mecánico y un artillero, el Cabo Principal Quinteros, que era el apuntador de la Mag, que era para tirarle a los aviones -que ni tiempo de tirarle tuvo porque casi nos dejaron haciendo un trompo en el aire!
- No nos derribaron porque se les había acabado la munición…
Es que ellos mismos después lo declararon…”
Un helicóptero que venía cruzando…no sé cuántas municiones quedaban, no les pudimos dar y veníamos de atacar Puerto Argentino “y se habían quedado sin nada, así que se iban para el portaaviones. Y llegamos a Bahía Fox, en pleno ataque, lo estaban cañoneando de la fragata y estaban sufriendo ataque aéreo por los otros Harrier. Así que el helicóptero permaneció estacionado más o menos a dos metros de altura, largamos los equipos y nos largamos de ahí arriba y a arrastrarnos a buscar un refugio…
*Bajamos en el medio del bombardeo
Si, si, de hecho, había un par de heridos…así que…ahí me entero que mi compañero el Cabo Primero Varas había fallecido. Pero me entero…porque a Bahía Fox íbamos por 24 horas y también estuvimos como 12 o 13 días. No me acuerdo bien los días. Nos tenían con el Mayor este que estaba a cargo de la compañía 9 de ingenieros del Ejército y enfrente había otra compañía, de que la única defensa antiaérea que tenían eran las 1270 y tenían los campos minados, pero con eso no bastaba. O sea, las mismas ovejas o los mismos pingüinos las hacían volar. Así que nos dejaron ahí…yo me acuerdo que salgo un día, estaba apostado con el misil y veo que vienen dos personas caminando custodiadas, pero con el mameluco de la Marina, era el Capitán Payarolla y un soldado, que fueron los dos únicos sobrevivientes del buque Isla de los Estados. Los atacó una fragata y el hombre de Fuerza Aérea que llevaba un Jeep para el Brigadier Castellano que estaba en Puerto Argentino, a cargo de toda la Fuerza Aérea, iba en la bodega cargada de combustible y munición. Se habían salvado tres, iban en una balsa y a 50 metros antes de llegar a la playa se largan al agua, nadan hasta ella, el Capitán, un soldado y un civil y cuando llegan a la playa le agarra un paro cardíaco al civil.
Entre los bombardeos y el agua helada… y la desesperación, fue terrible.
*Que recuerdo tiene de ese momento, de bajarse del helicóptero y el bombardeo, acomodarse, los compañeros, gritos, que arriba, que abajo…
Era una total confusión, era una mezcla de civiles, kelpers que eran ingleses y argentinos, porque había argentinos viviendo ahí y gente del ejército que corría de un lugar para otro…Yo me acuerdo que nos lanzamos del helicóptero y no me acuerdo cuantos metros me debo haber arrastrado hasta conseguir ubicarme sobre una especie de montaña de turba que se estaba secando y tirármela encima para cubrirme del fuego enemigo.



Estábamos entre los aviones que tiraban bombas y el cañoneo naval. Ahí hieren a un Teniente y a un soldado del Ejército y a un Suboficial de la Armada. Las fragatas a la entrada de la bahía venían cañoneando. Cañoneando…cañoneando, cuando se juntaban salía una sola tirando, pasaba y salía la otra…así continuamente…
Durante todo el día, es más, mientras estábamos en Bahía Fox, nosotros asegurábamos que habíamos derribado un helicóptero y los ingleses lo negaban. Y hace cosa de aproximadamente 4 o 5 años…(porque vos entras a internet y siempre van apareciendo cosas nuevas. Ellos primero dieron tanta cantidad de muertos…y tantos heridos y ahora son un poquito más de muertos y un poquito más de heridos. Tantas fragatas y ahora un poquito más… Y bueno…quedó que no lo volteamos). Y después con los años, me acuerdo que, hablando con otro Suboficial, me dice “Después de todos estos años reconocen los ingleses de que un helicóptero fue derribado” y yo me pongo a buscar y resulta que fue en la zona de Bahía Fox. Yo me acuerdo que le tirábamos con lo que encontrábamos…
Era cuando permanecimos en Bahía Fox, hacíamos las guardias, si aparecían aviones enemigos se le disparaba. Y el helicóptero este… se había aparecido y se le tiraba con Fal, con 12,70, con pistola, con el misil, con lo que viniera…Y eso fue a la tardecita porque estaba cerca de la fragata, el helicóptero era de la fragata. Entonces al ver las posiciones de cómo estaban ubicados, les marcaba las coordinadas para el tiro naval. Me acuerdo que al otro día salimos en el barco, en el Penélope y también casi nos hunden, nos salvamos por poco, llegamos a un lugar donde, el helicóptero había tocado tierra, había despegado, pero no llegó a la fragata. Nosotros lo vimos caer, pero al estar tapado por la montaña, se ve que pudo encarar de nuevo, pero no alcanzó a llegar. Así que los han rescatado del agua a los tripulantes. Por suerte…
*Bueno, pero ustedes tenían que dejar el helicóptero fuera de combate, en realidad…
En realidad, es dejar el material fuera de combate o de lo contrario disuadir al personal de que no tire de que se vaya. No de matar. No era la consigna. Es más, uno no tenía la experiencia de tirarle a una persona, o sea teníamos operativos, teníamos adiestramiento, pero le tirábamos a siluetas a tarros a cosas que se asemejaban a una persona, pero no a una persona. Llegó un momento que sí, hubo que empezar a tirarles porque “era él o era yo”. Yo recuerdo que mi primer disparo lo hice después de que me tiraron una ráfaga que me pegó al lado y dio en la pierna de un compañero y en la cabeza de otro que tenía al otro lado, o sea en la cabeza… le traspasó el casco, le quedó enganchado entre el gorro de lana…
¡Zafe de casualidad! Y ahí tire….
Yo parecía una estampilla pegada en el piso. Y ahí agarré y no me preguntes si apuntaba o no apuntaba, veía y tiraba al bulto, porque estábamos adiestrados para tirar al bulto y con tiro de precisión. Pero en este caso no te vas a poner a apuntar porque corres el riesgo que te vuelen la cabeza. Así que era tirar…
El enemigo estaba a 100 metros, máximo 150. Cuerpo a cuerpo o… muere uno o mueren los dos o te entregas. Cuando nos tomaron prisioneros yo podría haber peleado cuerpo a cuerpo. Los tenía a 20 metros…pero tenía 36 tipos y éramos 3, íbamos a parecer un colador. Lo que pasa que no teníamos ni para retroceder. ¿A dónde nos metíamos? en el agua. Aparte a Darwin ya lo habían tomado y Puerto Argentino iba en vías de ser tomado. Saca la cuenta que yo caí prisionero el 7 de junio a las 5 y pico de la tarde y estuve prisionero hasta el 19. En realidad, llegué a Puerto Madryn aproximadamente a las 6 de la tarde en el Camberra (buque inglés). Estuve del 7 al 15 en el frigorífico San Carlos y el 15 a la noche me cambian al Camberra hasta el 19 que llegamos a Puerto Madrin..
Cuando estaban en el medio de la batalla tratabas de agarrar y resguardarte, si tenías un herido al lado, tratabas de buscar un lugar donde fuera seguro o casi seguro, que no recibiera otro impacto o lo mataran, o les decía “quédate tirado en el piso, no te muevas, ni te corras del lugar quédate donde estás” …
El tiempo del bombardeo podrían ser 10 minutos, …1 hora o más, eso no se podía preveer…
Tenía soldados preparados, que no eran médicos, estudiaban medicina, estaban en el último año. Con el tema de los heridos los tenías ahí…o tratabas de hacer de señuelo…moverte vos con mucha cautela…rodando o vuelta carnero…de buscar otra posición para que te tiren ahí y dejen de tirar en el lugar anterior. Entonces al no moverse más lo daban como fuera de combate, como decíamos recién…el hecho no era matar a la persona si no disuadir… El otro día en una charla al finalizar dije “La guerra no es buena, ni para el que gana ni para el que queda derrotado”. Gracias a Dios existe la diplomacia, para que el último de los extremos sea entrar en guerra. Porque las dos partes pierden. Les dije “A ver, Argentina que hizo…perdió las islas, pero a los ingleses les van a faltar en estos momentos…cuando en ese momento eran 150 años…ahora le van a faltar….114 años para pelear diplomáticamente. Y es más la están ocupando ellos…nos duele…nosotros perdimos…perdimos personas que es lo más importante y esas personas tenían familia, mujeres, hijos, padres, hermanos…”. Les digo “ellos ganaron las islas, que es lo material, pero también perdieron seres humanos, que tienen padres, mujeres, hijos…Entonces las dos partes perdieron. Ganaron lo económico, estratégico, lo que se pueda arreglar hablando diplomáticamente…”



