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lunes, 30 de diciembre de 2019

Documental británico: La batalla terrestre sobre Malvinas (4/4)

La experiencia aprendida por los británicos


Excelente entrevista a los generales Thompson y Moore. Increíble como ambos asumen perfectamente los errores que cometieron y como los debieran haber corregido.


sábado, 28 de diciembre de 2019

POW: Los 12 del Patíbulo en Malvinas

Interrogatorios, hacinamiento y eternos días como prisioneros en Malvinas: la historia desconocida de "los 12 del patíbulo”

Pasaron a la historia como un grupo de oficiales y suboficiales argentinos que los ingleses mantuvieron prisioneros hasta un mes después de finalizada la guerra. Infobae dialogó con cinco de ellos y por primera vez cuentan sus experiencias sobre esas horas de encierro después de las cruentas batallas

Por Adrián Pignatelli || Infobae


Se bautizaron como "Los 12 del Patíbulo”. Oficiales y suboficiales de las tres fuerzas que combatieron en Malvinas y que hasta el 14 de julio de 1982 -un mes después de la rendición- permanecieron como prisioneros de los ingleses en la islas.

De Ejército: el teniente Carlos Chanampa, los subtenientes José Eduardo Navarro y Jorge Zanela, los sargentos primeros Guillermo Potocsnyak, Vicente Alfredo Flores y José Basilio Rivas y el sargento Miguel Moreno. De la Fuerza Aérea: el mayor Carlos Antonio Tomba, el teniente Hernán Calderón y el alférez Gustavo Enrique Lema. De la Armada: el capitán de Corbeta Dante Juan Manuel Camiletti y el sargento infante de marina Juan Tomás Carrasco.

Diez de ellos caerían prisioneros luego del combate de Pradera del Ganso -entre el 27 y el 29 de mayo- los otros dos, Camiletti y Carrasco fueron capturados días después.

El viejo frigorífico

“Me acuerdo del día de la rendición. Fue en un descampado. El momento más triste de mi vida”, contó José Navarro, por entonces un joven subteniente de 21 años, correntino, hoy general, que había ido a la guerra con el Grupo de Artillería Aerotransportado 4. “Recuerdo el silencio increíble de 600 hombres formados en una especie de cuadro”.

Esas primeras amargas horas se empañaron aún más cuando, estando alojados en un galpón de esquila de ovejas, escucharon una explosión. Vieron a un inglés que, “por cuestiones humanitarias”, como se excusó, remataba a un soldado argentino herido al estallarle una munición que había sido obligado a trasladar.

“Fue en ese momento que dijimos que no trabajaríamos más, creo que fuimos nosotros los que inauguramos los piquetes en el país”.

La guerra había terminado, pero de alguna manera continuaba. Ya en San Carlos, los encerraron en una pieza de tres por dos del viejo frigorífico, que tenía incrustada en una de sus paredes una bomba argentina de 250 kilos, sin explotar. Aún conservaba su paracaídas.


El histórico dibujo: en primer plano, en el centro, Tomba; a la izquierda, Chanampa, Zanela, Navarro, Lema. A la derecha, Camiletti, Calderón, Carrasco, Potocsnyak, Moreno, Rivas y Flores

Por las mañanas, hacían cola para retirar un termo con te y galletitas y como no disponían de jarros, debieron ir a un basural cercano a buscar latas, que lavaban con el agua de mar.

Dormían en el piso, vestidos, acurrucados, con la boina puesta. Pero lo problemático fue el baño. En uno de los rincones de ese reducido espacio, había un tacho de 200 litros cortado al medio. Cuando alguien lo usaba, el resto debía darse vuelta, hasta que pudieron conseguir una manta con la que improvisaron un biombo. Cada tanto, debían llevar el tacho a desagotar su contenido a orillas del mar.

En el tiempo que permaneció prisionero, fueron llevados de un lado para el otro. Un día los embarcaron en el Sir Edmund. “Vuelven a la Argentina”, les anunciaron. Pero no era verdad. Como en las películas, Navarro fue interrogado en un camarote, encandilado por una potente luz. Un interrogador inglés, que hablaba un español muy castizo, lo ametralló a preguntas: ¿Cómo había llegado a las islas? ¿De dónde provenía la artillería de Darwin?. Y la cuestión que desvelaba a los británicos: “¿Usted sabe que hubo crímenes de guerra en San Carlos?”.

Los ingleses buscaban al teniente Carlos Daniel Esteban, quien habría derribado un helicóptero que los británicos sostenían que transportaba heridos. Lo que ellos nunca se percataron era que Esteban estaba alojado en el mismo buque. Nunca lo ubicarían.

A Navarro lo llevaron nuevamente al frigorífico y lo encerraron en una cámara frigorífica de seis por cinco, con paredes de corcho. Tenía una sola puerta, con una ventana a la que le habían roto el vidrio para que pudiese entrar el aire. Una lamparita que colgaba del techo era la única iluminación.

Ahí nació el grupo de “Los 12 del patíbulo”.

No les hablaron durante días ni fueron interrogados, lo que le hicieron perder la noción del día y la noche. Permanecían en ropa interior por el calor y volvieron a convivir con el inmundo tacho de 200 litros cortado al medio.

Luego de un día y medio sin probar bocado, les llevaron algo de comida, que nunca supieron si era un guiso o una sopa de pollo. Tenían hambre, pero no cubiertos. Fue el mayor Carlos Tomba el que tomó la delantera: “Yo voy a comer con la mano”, y todos lo imitaron. En una nueva visita al basural, se hicieron de cucharas y de latas.

