No fue Chile: el enemigo invisible que Argentina debió afrontar en Malvinas y decidió la guerra
Además de la ayuda que Reino Unido recibió del país vecino, hubo otro actor determinante para definir el destino del conflicto bélico.
Por Yasmin Ali || Canal 26
Mitterrand y Thatcher. Foto: The Independent
El 2 de abril se cumplieron 43 años del inicio de la Guerra de Malvinas, un conflicto bélico que enfrentó a la Argentina con Reino Unido en reclamo legítimo de la soberanía sobre las islas. Una herida que no sana, pero que es necesaria recordar para generaciones futuras.
Si bien se ha mencionado en reiteradas veces el fundamental rol que ejerció Chile en este conflicto, ayudando a Reino Unido en reiteradas oportunidades, hay otro actor que tuvo la misma importancia y que actuó en silencio.
Soldados argentinos en Malvinas
Un enemigo silencioso
Era abril de 1982 y tras el éxito de la Operación Rosario, Argentina retoma el control de las Islas Malvinas mientras se prepara para el contraataque británico. Pero desde las sombras un enemigo en silencio se une a la "cruzada al sur" dirigida por Margaret Thatcher: Francia.
Desde París, el presidente socialista Mitterrand no tardó en contactar a la conservadora Thatcher para asegurarle el total respaldo francés en el conflicto. Dos días después, el 4 de abril, el ministro de Defensa galo recibió un pedido británico de asistencia técnica para evaluar las capacidades aéreas argentinas. La respuesta fue inmediata.
Pilotos franceses expertos en aviones Mirage volaron al Reino Unido para realizar maniobras conjuntas con los Harrier británicos. El objetivo era claro: enseñarles cómo contrarrestar el poder aéreo argentino equipado con tecnología francesa. Además, Francia bloqueó el envío de diez misiles Exocet y detuvo toda entrega de armamentos que la Armada Argentina ya había adquirido antes del conflicto, sumándose al bloqueo establecido por la comunidad europea.
Rendición británica en Malvinas. Foto: Infobae / Rafael Wollmann
Pero el apoyo del París, además de técnico y político, fue logístico. En un acto que casi roza la declaración de guerra, Francia exigió a Senegal -una de sus ex colonias- que permitiera a los británicos operar desde el aeropuerto de Dakar para facilitarle la conexión aérea hacia la isla Ascensión. Desde esta isla controlada por Estados Unidos, despegaron los bombarderos británicos que atacaron sin cesar las Malvinas.
Aunque muchas veces busca ocultarse, el apoyo de Francia, la OTAN y la comunidad europea fue clave para la victoria de Reino Unido. De otra manera, se habría visto obligado a negociar ante la valiente resistencia argentina.
Los otros hermanos sudamericanos que ayudaron a la Argentina en la Guerra de Malvinas
Se ha dicho mucho sobre aquella guerra y la postura de los países de la región. La imagen de la Selección peruana con una bandera que decía "Para el Perú, las Malvinas siempre argentinas" recorrió el mundo y afianzó el apoyo que el país le brindó a la Nación con el envío de aviones, municiones y otros materiales de guerra.
También se supo con el tiempo de la cantidad de voluntarios de uruguayos que se ofrecieron para pelear junto a sus hermanos argentinos. Pero no fueron los únicos, hay otro país del que poco de habla: Bolivia.
En la madrugada del 2 de abril, el destacamento se dividió en dos grupos: el más numeroso al mando del capitán Guillermo Sánchez Sabarots, con dirección al cuartel de los británicos en Moody Brook y otro liderado por el capitán Pedro Giachino, que buscó la casa del gobernador Rex Hunt.
Soldados argentinos en Malvinas
La misión de "Operación Rosario" fue vista como un éxito, pero ahí empezó la “verdadera” guerra. El 1 de mayo, con un bombardeo aéreo inglés al aeropuerto de Puerto Argentino y la inmediata réplica de la Fuerza Aérea Argentina.
Días después, el 26 de mayo, una solicitada del diario La Razón reportó desde Salta, provincia limítrofe con Bolivia, que el gobernador de facto Roberto Augusto Ulloa y el Centro Boliviano de Salta y la Federación de Excombatientes de la Guerra del Chaco informaban sobre 25.000 bolivianos que se habían ofrecido para sumarse como voluntarios.
Vale aclarar que, para esa época, muchos bolivianos o hijos radicaban y cumplían el servicio militar en Salta y Jujuy. El periodista y escritor Daniel Kon, autor del libro Los chicos de la guerra, no hace referencia y diferencia a los jóvenes por nacionalidad, pero deja entrever que varios conscriptos de origen boliviano fueron maltratados y lucharon por las islas reclamadas.
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