Después de dejar de ser prisionero, llego a Puerto Madryn,…desembarco y ahí nos llevan a unos hangares, donde estábamos todos los que desembarcábamos, que éramos aproximadamente 2000. De Fuerza Aérea éramos 2, el Cabo principal y yo, porque al Teniente lo subieron a otro barco y lo llevaron a Uruguay. Me acuerdo que había un cartel que decía “Ejército”, “Armada” y “Fuerza Aérea”. De Fuerza Aérea había uno de cada lado parados, El Cabo Principal Bevilaqua y yo. Para esto el Cabo Principal Piolo, dice “-como se llaman”, - ”Cabo Principal Bevilaqua…Cabo Peirone”. Y dice, “les voy a decir algo y no lo tomen a mal, ustedes en el listado figuran muertos o desaparecidos”. ¿Qué pasaba? cuando nosotros nos fuimos de Puerto Argentino e íbamos por 24 horas a Bahía Fox y no volvimos más…y dejaron de tener contacto con nosotros. Entonces nosotros nos manejábamos más con el Ejército que con los de Fuerza Aérea. Suponete con Fuerza Aérea estuvimos 15 días y el resto de la guerra estuvimos…con gente del Ejército o solos. Entonces me acuerdo que el jefe de artillería de Mar del Plata, el Mayor Mayorano -que es Comodoro retirado-, una vez que fui a Mar del Plata en un operativo, nos llamó al despacho y nos pidió disculpas. El tema que casi nos degollaron… por cumplir una orden que dio él…para la defensa. Nosotros le dijimos: “no, usted no se tiene que hacer problema por eso, era la orden, si no hubiéramos ido nosotros iban a ir otros”.
Yo una semana antes les había escrito una carta, pero no había dicho nada de que iba a ir a Malvinas, ni nada por el estilo, porque no sabía nada de eso. No teníamos teléfono fijo entonces cada 10 días más o menos, una semana, 15 días yo escribía y ellos me contestaban. ¡Cuando llega el mensaje pidiendo los artilleros y nos anotamos por voluntad, el tema era ya! Retirar las cosas, en tantos minutos viene el avión, nos carga nos lleva a Moreno, en Moreno nos dan otra ropa, nos dan una charla y al avión a Comodoro Rivadavia. Era una vorágine… Vos querías hablar por teléfono, ahí no había celular, los teléfonos eran fijos y tenías colas y colas de gente para hablar por teléfono. Es más…no teníamos teléfono fijo e iba a llamar a la policía de James Craik .
Porque mi papá era comisario. Le iba a dejar dicho. Y me fui…entonces cuando me fui a los dos o tres días que estaba ahí, en Malvinas, en Puerto Argentino, dicen “Va a venir un Hércules para llevar el correo”. Entonces me pongo a hacer una carta…hago la carta, la pongo en un sobre y la mando. Hete aquí que no se enteran por la carta que yo estoy en Malvinas. Mi papá en su momento mientras estaba en el trabajo llama a la Sexta Brigada y habla en ese entonces con un Suboficial que había sido encargado mío, Suboficial Albeldaño. Después me cuenta mi papá, que le dice:- “sabe algo de mi hijo, el cabo Peirone?” y dice que se queda callado y le contesta:-“no lo tome tan mal, él está bien”. Mentiras, no sabía nada, le dice:- “nosotros tenemos contacto, nosotros sabemos que él en este momento está en Malvinas”. Eso me lo contó mi padre y mi madre después. Y sí tenía la preocupación…porque ellos no tenían noticias mías. La única que se me cruzo si…era que en algún momento van a tener noticias porque van a llamar a la Brigada.
El tema es el siguiente…de que yo llego a Puerto Madryn y me dicen que estoy muerto o desaparecido. Yo rogaba a Dios que no se hubieran enterado mis padres, mi hermana -que le llevo 8 años-, que recuerdo me escribió una carta, que la recibí después de que volví de Malvinas. Igual cuando estuve prisionero, escribí por la Cruz Roja Internacional, no podía escribir más de 20 palabras. La recibieron después de 2 meses de que regresé de Malvinas. Claro porque hacia Malvinas- Suiza, Suiza- Buenos Aires, Buenos Aires- Córdoba, Córdoba, James Craik.
La preocupación mía era que no se hubieran enterado mis padres. Hete aquí que yo acá tenía un compañero, que era un poco más antiguo que yo, 6 meses casi un año más antiguo que yo, él estaba acá en el continente y él sí se fue en su momento para el lado de los pagos, vivía en Oliva, que es de donde era mi mamá. ¿Y ahí tenía yo todas mis tías mis tíos, entonces un tío mío casado con una hermana de mi mamá, pregunta “¿Che, de Carlitos sabes algo? Y le dice “Mirá… a Carlitos lo dan por muerto o desaparecido”, entonces él se queda callado, le cuenta a mi tía…o sea que sabía toda mi familia menos mis padres y mi hermana.
Ellos le dijeron que sabían esto, una vez que yo había aparecido. Es más cuando llegué al continente, que llegué a Puerto Madryn y que de Puerto Madryn me traen en un Boeing a Palomar, llego a Palomar, duermo esa noche ahí, porque llegamos como a las 12 de la noche. Al otro día era la jura de la bandera y ahí viene una ambulancia…nos cargan y nos llevan a Ezeiza, en Ezeiza ni tiempo de llamar tampoco, porque lo primero…bañarse, cambiarse de ropa (me preguntaron si quería la ropa vieja y le dije que sí). Y después me tuvieron 9 horas interrogándome…haciendo dibujos…Nos querían hacer una formación para rendirnos honores, pero le dijimos que no…nos queríamos ir. Ni mis padres ni mis tíos sabían que estaba en el continente. Nos reparten entonces a todas las unidades, Rio Cuarto, Mendoza, Córdoba, Paraná, Tandil, en todas los recibieron hasta con la banda. ¡Acá llegamos como a las 6 de la mañana, estaba el jefe de servicio, algunos estaban con la bata y en pijama…claro! pleno invierno. Después nos recibió el jefe de brigada y la Plana Mayor, nos dijeron que fuéramos tranquilos al Casino, que nos iban a dar 5 o 10 días de licencia…
¡Nada más! 5 o 10 días de licencia? ¡Venían de la guerra!
No nos importó nada, nos dicen tienen 10 días de licencia…tomé el colectivo y me fui a Córdoba. Me acuerdo que llegué a Córdoba justo….no sabían mis padres que iba para allá, porque llegué acá a la Sexta Brigada a las 6 de la mañana y entre una cosa y la otra, los amigos, hablé con los jefes, se hizo la noche y fui a sacar el pasaje en colectivo y ya…me fui, eran 12 horas de viaje. Llegué a Córdoba justo para el cumpleaños de mi mamá, el 22 de junio, a la tarde-noche.
Y toqué el timbre…y vino mi mamá y abrió
Se quedó muda y empezó a llorar …..
Mi papá también lagrimeaba, me abrazaba. Pero nunca trataron de tocarme mucho el tema ellos. Cuando yo hablaba de algo, ellos me escuchaban. Pero de insistir ellos o preguntarme…no…y mi hermana tampoco
Continua el relato; ¡mi mama casi se muere! Lo primero que hizo fue tocarme por todos lados…para ver si estaba entero. Pero traté de llevarla bien…traté…y trato de llevarla bien…trato de no estar todo el tiempo pensando…siempre la mente mía está en otra. Y doy gracias a Dios…tengo un hijo, se llama Carlos. ¡Y con mi señora Rosario tengo a Morena, que es mi hija del corazón, y es la luz de mis ojos Bianca esa sí! Esa me saca todo.
¡Todo lo que no se enteró mi papá que ya no lo tengo y mi mamá, que todavía está viva y mi hermana, ni mi sobrina que es mi ahijada…ni mi señora…ni mi hijo…la más chica sí sabe todo! Ella me pregunta y me encuentra la vuelta, yo por ahí no quiero hablar y me lo hace de una forma que termino contándole todo. También tengo una nieta, Paulina.
Cuando llego a casa estaba mi papá, mi mamá y estaba el hermano de mi papá y mi tía. También estaba con mi hermana.
Mi hermana cuando se enteró que yo estaba en Malvinas…no la pasó nada bien. Mientras yo estuve hasta los 16 años en mi casa, yo la llevaba a la escuela, la llevaba a todos lados.
Me quedé en Córdoba los 10 días, del 22 al 2…y después sí tuve la licencia de invierno.
Volver a la a la Fuerza Aérea después de los días de licencia fue un tema de que uno se empieza a sentir mal por el poco reconocimiento que recibe.
¿De la gente o de la Fuerza?
De la gente no puedo decir nada
¿De la Fuerza misma?
De la Fuerza misma…que…cuando llegaste que…haya una persona, no lo voy a nombrar, pero que te rete, disciplinariamente ponele…que te llame la atención por haber sido tomado prisionero. Y sin saber cómo fue el tema. No sé si en las otras dos fuerzas pasó lo mismo, cuando recién terminó todo lo que era la Fuerza Aérea, estaba todo como muy dividido, muy dado vuelta. Estaban los que estuvieron en Malvinas, estaban los que fueron al sur, estaban los que fueron al sur y había cierto resentimiento con los que fueron a Malvinas, estaban los que no fueron a ningún lado y apoyaban a los que estuvieron en Malvinas y estaban los que no fueron a ningún lado y por ahí iban a hablar y decían…” porque cuando yo estuve en Malvinas…” y no estuvieron en ningún lado…
Fue muy injusto por eso lo cuento, ahora uno viene en forma voluntaria a hablar, pero uno en los primeros momentos le decían: -“tiene que ir a la escuela tanto a hablar” y vos le decías:-“no…no tengo ganas de hablar”, te decían:-“usted va a ir a hablar”. Más de una vez les dije:-“no voy a ir a hablar” y cuando me preguntaban por qué, respondía :-”eso es algo personal, no voy a ir a decir a una escuela algo que el resto quiere que yo diga y que todo fue bueno. Porque todo no fue bueno”. A ver…si digo que no pasé hambre, miento. Si digo que no comí…miento también. Le decía: - “he comido…a veces he comido bien…a veces que he comido mal…y a veces que no he comido porque no había”. Pero era de acuerdo a las misiones que teníamos cada uno, en pleno bombardeo…no me pueden venir a traer la comida, me las tengo que aguantar…para eso me preparé y para eso estoy…
*Toda una vida dentro de la Fuerza Aérea
Si, la verdad que sí, toda una vida.
Siempre en Tandil, En una oportunidad pedí el pase a Mar del Plata, no me lo dieron. En otra pedí a Reconquista, me lo dieron, pero como me puse de novio y me casé, esta vez…no me fui. Era Reconquista para estar más cerca de mi hijo que estaba en Formosa. Y no sé si te dije, una vez a Mar del Plata que es cuando se fue toda la Artillería, en el año 81, y dijeron “no…acá va a quedar una batería de 40 y tiene que quedar gente” Así que quedamos un grupito acá.
*Volver a tener contacto con otros veteranos:
Del Centro de Veteranos me hice socio después de que me retiré. Mientras estaba en actividad no. Lo que te digo es que no entre a la Fuerza Aérea porque era mi vocación…porque cuando vas a entrar a un lugar, decís “voy a probar y a ver si me gusta”. A mí de afuera sí, me gustaban los aviones…el uniforme…el desfile…me gustaba el armamento… Y otra cosa es estar adentro. Cuando entré tuve un período de adaptación…lo pasé. Pasé el primer año y ahí es donde te va naciendo la vocación o que te empieza a gustar realmente lo que estás haciendo, o para lo que te estás preparando. Me pongo el uniforme, antes de la guerra, y lo llevo con orgullo y después de la guerra más todavía. En la Fuerza Aérea los Suboficiales Mayores no desfilan, hasta el último día desfilé. Yo podría haberme tomado 6 meses de licencia antes del retiro y no los tomé. Yo me podría haber retirado un año antes, consensuado con mi familia, me quedé…y económicamente perdiendo plata…porque durante ese año no cobraba la pensión de excombatiente…no cobraba nada…cobraba el sueldo de militar. Así que no tengo nada que decir contra la Fuerza, saca la cuenta que entré a los 16 años a la Fuerza Aérea. Pasé 40 años. Así que 40 años…y el orgullo de decir…para lo que entré a la Fuerza, para lo que me preparé…lo que el Estado o la gente esperaba de mí….lo pude hacer. Gracias a Dios y también con mucha suerte, más allá del adiestramiento, con una jerarquía…prácticamente de las primeras y con una edad no muy avanzada.
¿Si hoy en día me preguntan “volvés a Malvinas?” yo te digo “si vuelvo”. Me va a costar correr o arrastrarme como lo hacía…o llevar el peso que llevaba. Pero la experiencia que adquirí, no me la quita nadie, las cosas que viví tampoco.
Al encontramos con otros veteranos, hablamos y nos acordamos de cosas buenas…cosas malas…cosas lindas…cosas feas. Vos fíjate lo poco que nos comunicamos, lo poco que sabemos uno del otro, que después de años, no sé después de cuantas formaciones y todo lo demás…Siempre nos encontramos en las ceremonias del 2 de Abril con Luna, Larrosa, que son de Ejercito. Que después de años en una charla uno dice “cuándo viniste vos?”, -:”El 19 de junio”, “y a dónde fuiste?”, -:”Puerto Madryn”, “…yo también y en que viniste?, -:”En el Camberra”, “…yo también….” o sea vinimos en el mismo barco, sin saberlo!. Yo estuve siempre en Tandil, los otros estuvieron en distintas unidades. Pero después de habernos juntado en Tandil, de todas las charlas que habíamos tenido durante esos años, nunca se nos había ocurrido preguntarnos… Hasta que saltó uno y preguntó “en que viniste, donde llegaste y cuando llegaste?” . Veníamos en el mismo barco, llegamos al mismo destino….
¡Y acá estamos!

domingo, 25 de septiembre de 2022

La ayuda satelital soviética

La historia secreta de cómo los satélites soviéticos ayudaron a hundir buques de guerra británicos en el Atlántico Sur

Jaime Noguera || Russia Beyond


Durante la Guerra de las Malvinas de diez semanas en la primavera de 1982, los satélites estadounidenses proporcionaron inteligencia vital al Reino Unido que contribuyó al hundimiento del crucero ligero argentino, el ARA General Belgrano. Mientras tanto, los satélites soviéticos ayudaban a Argentina a enviar barcos británicos al fondo del mar.

El 2 de abril de 1982, la junta militar argentina se apoderó de las Islas Malvinas, controladas por los británicos, ubicadas a unos 500 kilómetros de la costa más austral del país latinoamericano en el Atlántico Sur. Tres días después, Londres respondió enviando un grupo de trabajo naval para expulsar a los argentinos.

Los líderes soviéticos tenían poca simpatía por la junta militar del general Leopoldo Galtieri en Buenos Aires, pero el conflicto de las Malvinas era una oportunidad para que el Kremlin se vengara de Occidente, que apoyaba a los grupos terroristas muyahidines en Afganistán, que el Ejército Rojo había invadido en 1979.

Además, Argentina fue uno de los dos únicos países que no participó en el embargo alimentario impuesto a Moscú tras su invasión de Afganistán. Entonces, ayudar a Argentina contra el Reino Unido también fue una oportunidad para que la URSS mostrara su gratitud.

La URSS decidió proporcionar inteligencia al ejército argentino sobre el grupo de trabajo naval británico. Sin embargo, según un historiador ruso, los pilotos argentinos no aprovecharon al máximo esta información crucial.

Un satélite ruso al servicio de Argentina

Aunque muchos de los archivos soviéticos sobre la Guerra de las Malvinas aún están clasificados, el analista político Sergei Briliov ha publicado información importante, basada en entrevistas con militares soviéticos, en su libro Fidel, Fútbol y Malvinas.

En declaraciones al principal periódico conservador de Argentina, La Nación, Briliov comentó las afirmaciones hechas por oficiales soviéticos a principios de la década de 1980.

“Al primero que fui a ver fue al general Nikolai Leonov, primer adjunto del servicio analítico de la KGB durante la guerra. Me confirmó que desde el inicio del conflicto había varios satélites soviéticos que estaban enviando información a los militares argentinos. Los mismos El general Valentin Varennikov, entonces subjefe del Cuartel General de las Fuerzas Armadas soviéticas, me lo repitió”.

¿Qué pruebas tenemos de la existencia de este satélite? Según Briliov, el 15 de mayo de 1982, casi seis semanas después de la anexión del archipiélago de las Malvinas por parte de Argentina, los soviéticos pusieron en órbita el satélite Kosmos-1365, que según Briliov tenía un objetivo: recopilar información para las fuerzas argentinas en el Atlántico Sur.

Fotos espía para pilotos argentinos

Según el historiador ruso, los datos proporcionados por el satélite espía soviético ayudaron a los A-4 Skyhawks de Argentina a hundir el destructor HMS Coventry y 19 de sus tripulantes el 25 de mayo de 1982, lo que costó a los contribuyentes británicos 37 millones de libras esterlinas.


Piloto argentino de A-4 Skyhawk
Wikipedia

El libro de Briliov tiene una comparación cronológica de los principales eventos del conflicto y las actividades de inteligencia de su país que se centran en la región. Argumenta que el Atlantic Conveyor, un barco mercante británico utilizado como transportador y carguero, fue otra víctima de la cooperación soviético-argentina.

La información fotográfica proporcionada por el satélite espía Kosmos-1365 contribuyó a la desaparición del barco por dos misiles AM39 Exocet que fueron disparados desde uno de los aviones de combate Super Étendard de la Armada Argentina. Doce hombres, seis helicópteros Westland Wessex, tres Boeing Chinooks y un Westland Lynx fueron destruidos en el ataque. Como resultado de estas pérdidas, las tropas británicas se vieron obligadas a retomar Puerto Argentino (o, como lo llamaban los británicos, Port Stanley) cruzando las Malvinas a pie.
¿Otros satélites involucrados?

En su blog, El Snorkel, el abogado e historiador Mario Pablo Sciaroni aseguró que a las 11:00 horas de todos los días de mayo y junio de 1982, el satélite espía fotográfico Kosmos-1368 sobrevolaba las Malvinas a una distancia de 240 km. Además, alega que durante el conflicto, el satélite espía electrónico Kosmos-1455 y el satélite espía radar Kosmos 1372 proporcionaron información vital sobre los acontecimientos en las islas y sus alrededores.


El Atlantic Conveyor tras ser alcanzado por misiles.
Piensa en defensa / Flickr (CC BY-NC 2.0)

Los soviéticos también brindaron apoyo logístico a las Fuerzas Armadas Argentinas mediante un puente aéreo vía Brasil, a través del cual se entregaron armas y repuestos a Argentina. Los aviones soviéticos de largo alcance, despachados desde bases en Angola, también llevaron a cabo misiones de reconocimiento aéreo, mientras que los barcos espía rastrearon la flota británica en el Océano Atlántico. Uno de los barcos soviéticos incluso cooperó con la Armada Argentina en el rescate de sobrevivientes del Belgrano.

A pesar de esta información, queda mucho más por saber sobre la participación secreta tanto de la Unión Soviética como de Occidente en el conflicto de las Malvinas. Hasta que se publique información secreta que aún acumula polvo en los archivos estatales, las conjeturas nos quedan a nosotros.

viernes, 23 de septiembre de 2022

Super Etendards hunden al Sheffield

Super Etendards hunden al "Sheffield"

Weapons and Warfare





A última hora de la mañana del martes (4), el CVBG estaba a 70 millas al sureste de Puerto Argentino. Conscientes de la amenaza de Exocet, las fragatas “Brilliant” y “Broadsword” con su defensa puntual Sea Wolf permanecieron cerca de los portaaviones. Cerca de ellos había una pantalla de tres RFA, más lejos una segunda de "Glamorgan" y tres fragatas más, y luego veinte millas más adelante, los tres Type 42, incluido "Sheffield" con sus Sea Darts de gran altitud. Finalmente hacia las Malvinas, Sea Harriers del No. 801 voló CAP y en ese momento investigó una serie de posibles contactos aéreos. Antes, un CANA Neptune había captado los barcos por radar y dos Super Etendards de 2 Esc despegaron de Río Grande armados cada uno con un Exocet AM. 39. Reabastecidos de combustible por un Hércules del Grupo 1, volaron a baja altitud, aparecieron para una verificación de radar y lanzaron el misil de 20 a 30 millas. Es posible que uno de los Exocet se haya perdido "Yarmouth", pero el otro se estrelló sin apenas aviso en "Sheffield" poco después de las 11.00 horas. Al golpear en medio del barco, la ojiva no explotó, pero el impacto y el combustible no utilizado provocaron incendios incontrolables.

Con "Sheffield" gravemente dañado y con poca energía, la fragata "Arrow" pronto se acercó para ayudar y "Yarmouth" se mantuvo al lado. La tripulación del capitán Salt luchó valientemente para salvar su barco, pero con 20 hombres muertos, esa tarde se dio la orden de abandonar el barco. Con los heridos ya a bordo del "Hermes", "Arrow" se llevó a la mayoría de los 260 supervivientes. “Sheffield” estuvo a la deriva durante cuatro días hasta que se ordenó a “Yarmouth” que la sacara de la TEZ. Llevado por el domingo, "SHEFFIELD" finalmente se hundió al día siguiente no muchas millas de donde fue golpeada. Los supervivientes regresaron más tarde a Ascension en el petrolero "British Esk".

El uso por parte de Argentina del Super Étendard y el misil Exocet durante la Guerra de las Malvinas de 1982 hizo que el avión ganara un considerable reconocimiento popular.

La Aviación Naval Argentina decidió comprar 14 Super Étendards en 1980, luego de que Estados Unidos impusiera un embargo de armas —debido a la Guerra Sucia— y se negara a suministrar repuestos para sus A-4Q Skyhawks. Entre agosto y noviembre de 1981 se enviaron a Argentina cinco Super Étendards y cinco Exocets. Los Super Étendards, armados con misiles antibuque Exocet, jugarían un papel clave en la Guerra de las Malvinas entre Argentina y el Reino Unido en 1982. El escuadrón estaba estacionado en una base aérea en el Río Grande; Durante el conflicto, la amenaza planteada a las fuerzas navales británicas llevó a la planificación de la Operación Mikado y otras misiones de infiltración propuestas para asaltar la base aérea, con el objetivo de destruir los Super Étendards para evitar su uso.

Un primer intento de atacar a la flota británica se realizó el 2 de mayo de 1982, pero fue abandonado debido a problemas de reabastecimiento de combustible. El 4 de mayo, dos Super Étendards, guiados por un Lockheed P-2 Neptune, lanzaron un Exocet cada uno contra el destructor británico HMS Sheffield, con un solo misil que golpeó fatalmente a Sheffield. El 25 de mayo, otro ataque de dos Super Étendards provocó que dos misiles impactaran contra el buque mercante Atlantic Conveyor, que transportaba varios helicópteros y otros suministros al frente. Los Exocets que golpearon el Atlantic Conveyor habían sido redirigidos inadvertidamente por paja señuelo desplegada como medida defensiva por otros barcos; tanto el Sheffield como el Atlantic Conveyor se hundieron como resultado de los ataques de Exocet.



El quinto misil fue lanzado en un ataque destinado a atacar al portaaviones británico HMS Invincible.

Tras el fin del conflicto, en 1984 Argentina había podido completar la entrega de los 14 Super Étendards completos pedidos, así como una serie de Exocets con los que armarlos. Los Super Étendards realizaron calificaciones en el portaaviones ARA 25 de Mayo hasta el retiro final del barco. Desde 1993, los pilotos argentinos han practicado a bordo del portaaviones São Paulo de la vecina Marina de Brasil. Los ejercicios de aterrizaje “touch-and-go” también eran comunes en los portaaviones de la Armada de los Estados Unidos durante las maniobras gringo-gauchas y los ejercicios conjuntos.

En 2009, se firmó un acuerdo entre Argentina y Francia para mejorar la flota restante de Super Étendards de Argentina. Una propuesta anterior para adquirir los antiguos Super Étendards navales franceses fue rechazada debido a los altos niveles de horas de vuelo acumuladas; en su lugar, se eliminó el equipo y el hardware de los fuselajes franceses retirados y se instalaron en aviones argentinos, actualizándolos efectivamente al estándar Super Étendard Modernisé (SEM). A partir de 2012, 11 Super Étendards permanecen en servicio con Argentina.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Darwin: El conscripto héroe Horacio José Echave

Horacio José Echave





Nació el 22 de junio de 1962 en la ciudad de Bolivar. Su familia esta compuesta por su padre Horacio, su madre Nelida Montoya, sus hermanos Liliana, Marcela, Susana, Analia, Vanesa, Maria Julieta y Juan Pablo( nacido en octubre del 82) Horacio era el hijo mayor de la familia y unico varon en el momento de la guerra.
Cuando tiene dos años de edad su padre, ferroviario de profesion, es trasladado a la ciudad de Lobos, donde se radifa la familia.
Curso sus estudios primarios en la escuela Nro 1 y el secundario en los colegios Nacional e Industrial. Trabajo como empleado en la colocacion de antenas.
Era un chico muy carismático, portador de una sonrisa irradiante, muy alegre. Le gustaba la pesca, el asado con amigos y disfrazarse junto a ellos en los carnavales de su ciudad. Lo apasionaba bailar "rock and roll" su ritmo favorito y el garage de su casa lo había empapelado con los posters de sus ídolos para que su mamá no lo retara por arruinar las paredes del cuarto que compartía con su hermana Analía. Fue muy compañero de sus hermanas y un protector único para ellas.
Tenia una cabellera larga llena de rulos que resigno al incorporarse al Servicio Militar Obligatorio, ingresando al mismo el dia 17 de Marzo de 1981 en el Regimiento de Infantería Mecanizado N° 6 "Gral Viamonte" de Mercedes Pcia. de Bs. As. siendo jefe del mismo el Teniente Coronel Jorge Halperin, cumpliendo servicio en la compañía "B" Peribebuy, marcho a Malvinas como Apuntador de FAL con esta misma compañía el dia 12 de Abril desde el aeropuerto El Palomar a cargo del jefe de operaciones Mayor Oscar Ramón Jaimet, llegando el martes 13 al aeropuerto de Malvinas. Fue destinado con su compañía al mando del Teniente 1° Raul Daniel Abella al cerro Dos Hermanas, distancia 10km. al oeste de Puerto Argentino para detener el avance enemigo hacia esta Capital. Cae el dia 14 de Junio cerca del medio día durante el repliegue a Puerto Argentino frente a la casa del gobernador de las Islas.
Durante 35 años sus restos estuvieron sepultados en Darwin bajo la leyenda " Soldado Argentino Solo Conocido por Dios". El 15 de Diciembre de 2017 su familia fue notificada que los restos de Horacio habían sido identificados en el cementerio de Darwin.

sábado, 17 de septiembre de 2022

Dos Exocet apuntaron a barcos portadores de armas nucleares

Malvinas, archivos desclasificados: el estudio inglés que afirma que dos misiles apuntaron contra un buque con armas nucleares

El 25 de mayo de 1982 dos aviones Super Étendard cargados con Éxocet, partieron de Río Grande con una misión: atacar un blanco importante de la Royal Navy a 110 millas de Puerto Argentino. Los misiles hundieron al Atlantic Conveyor, pero una investigación realizada por los ingleses determinó que los mismos habían apuntado al Regent que tenía en sus bodegas cargas de profundidad nuclear. El libro “Handbreake” y los detalles de la sorprendente hipótesis británica
Por Alejandro Amendolara y Mariano Sciaroni || Infobae


La Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque de SUE

La Base Aeronaval Almirante Quijada, en la localidad de Río Grande, en la provincia de Tierra del Fuego, el día 25 de mayo de 1982 amaneció con un intenso frío y fuertes vientos del noroeste, a lo que se sumaban lloviznas intermitentes. La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, que ya había hundido al poderoso HMS Sheffield, estaba trabajando desde antes de la salida del sol.

La situación en la base era de alerta permanente, y las sospechas de que algo raro estaba pasando, se confirmaron cuando, pocos días antes, un helicóptero Sea King británico (ZA290) aterrizó y fue quemado por su tripulación en territorio chileno, cerca de Punta Arenas.

Los aviones Super Étendard y sus misiles Exocet representaban la mayor amenaza a la flota británica, por lo que se presumía que los británicos podrían realizar alguna operación con fuerzas especiales para dejar fuera de combate a los aviones de la Escuadrilla y destruir los misiles remanentes.

Esa misma mañana del 25 de mayo, pero en Gran Bretaña, el diario Daily Express publicó una nota en la que se preguntaba:“¿Han alcanzado los SAS a los cazas Exocet?”. El cronista conjeturaba que “la ausencia de Super Étendard en tres días de combates en las aguas de la Bahía de San Carlos, y la misteriosa aparición del helicóptero británico abandonado en Chile han alimentado las teorías de los almirantes de Westminster”. Sin embargo, también señalaba: “Otra teoría es que los argentinos están reteniendo los Étendard y Exocets para un gran ataque a los portaaviones Invencible y Hermes”.

Los acontecimientos de ese día demostrarían cuál de sus dos teorías era la válida.

Roberto Curilovic y Julio Barraza, los pilotos que hundieron el Atlantic Conveyor el 25 de mayo de 1982

Las primeras tareas del día en la Base Aeronaval consistieron en que el personal de mantenimiento acercara al hangar los aviones Super Étendard de la escuadrilla, dispersos por distintos lugares de la base para tratar de no ofrecer un blanco directo en caso de un ataque por tierra, mientras que el personal de armamento llevaba los dos misiles AM-39 Exocet desde los polvorines. Tenían que sacarlos de los contenedores presurizados y colgarlos en los dos aviones que estuvieran preparados para el vuelo. Fueron elegidos los Super Étendard 3-A-203 (que volaría el Capitán de Corbeta Roberto “Toro” Curilovic) y 3-A-204 (a cargo del Teniente de Navío Julio “Mate” Barraza) para la misión.

“Toro” sería el líder de la misión y “Mate” el numeral. Desde el inicio del conflicto volaban juntos y, antes, habían entrenado juntos en Francia. Esta misión les tocaba a ellos.

Mientras que en la sala de pilotos el aire se hacía cada vez más espeso por el humo de los cigarrillos, los hombres conversaban tranquilamente sobre diversos temas, hasta que sonó el teléfono con una llamada proveniente del Centro de Operaciones de Combate. En En ese instante se informó la orden de atacar sobre un blanco importante (un portaaviones) a unas 110 millas al nordeste de Puerto Argentino.

A partir de ese momento, comenzó la planificación de la misión y se decidió que la aproximación al blanco se realizaría por el norte/noroeste para contar con el factor sorpresa.

El misil AM-39 Exocet. El misil más pequeño a su lado es un misil aire-aire Magic, de la firma Matra (Alejandro Amendolara)

La misión tendría algunos condicionamientos al haberse establecido la presencia de dos buques ingleses en la entrada norte del Estrecho de San Carlos, que cumplían la función de piquete radar (de los cuales la Fuerza Aérea Argentina se encargaría más tarde ese día, hundiendo al HMS Coventry y averiando de consideración al HMS Broadsword), y la actividad de numerosas patrullas aéreas de Sea Harrier británicos en la zona.

Asimismo, un ataque desde esa posición permitiría sobrepasar a los buques piquete de la Task Force: no había tantos ahora disponibles en la flota, tanto por la pérdida de los días anteriores como por la necesidad que existía de destinar ciertas naves para proteger las aguas cercanas a Malvinas y al esfuerzo anfibio.

De hecho, los británicos solamente poseían un buque piquete radar en ese momento, el recién llegado destructor Tipo 42 HMS Exeter, que se encontraba ubicado a 25 millas del núcleo de la flota, pero en dirección Este-Sur-Este, dirección sobre la que se evaluó una posible amenaza argentina.

La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque de la Armada en la Base de Río Grande en 1982 junto a uno de los cinco misiles Exocet

Se planificó, por ello, una trayectoria que evitara la detección temprana e intercepción de las aeronaves, de forma de llegar sobre el grupo de tareas desde una dirección imprevista. La misión incluía el reabastecimiento con un KC-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.

Se solicitó que el Hércules reabastecedor se ubicara en una posición a 160 millas al este de Puerto Deseado. La ruta prevista para el ataque era de 500 millas, un largo vuelo de cuatro horas de duración, con despegue previsto para las 11:00.

Finalizada la reunión de prevuelo, Curilovic y Barraza se dirigieron a los aviones, realizaron la inspección previa y se sentaron cada uno en su cabina. Con la asistencia del personal de tierra, pusieron en marcha sus aeronaves y aguardaron en la plataforma frente al hangar. La espera se hizo larga y, al cabo de unos 20 minutos, los mecánicos hicieron señas a los pilotos de cortar motor, y luego de descender de sus aviones se dirigieron con todo el equipo a la Sala de Operaciones.

Allí, el Capitán de Corbeta Jorge Luis Colombo (el comandante de la Escuadrilla) les indicó que el Hércules KC-130 de la Fuerza Aérea Argentina, que se suponía tenía que estar ya frente a Puerto Deseado a 6,000 metros de altura para el reabastecimiento a la ida y a la vuelta, no estaba disponible en ese momento.

En realidad, desde el Comando de la Fuerza Aérea Sur (FAS) de la Fuerza Aérea se estaban preparando otros ataques sobre los buques en San Carlos, por lo que los Super Étendard deberían aguardar unas horas hasta que los KC-130 estuvieran disponibles.

El reabastecimiento de combustible que a 6000 metros de altitud realizaron Barraza (foto) junto a su líder de sección, Curilovic

Recién cuatro horas más tarde los aviones navales argentinos despegarían y pondrían rumbo hacia el avión tanque, que los aguardaba en el lugar coordinado en la planificación y en el horario previsto, a las 15:45.

Barraza hizo señas a su líder y uno de cada lado, se acercaron lentamente al tanquero, hasta realizar el acople en las mangueras del avión. Permanecieron enganchados por unos 6 o 7 minutos y recibieron la cantidad de combustible previamente estipulada. Desde las ventanillas traseras del Hércules se asomaban uno a uno los tripulantes para saludar a los pilotos y desearles suerte en la misión. Incluso les tomaron fotografías.

Antes de separarse, el Hércules pasó información a los aviones navales, como recuerda el Teniente Barraza:

“El KC-130 salió al aire dando el siguiente mensaje: ‘Tengo algo importante para ustedes, escriban’, y a continuación transmitió coordenadas que yo parte anoté, pero me asaltaba la duda de haber copiado correctamente. Estas coordenadas fueron introducidas y verifiqué que no había mucha diferencia en rumbo y distancia con la que teníamos originalmente”.

Atlantic Conveyer partiendo hacia Malvinas desde la isla Ascension

Luego del encuentro con el avión tanque, hicieron un suave descenso y desde allí iniciaron su fase final de ataque desde la dirección totalmente inesperada por la Fuerza de Tareas británica.

Durante el vuelo de aproximación no se detectaron interferencias electrónicas en los equipos de las aeronaves, lo que les permitía suponer que tendrían a su favor el factor sorpresa. Desde el momento en que los pilotos estimaron que se hallaban a 130 millas del grupo de tareas hacia el que se dirigían, volaron rasante, a unos 100 pies, y a 550 nudos. Estaban separados unos 500 metros, volando debajo de una capa de nubes quebrada a 2.000 pies.

A las 55 millas, con un doble pulsado del botón de radio ambos aviones sincronizaron un ascenso hasta unos 1.800 pies de altitud (debajo de la capa de nubes, no deseaban sobrepasarla y perder la referencia visual de lo que sucedía en el mar) y efectuaron una emisión de radar para confirmar la existencia y localización de los blancos. Como marcaba la doctrina, el Capitán Curilovic tenía su radar en escala de 80 millas náuticas y el Teniente Barraza, a 40. Pero no detectaron blanco alguno, por lo cual dejaron el radar en stand-by y volvieron al vuelo rasante sobre el mar.

Al misil Exocet se lo denomina "Fire and forget" (Tire y olvídese) ya que se trata de un arma con capacidad de autonomía para redireccionarse en vuelo y buscar el centro de gravitación del blanco

Muy poco tiempo después volvieron a ascender. Ya estaban a unas 39 millas del objetivo. Para su alegría, luego de dos barridos de radar, allí estaban los barcos ingleses. Curilovic seguía con su radar en escala de 80 millas y consideró que tenía un blanco mediano y uno grande. A su vez, Barraza, que tenía mejor definición en su pantalla al estar en escala de 40 millas, confirmó los mismos blancos. Ambos, también, detectaron un eco más pequeño a la izquierda de la pantalla.

Curilovic rompió el silencio: “Sobre el mayor”. Lo que fue confirmado por Barraza por radio. Los radares quedaron “enganchados” tras un gatillazo y, a partir de allí, conectaron “MASTER MISIL” en el tablero del avión y comenzaron a seguir la lista de chequeo para el lanzamiento del AM-39 mientras volaban hacia el blanco, ahora a 450 nudos.

Recuerda Curilovic:

“Cuando lanzamos ambos misiles estábamos separados por unos 200 metros. Cuando lancé el mío quedé hipnotizado mirando cómo el Exocet iniciaba su recorrido al blanco. No dudé que era lo que teníamos que tener en cantidad para atacar a los británicos”.

El Atlantic Conveyor golpeado por los misiles Exocet

Sobre el mismo momento, relata Barraza:

Apreté el botón de disparo, sentí el sacudón y luego escuché claramente un estampido debajo. Una vez disparados ambos misiles, realicé mi giro de ruptura para alejarme 180° del rumbo del blanco sin notar que adelante no estaba Curilovic. La flota británica sabía en ese momento que la estábamos atacando. El sol estaba bajando, el mar parecía dorado y el cielo era de color púrpura”.

En el momento en que los dos Super Étendard encendieron sus radares por última vez para generar el diálogo final entre el avión y el misil con los datos de ataque, la recientemente arribada fragata Tipo 21 HMS Ambuscade pudo detectar el eco de aproximación de los incursores: estaban a tan solo 28 millas y en rumbo 310°.

Treinta segundos antes había detectado la emisión del radar Agave de los aviones argentinos. Sin embargo, y a pesar de que la nave británica lanzó la alarma y, una vez más, la palabra “Handbrake” (palabra en código que señalaba un radar de avión Super Étendard) saturaba los circuitos de radio y altoparlantes de todos los buques. La suerte estaría echada para uno de ellos.

La flota británica en mar abierto (Royal Navy)

La fragata Tipo 21 HMS Alacrity se encontraba en una estación ligeramente al sur de la Ambuscade, recordando su comandante, el Capitán Chris Craig:

“‘Handbrake!’ Se escucharon los gritos desde el Exeter y la Ambuscade. Todos los hombres del Grupo de Tareas sabían ahora que la palabra clave ‘Handbrake’ era el radar de Étendard, y eso significaba Exocet. A alguien le tocaría esta vez”.

El resultado del ataque es conocido. Los dos misiles impactaron al buque portacontenedores SS Atlantic Conveyor (el cual, asimismo, estaba cumpliendo funciones de portaaviones alternativo), el cual se incendió y, días después se hundió. Fue la pérdida logística más importante para la fuerza británica en toda la guerra.

Sin embargo, un informe británico del año 1985 titulado “Reconstrucción y Análisis de la Guerra Aérea durante la Operación Corporate 1982 –Memorándum 85105″, desclasificado en el año 2021, señala que el buque grande, “el mayor”, sobre el cual lanzaron los misiles los aviadores argentinos no fue el Atlantic Conveyor. Ni una fragata, ni un blanco falso.

Carátula del informe confidencial británico. Desclasificado en 2021

El informe comienza señalando que, en tanto se observó a los misiles haciendo un cambio de rumbo hacia la izquierda “ello sugiere que el Atlantic Conveyor no fue el blanco sobre el que se lanzó”, sino que los misiles tomaron este blanco al no poder encontrar el blanco original.

Por tanto, se plantean dos escenarios.

El primero, que los aviones argentinos lanzaron sus misiles sobre la fragata HMS Ambuscade o el chaff (tiras de aluminio que se lanzan al aire para confundir a los misiles), aún cuando esta hipótesis no explica porque este buque no detectó al radar del misil Exocet en vuelo.

El estudio británico sobre el ataque a la flota

El segundo es realmente novedoso. Y terrible.

Señala el informe que “el RFA Regent, más grande (y por tanto, presentando un eco radar también más grande) que el Atlantic Conveyor fue el blanco atacado”. Agrega que, si bien la posición exacta de este buque no se había registrado, estaba muy cerca del Conveyor y que posiblemente los misiles terminaron atacando a este último.

Los británicos realizaron simulaciones con computadora de este segundo escenario, en el cual los misiles van hacia al blanco “grande” (el Regent) y, al encender sus propios radares, detectan en su cono de búsqueda al Atlantic Conveyor y, por tanto, giran para atacarlo.

Como dato adicional, hay que remarcar que el misil Exocet enciende su radar solo en la fase final del ataque y que, al hacerlo, se dirige al primer blanco que encuentre, buscando de izquierda a derecha. El Atlantic Conveyor estaba a la izquierda del Regent. El cono de búsqueda se puede graduar, pero los misiles argentinos siempre se lanzaron con el más grande “para pegarle a algo siempre”.

El informe británico termina indicando que “el peso de la evidencia actualmente disponible, por tanto, lleva a la conclusión que los Exocet fueron apuntados al Regent”.

El RFA Regent (Wolfgang Fricke)

La información sería anecdótica. Sin embargo, el RFA Regent no era un buque cualquiera.

Este enorme buque auxiliar, de 195 metros de eslora y 23.257 toneladas, bajo el mando del Captain J. Logan (RFA), se encontraba cargado de munición (desde balas a bombas), la cual todavía no había descargado en las islas. Si explotaba por los impactos esa munición habría dañado, posiblemente en forma severa, a la totalidad de los buques que se encontraban en las cercanías, incluso al portaaviones HMS Hermes.

Pero el problema resultaba aún mayor. El Regent tenía, en sus bodegas, cargas de profundidad nuclear WE.177A.

Según el informe oficial publicado por el Ministerio de Defensa británico en 2003, una de ellas las había recibido el 15 de mayo del buque logístico RFA Resource. Tenía también cuatro cargas más, pero de entrenamiento o de vigilancia, sin cabeza nuclear. El 17 de mayo recibió cargas provenientes del RFA Fort Austin y del destructor HMS Coventry.

La carga de profundidad nuclear WE.177A podía ser graduada de 0,5 a 10 kilotones (la bomba lanzada en Hiroshima tenía 15 kilotones de poder) y su uso primario era la de ser lanzada, desde helicópteros, contra submarinos. También podía ser adaptada como una bomba convencional, de caída libre, para ser utilizada desde aviones Sea Harrier.

Parte del informe británico que termina indicando que “el peso de la evidencia actualmente disponible, por tanto, lleva a la conclusión que los Exocet fueron apuntados al Regent”

Si bien las bombas nucleares tienen dispositivos de seguridad, para evitar una explosión accidental o no querida, lo cierto es que el impacto de misiles en el Regent podría haber tenido resultados catastróficos, teniendo en cuenta que los misiles Exocet que impactaron en el Conveyor hicieron ambos explosión y, asimismo, su combustible remanente provocó, en escaso tiempo, incendios incontrolables.

Una bomba nuclear, en el medio de un incendio, y rodeada de explosivos, no es un panorama alentador.

Sin llegar a una detonación nuclear, también hubiera sido catastrófico que se dañara la misma bomba y esparciera sus componentes radioactivos a la flota británica. El efecto en el curso de la guerra hubiera sido casi inmediato.

Al día siguiente, 26 de mayo, al ordenarse el ingreso del RFA Regent al Área de Operaciones Anfibia en San Carlos, el buque transfirió las cargas nucleares almacenadas en su bodega al RFA Resource, porque quedaría completamente expuesto a los ataques aéreos periódicos en ese lugar. La experiencia del día anterior casi fue catastrófica, y no había lugar para correr riesgos con ese armamento en sus bodegas.

El precio a pagar hubiera sido, sin embargo, demasiado grande. El Atlántico Sur contaminado con radioactividad por la solitaria acción de dos “peces voladores”, los misiles Exocet.

(Anticipo del libro “Handbrake!” - Dassault Super Etendard Fighter-Bombers in the Falklands/Malvinas War, 1982; por Mariano Sciaroni y Alejandro Amendolara. Serie Latin America@War, Editorial Helion & Company. Marzo 2022. ISBN-13: 978-1915070722)




jueves, 15 de septiembre de 2022

La ocupación de 1833 y la estrategia global

La ocupación de Malvinas en 1833 y la estrategia global

Para la Corona británica, este punto era estratégico para el control de la navegación transoceánica a través del Estrecho de Magallanes


Por Rosendo Fraga || Infobae


Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría

Monumento con el mapa de las Islas Malvinas, en la ciudad de Ushuaia (Argentina). EFE/Leo La Valle

El despliegue del Reino Unido en el Hemisferio Sur se inicia en 1786, cuando Australia pasa a integrar el Imperio Británico. Desde años anteriores, la presencia de particulares británicos en la gran isla era constante. Esta modalidad -que los particulares explorasen y se instalaran luego como adelanto de la presencia estatal- se generaliza en la expansión británica en el siglo XVIII.

La incorporación de Australia al Imperio Británico tiene un antecedente muy concreto: diez años antes Londres había perdido sus colonias en Norteamérica. Esto había implicado una serie de perjuicios, desde el comercio y la navegación del Atlántico, hasta la suspensión de la instalación de colonias penales, en las cuales se utilizaba a los presos como política de ocupación territorial del Imperio.

Diecinueve años después, en 1805, tiene lugar el segundo paso. Una expedición naval británica a las órdenes de William Popham, ocupa la colonia holandesa de El Cabo, el extremo austral de África. Holanda era para ese entonces aliado de la Francia napoleónica, y Gran Bretaña, en guerra con ella, utilizó este argumento para ocupar esta estratégica posición.

En este caso, Popham recibe de comerciantes ingleses información sobre la situación económica y militar del Virreinato del Río de la Plata. Ello lo decide a ejecutar un plan preexistente de tomar dos colonias españolas -España también estaba en guerra con Gran Bretaña- Buenos Aires y Valparaíso, dos posiciones claves en el Hemisferio Sur. La derrota en Buenos Aires y el hecho de que España pasa a ser aliada británica en las Guerras Napoleónicas, cambia la estrategia británica y se suspende la tercera incursión sobre Buenos Aires.

En 1833 se produce la ocupación de las Islas Malvinas. Como en los casos anteriores, las actividades de particulares británicos la preceden. Este punto estratégico tenía que ver con el control de la navegación transoceánica a través del Estrecho de Magallanes.

La corbeta británica Clío el 2 de enero de 1833 arribó a las islas Malvinas.

En 1840, Nueva Zelanda pasa a formar parte del Imperio Británico. Ello sucede 44 años después de que Australia se incorporase al Imperio. El procedimiento fue similar: estuvo asistida por particulares británicos que precedieron la ocupación estatal.

En 1865 se instala una colonia galesa en la costa patagónica de Argentina. La Patagonia es en ese momento -como lo enseñaban los mismos manuales de geografía que se usaban en las escuelas- una “res nullius”, es decir una tierra de nadie, como habían sido Australia y Nueva Zelanda. De acuerdo a la circunstancias, desde Malvinas había un punto británico privado desde el cual podía realizarse una expansión y ocupación.

Pero entre 1880 y 1885, Argentina ocupa la Patagonia. Ese mismo año, el Presidente Julio Argentino Roca inicia el reclamo anual de Argentina por la soberanía sobre las Islas Malvinas, que se ha repetido sin interrupción desde entonces. Fue la culminación de la expansión territorial argentina hacia el sur.

En 1902, el escocés William Speirs Bruce, explora la tierra antártica -la cual Rusia había descubierto como Estado en 1820- y establece una instalación permanente en la Isla Laurie. Es el momento en que expediciones europeas como la noruega que rescata el Estado argentino, mostraban el interés por la región. Bruce, siguiendo el modelo británico de que la presencia privada se anticipe a la estatal, intenta en 1903 transferir su instalación al gobierno británico a cambio de una compensación económica. La Corona rechaza la oferta, considerando que no tendría sentido ni económico ni político formalizar una presencia en una región tan lejana, a la cual no veía significación estratégica.

El Perito Moreno estaba entonces como agregado en la embajada argentina en Londres. Teniendo conocimiento de la gestión de Bruce, informa directamente al presidente argentino, que era Roca en su segundo mandato. El gobierno argentino toma la propuesta de Bruce y la acepta. En febrero de 1904 firma el decreto por el cual la Argentina extiende su soberanía a la Antártida a partir de la instalación de la Isla Laurie.

En marzo, en el mismo barco de Bruce que va a retirar sus efectos y pertenencias, una comisión de seis funcionarios del Ministerio de Agricultura ocupa las instalaciones y enarbola la bandera argentina por primera vez en la Antártida. Todos ellos envían cartas al Ministerio y sus familias, para que el sello de correo que llevaban fuera la primera acción soberana del Estado argentino en esa lejana región.

El Reino Unido será el segundo país en tener una instalación permanente en la Antártida. Lo hace en 1940 y no por motivos estratégicos, sino militares: en el marco de la Segunda Guerra Mundial, la Armada alemana había navegado por los mares antárticos. Cabe recordar que tanto en la primera como en la segunda Guerra Mundial, tuvieron lugar importantes batallas navales entre alemanes y británicos en torno a las Malvinas.

martes, 13 de septiembre de 2022

Paul Haley, fotógrafo de guerra

El fotógrafo inglés que tomó 2600 imágenes en Malvinas y odia la guerra: “Mirar a través de la cámara me protegía”

Paul Haley cubrió el conflicto del Atlántico Sur en los campos de batalla. Habló con Infobae, contó su experiencia en las islas y la historia de una icónica imagen en el momento del cese de fuego. Sus imágenes serán parte central de la exhibición del Museo Imperial de Guerra británico por los 40 años de la contienda bélica
Por Hugo Martin || Infobae


Paul Haley en el Monte Tumbledown de Malvinas, pocos minutos después del cese de fuego. Llegó el 1º de junio de 1982 junto a la 5ta. Brigada de Infantería y permaneció hasta dos semanas después del 14 de junio (Foto: Sgt Ron Hudson/IWM)

Se había preparado buena parte de su vida para cubrir una guerra, pero a Paul Haley, fotógrafo británico, miembro senior del staff de Soldier Magazine, casi no lo mandan a Malvinas en 1982. “Allí éramos cuatro fotógrafos, cuatro periodistas y un editor. Cuando sucedió la invasión quería ir, pero me dijeron ‘no’. Sólo autorizaron a embarcar a dos fotógrafos, que se encargarían de hacer un pool y distribuir el material. Así que al principio me lo pasé yendo a los puertos a tomar fotografías de barcos alistándose para partir. Pero yo me había entrenado, hacíamos ejercicios todo el año, incluso dos o tres veces en Irlanda del Norte. También había estado en Chipre, cuando los turcos llegaron allí en el 74 y bombardearon la isla…”, cuenta hoy, a los 71 años, ya retirado, casado con Mandy y recién salido de una operación de colon. Por supuesto, Haley, en forma respetuosa, amable pero firme, hablará de “invasión”, “liberación” y dirá “Falklands” cuando se refiera a las Islas Malvinas. Aquí en Argentina, desde luego, sostenemos exactamente lo contrario. Pero es interesante indagar en su mirada de los hechos, su posición de testigo privilegiado. Hoy, en sus redes sociales casi no existe la guerra que se libró hace casi 40 años (se cumplirán este 2 de abril), sino paisajes, gatitos y flores, muchas flores. Reflejar la naturaleza es su hobby.

Haley nació el 31 de agosto de 1950. Y se acercó a la fotografía desde muy pequeño. Según él, casi de recién nacido. “Empecé a ser fotógrafo cuando tenía un año… La historia es así: yo no caminaba, y el día de mi cumpleaños, mi madre me colocó para tomarme una foto y me paré, empecé a caminar hacia ella y me llamó la atención la cámara. Así fue… Mi padre era un fotógrafo amateur, y a los 8 años ya hacía copias en su cuarto oscuro. A los 15 años trabajaba los sábados haciendo bodas. Creo que en esa época, con la fotografía social se ganaba más que ahora..”, cuenta.

Un helicóptero Sea King HC4 del Escuadrón Naval Aéreo despega con comandos de la Compañía J de los Royal Marines desde San Carlos a Darwin el 28 de mayo de 1982. En la noche lanzaron el ataque contra las unidades argentinas en Darwin y Goose Green. (Foto: Paul Haley, Soldier Magazine, © IWM FKD 264)

En 1971 consiguió trabajo como fotógrafo civil para el Ministerio de Defensa británico, tomando imágenes de equipos para la Escuela Real de Artillería en Larkhill. Allí estuvo tres años, y en 1974 fue contratado por Soldier Magazine, una publicación especializada en las fuerzas armadas. “Me dijeron que parte de mi trabajo consistía en estar preparado las 24 horas para ser enviado a cualquier sitio del planeta, lo que encontré muy cool. Empecé haciendo tomas desde helicópteros, era un buen trabajo”. Pero llegar a tomar 2600 fotos de Malvinas, dijimos, no fue sencillo para él.

Finalmente, una cobertura con los preparativos de la 5ta. Brigada de Infantería a bordo del barco Queen Elizabeth II en el puerto de Southampton y una charla con el jefe de esa división, el Brigadier Tony Wilson, le abrió una puerta. Eran épocas sin internet ni digitalización: todo era llevar los rollos al laboratorio y esperar el revelado. Cuando regresó a la redacción con el material ya atardecía y le dijeron “tenés un lugar a bordo, apurate porque mañana a las 10.30 te tenés que presentar”. Así que cargó su equipo (tres cuerpos de cámara Contax -dos RTS y una Contax 137MD- y cinco lentes marca Carl Ziess de 18, 25, 50, 85 y 200mm)( y se trepó al mismo buque que la 5ta. Brigada a la que, pensó, acompañaría en toda la campaña.

Prisioneros argentinos capturados en Goose Green caminan bajo vigilancia. En el combate del 28 de mayo participaron alrededor de 600 hombres del 2º Batallón del Regimiento de Paracaidistas (Foto: Paul Haley, Soldier Magazine, © IWM FKD 363)

Con el Queen Elizabeth II navegó primero hasta la isla Ascensión, en medio del océano Atlántico, donde imaginó que quizás podría terminar su viaje. Pero Wilson lo tranquilizó: “Me dijo que era parte de ellos”. Luego bajaron hasta las islas Georgias y de ahí, a bordo del SS Canberra, llegó al estrecho de San Carlos, donde desembarcó en la Isla Soledad el 1º de junio de 1982.

Estar en medio de una guerra, y entre soldados profesionales, no podría no ser el mejor lugar para un civil. Pero Haley le cuenta a Infobae que su experiencia con Soldier Magazine fue decisiva para que no se originaran problemas: “Trabajaba junto a ellos desde 1971, así que sabía cómo se movían. Entendía su sentido del humor y los lazos que establecían con las unidades de su regimiento. Y también, su rivalidad con otras unidades. Cada vez que iba adonde no me conocían, había un período de tiempo en el que me miraban de costado, pero los soldados pronto captaban cuando alguien era profesional. Honestamente, no tuve ningún problema con ninguna de las unidades que fotografié durante la guerra”.

Una víctima de la Guardia Escocesa es trasladada en camilla a un helicóptero Gazelle para su evacuación en Goat Ridge. El 2.º Batallón de la Guardia Escocesa llevó a cabo el asalto a Tumbledown entre el 13 y 14 de junio (Foto: Paul Haley, Soldier Magazine, © IWM FKD 165)

Al arribar a Malvinas, el confort no fue su compañero precisamente. “Una vez en tierra me quedé donde pude. Dormí en una trinchera de gurkhas en San Carlos la primera noche y luego en el piso de una casa en Darwin por un par de noches más. También estuve en otras trincheras y en una casa rodante en Bluff Cove. En un momento regresé a un barco, el Fearless y me quedé a pasar la noche porque tenía que conseguir más rollos de película. Luego volé de regreso y pasé una noche muy, muy fría en las rocas de Goat Ridge antes de la batalla de Tumbledown. En Stanley, la primera noche paré en una casa vacía y luego viví con una familia que tuvo la amabilidad de dejarme dormir en su altillo durante dos semanas antes de regresar a casa. Y siempre llevé conmigo una bolsa de dormir del ejército que me dieron en las tiendas del Queen Elizabeth II”, recuerda.

A pesar de que había viajado con la 5ta. Brigada de Infantería, en las islas, Haley se movió con relativa libertad. Luego de los 74 días del conflicto, el final de la contienda lo encontró junto al Regimiento de Guardias Escoceses. “Moverse era muy difícil. Elegir dónde ir también, porque cuando estás en tierra solo ves lo que sucede alrededor, no tenía forma de ver el panorama general. Iba a preguntarle a los oficiales qué sucedería a continuación para la unidad que comandaban y trataba de subirme a un helicóptero o caminar hacia donde suponía que podría haber una batalla al día siguiente. Llegué para cubrir a la 5ta. Brigada, con la que había viajado en QE2. Pero aterricé en San Carlos, luego fui a Darwin, Goose Green, Fitzroy, Bluff Cove, Goat Ridge, Tumbledown y llegué cerca de Stanley en la tarde del 13 de junio”.

Una foto icónica: hombres del 7º Pelotón, Compañía G del 2do. Batallón de Guardias Escoceses celebran la noticia del final de la guerra el 14 de junio en Monte Tumbledown (Foto: Paul Haley, Soldier Magazine, © IWM FKD 314)

Fotografiar las acciones de guerra en sí mismas, las batallas, no fue posible para Haley. Los ataques ingleses a las posiciones argentinas se desarrollaban de noche, para aprovechar la superioridad de armamentos y la logística. Así, explica, “incluso si hubiera estado en el lugar correcto en el momento correcto, al ser de noche no habría podido tomar ninguna fotografía. En 1982 no existían las cámaras digitales con las altas posibilidades de captura ISO que tenemos ahora. Y no aterricé hasta el 1º de junio, así que no estuve para las batallas de Darwin y Goose Green, pero pude fotografiar sus secuelas. En la batalla de Tumbledown, por ejemplo, pude fotografiar a los Guardias Escoceses cuando el ataque comenzó, pero luego traté de dormir un rato antes de avanzar hacia allí justo antes del alba y tomar fotos con la luz del amanecer”.

-¿Estuvo en riesgo en alguna oportunidad? ¿Sintió miedo?

-Una tarde estaba con los Guardias Escoceses en Goat Ridge cuando fuimos bombardeados. Y cuando comenzó el ataque, el bombardeo empezó nuevamente hacia nuestra posición. Fue bastante aterrador, pero dejame decirte que de pronto te acostumbras y continuas con lo que estás haciendo. Cuando tomaba fotografías en Malvinas, sentía que al mirar a través de la cámara, de alguna manera estaba protegido de todo el peligro. Hace 40 años, en una entrevista que me hicieron cuando retorné cuando volví a casa, dije ‘Me escondía detrás de mis cámaras’. Suena tonto ahora, pero así es exactamente como me sentía. Pero claro, avanzar al amanecer en la cima de Tumbledown, por ejemplo, era preocupante porque todavía había disparos esporádicos, pero también estaba emocionado de hacer mi trabajo y buscar imágenes de interés periodístico.

Una estampita de la Virgen María y el Niño Jesús en un fusil argentino, arrojado a una pila de armamento entregado por nuestros soldados luego del cese de fuego el 14 de junio de 1982 (Foto: Paul Haley, Soldier Magazine, IWM)

Allí, sobre ese monte, Haley tomó una de sus fotografías más emblemáticas. Son soldados con sus rostros marcados por el combate, pero sonrientes. El veterano fotógrafo cuenta cómo hizo esa imagen exactamente: “Había miembros de la Guardia Escocesa encima de Tumbledown. Los estaba fotografiando mientras despejaban el área cuando se escuchó una llamada en la radio: ‘Controle el fuego, controle el fuego, hay banderas blancas ondeando’. Rápidamente me di cuenta de que era un momento muy importante y quería tomar una fotografía grupal de esta compañía de hombres que acababan de perder a sus camaradas pero estaban felices porque la lucha había terminado. Empecé a tratar de ponerlos en algún tipo de orden, gritándoles que se sentaran o se quedaran quietos. ¡No fue fácil con guardias de 1,80 metro de altura y yo solo un civil de 1,72! También pude ver detrás de ellos que había una nube de nieve cayendo y dirigiéndose hacia nosotros. Rápidamente tomé dos fotogramas en blanco y negro y dos fotogramas de transparencias en color antes de que nos envolviera la nieve y casi no pudiéramos ver nada. Sinceramente, estoy muy orgulloso de la foto, trabajé duro para conseguirla. Pero estoy aún más orgulloso de que los Guardias Escoceses me hayan hecho miembro honorario de la Asociación Tumbledown, nos reunimos todos los años a beber y comer curry”.

Luego de las batallas de Goose Green y Darwin, de Tumbledown y tras la firma del cese de fuego el 14 de junio en el aeropuerto de Stanley, Haley fotografió a soldados argentinos prisioneros. “Mis sentimientos hacia ellos era que sólo estaban haciendo su trabajo. No tenía ninguna animosidad. Simplemente sentí lástima, pero a la vez alivio de que todavía estuvieran vivos. La guerra fue una cosa terrible para ambos lados”.

Prisioneros argentinos, la mayoría con sus mantas, esperan para entregar sus armas y otros equipos en Puerto Stanley después del final de la guerra. (Paul Haley, Soldier Magazine, © IWM FKD 303)

Después de Malvinas, viajó por todo el mundo para el Ministerio de Defensa. Ya jubilado de su profesión, regresó a las islas en 2016 y 2018. Para él, “los isleños son gente maravillosa. Hay que recordar que muchos de ellos estaban aterrorizados cuando fueron invadidos. Ciento cincuenta fueron encerrados en un salón comunitario en Goose Green. Muchos fueron separados de sus familias y enviados a la Isla Gran Malvina en contra de su voluntad. Fue muy difícil para ellos porque no tenían idea de lo que estaba pasando y lo que les sucedería a ellos. Ahora solo quieren continuar con sus vidas en el lugar que aman”.

En 1987 decidió que era hora de una vida más tranquila y volvió al comienzo de su historia: puso un estudio de fotografías de eventos sociales. Pero haber sentido el olor de la adrenalina, del humo de las armas y mirar la muerte a través de una lente dejó una huella que los 40 años que lo distancian de las batallas no borraron: “Como fotógrafo de guerra, había fotografiado algunos otros conflictos y escaramuzas, así que Malvinas no cambió mi visión de la guerra, pero sí fortaleció aún más mis creencias. Odio la guerra y los conflictos armados. Creo que los políticos deberían tener que pelear contra sus enemigos en un ring de boxeo si quieren ir a la guerra”.

Paul Haley en el Memorial de los Guardias Escoses en 2016, su primera visita a Malvinas después de la guerra

En las islas y durante el largo viaje hacia ellas (las Malvinas están a 12.382 kilómetros de Londres), Haley registró miles de fotografías. Pero no tiene una favorita: “Es difícil. Es como preguntarle a un padre de cuatro hijos cuál es su preferido. Tomé alrededor de 2600 cuadros en total y puse alrededor de 400 en un libro, así que esos 400 fueron mis favoritos, supongo. Quería quitar muchas para que las imágenes impresas pudieran ser más grandes en las páginas, pero no pude eliminar más, así que las dejé.Los rostros de las personas son importantes para las personas mismas, pero algunas imágenes se vuelven significativas para las personas que estuvieron allí en la guerra, pero no necesariamente en esa imagen. La foto del grupo de Guardias Escoceses en Tumbledown es así. No importa si no estás en la imagen, todavía te representa si jugaste un papel en esa guerra”.

Hoy, el Museo Imperial de Guerra británico (IWM según su sigla en inglés), prepara una muestra con las mejores imágenes que tomó Haley. La curadora de la exhibición es Hilary Roberts. Ella le explicó a Infobae que esa institución es “el principal museo del mundo de la guerra y los conflictos modernos, y fue creado durante la Primera Guerra Mundial. Hoy, el IWM es un grupo de cinco museos ubicados en todo el Reino Unido, que cuentan la historia desde varias perspectivas acerca de cómo los conflictos modernos han impactado la vida de las personas en todo el mundo desde 1914 hasta la actualidad. Nuestras colecciones revelan historias de personas, lugares, tecnología e ideas que reflejan a la guerra como una fuerza tanto destructiva como creativa. Desafiamos a las personas a mirar los conflictos desde diferentes perspectivas”.

Haley frente a la gigantografía de una foto tomada por él de un prisionero argentino luego de la batalla de Goose Green (Facebook Paul Haley)

Para Roberts, “Aunque fue breve, el conflicto de 1982 tuvo consecuencias amplias y duraderas: políticas, diplomáticas, económicas, sociales, culturales y militares. Estas consecuencias afectaron tanto a Gran Bretaña y Argentina como a sus aliados internacionales. Para ambos países, el conflicto fue un punto de inflexión en la historia. Las exhibiciones tienen como objetivo conmemorar el aniversario creando conciencia sobre el conflicto en 1982, reflexionando sobre su impacto y legado continuo”.

Los museos atraen a más de 2,5 millones de visitantes cada año y su audiencia se acrecienta con su sitio web (www.iwm.org.uk) y sus redes sociales. Para el 40º aniversario de la guerra, Roberts cuenta que “el IWM de Londres está refrescando y renovando su exhibición permanente de objetos, fotografías y arte dedicado al conflicto de las Malvinas. Los objetos en exhibición incluyen una mesa de operaciones, un cañón antiaéreo y un misil Exocet, todos utilizados por las fuerzas argentinas en las Malvinas, así como un ejemplo de un jet Harrier de la Royal Air Force. Y el nuevo material en exhibición incluirá fotografías del fotógrafo de prensa civil Paul Haley. Algunas de sus tomas se consideran icónicas, pero muchas no se han visto antes en público”. Para ella, las imágenes de Haley “reflejan una experiencia personal y muy humana del conflicto, algo que espero se comunique en la muestra. Fotografió eventos y personas a medida que se encontraba con ellos. Entonces, sus fotografías no solo muestran a las fuerzas británicas, sino también a los soldados argentinos y a los habitantes de las Islas Malvinas”. Precisamente, también se exhibirán imágenes tomadas por soldados argentinos. “Son en su mayoría instantáneas de aficionados, tomadas como recuerdos, que han sido donadas a IWM en los años transcurridos desde el conflicto”, asegura la curadora de la exhibición.

La fachada del Museo Imperial de Guerra británico, que a partir del 2 de abril tendrá una muestra fotográfica de Paul Haley sobre Malvinas. Su curadora es Hilary Roberts (Photo by Tolga AKMEN / AFP)

También las fotos de Haley se verán en el IWM North, ubicado en la ciudad de Manchester, que tiene como highlight una pantalla de de 360 grados de 8,20 metros de altura que utiliza sonido envolvente. Allí -además de exhibiciones de objetos y arte- se proyectarán las fotografías digitalizadas de Haley, muchas de las cuales no se han visto antes.

En Duxford, cerca de Cambridge, existe otro IWM, el más grande de Europa en cuanto a aviación de guerra. Allí se pueden ver aeronaves argentinas y británicas que combatieron en Malvinas. También existe un IWM en Belfast, a bordo de un buque de guerra de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, y el llamado “Churchill War Rooms”, que antes fue el cuartel secreto de Winston Churchill y su gobierno y está ubicado bajo el edificio del Tesoro en Whitehall.

Las muestras darán comienzo el 2 de abril -tomarán como inicio de los eventos por los 40 años del conflicto una fecha que para los argentinos es gloriosa- y en ellas se podrán ver reflejada la mirada que un inglés tuvo, de primera mano, sobre la guerra de Malvinas.