Luego, fueron llevados a un buque. Cuando escucharon por los parlantes el himno inglés que se confundía con gritos de alegría, comprendieron que todo había terminado. Era el 14 de junio. El capitán inglés lo corroboró cuando se acercó para darles palabras de aliento.

La bandera, trofeo de guerra

Navarro recordó que entonces la vigilancia se relajó, a tal punto que al capitán de corbeta Dante Camiletti se le había ocurrido la locura de tomar el control del barco. Pero a los ingleses no les preocupaban los prisioneros, pero sí se los veía temerosos de la aviación argentina y especialmente de los Exocet.


La bandera que tomó Navarro; años después fue enmarcada por sus amigos.

En el Sir Edmund regresaron al continente. Fue cuando Navarro entró a un camarote cualquiera, y tomó una bandera inglesa. “¡Pedazo de boludo!”, le recriminaron sus compañeros. Alcanzaron a ocultarla dentro de un panel del techo del camarote antes que los ingleses, muy alterados y revisando cada rincón del barco, los descubriesen.

Cuando Navarro pisó el muelle en Puerto Madryn, no tuvo mejor idea que mostrarles a los ingleses la bandera, que aún conserva enmarcada junto con copias de los famosos dibujos que hizo Potocsnyak, uno de sus compañeros de encierro.

“¿Usted sabe lo que significa rendirse justo el Día del Ejército?”, preguntó sin esperar una respuesta el santafecino de raíces croatas Guillermo Potocsnyak, el del apellido difícil de pronunciar. Por algo le dicen “Poto” o “Coco” a este corpulento sargento ayudante, que fue a las islas como sargento primero en el Regimiento de Infantería 12.

Un artista en el grupo

Luego de combatir en Pradera del Ganso y en la Bahía de San Carlos, fue hecho prisionero. Cuando ayudaba a recoger los cuerpos de los argentinos muertos, tropezó con un cuerpo congelado que, de pronto, movió los ojos. Lo puso arriba de un capot de un Carrier. Ese soldado, con quien se encontraría años después, perdería una pierna, pero le había salvado la vida.

Potocsnyak fue un personaje popular entre sus pares y por sus carceleros: es que sabía dibujar. Cambiaba chocolates y cigarrillos por papel, lápices y biromes y así los dibujos comenzaron a circular, sin distinción de banderas. Dijo que muchos de ellos deben estar en Gran Bretaña.

Es el autor del famoso dibujo de los 12 oficiales que estuvieron prisioneros hasta el 14 de julio. En un primer plano se ve a Tomba, y puede notarse claramente una especie de riñonera que todos llevan, que era el salvavidas. Aún después del 14 de junio, los británicos no descartaban ataques de la aviación argentina.


Los 6 de San Carlos. Otro de los tantos dibujos que realizó Potocsnyak durante su encierro.

Al ver el dibujo, sugirió alguien, que no recuerda quien. “Ponele los 12 del patíbulo…”. Refiere al título de una película bélica de 1967, en la que una docena de presos peligrosos debían cumplir con una arriesgada misión en territorio alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Potocsnyak rememora que cada tanto los ingleses, muñidos de bastones, los sometían a requisas, mientras debían pararse de cara a la pared. Cuando le dijo a un inglés “metete ese bastón en el c…”, el británico le respondió “no te hagas el vivo que hablo español mejor que ustedes”.

En la posguerra, Potocsnyak enviudó y con los años, en un curso donde estaba estudiando croata -posee la doble nacionalidad- conoció a su segunda esposa. “La familia fue la que primero ayudó”, confesó. Tiene dos hijos y cuatro nietos. Estudió el profesorado de Historia, no para enseñar sino “para entender lo que vivimos allí, y también como una forma de sentirme útil”. Porque su vida como veterano no fue sencilla. De Córdoba, donde se había radicado, tuvo que irse ya que siempre le preguntaban por la guerra y sentía que no podía hacer ese click para dar vuelta la página. El tiempo ayudó a seguir con la vida. De ese famoso grupo de los “12”, remarca que el “mayor Tomba es un señor, una persona extraordinaria”.

Luego del capitán de corbeta Dante Camiletti, el mayor Carlos Tomba -quien combatió piloteando Pucará- era el oficial de mayor graduación. Este mendocino de 36 años, fue quien asumió el liderazgo de ese grupo tan heterogéneo. Hoy este brigadier retirado, que vive en Mendoza, donde su apellido tiene una rica trayectoria en la historia provincial.


Restos del Pucará que piloteaba Tomba, en Malvinas.

El primer tironeo con sus captores fue el de defender sus pertenencias, su casco y las perneras del asiento eyectable. Las lograría conservar junto a un pijama que le había dado su esposa. El casco y las perneras se exhiben en el museo de la Fuerza Aérea de Córdoba.

Evoca que los primeros días fueron los peores. Cuarenta y ocho horas sin agua, y después una lata de paté. Como no sabían lo que pasaría al día siguiente, sólo comían la mitad de su contenido.

Como hablaba inglés fue el interlocutor del grupo y el intérprete con el médico británico que atendió a los heridos argentinos. También negoció quitar de la diminuta habitación el tacho donde hacían sus necesidades y logró cambiar a la hora local el horario de la comida, y no a la inglesa.

Fue Tomba el que vio cajas con misiles con las siglas “USAF”, de la fuerza aérea norteamericana.


Las perneras que pudo conservar Tomba y que hoy se exhiben en el museo de la Fuerza Aérea de Córdoba

Se preocupó por mantener la mente ocupada, ignoraban lo que ocurría en las islas, y no querían perder energía, ya que solían marearse por la falta de alimentación.

Urdió un plan de escape. Creyó encontrar un punto débil en la seguridad y una noche trepó una pared con la intención de perderse en la oscuridad. Un culatazo en la boca lo regresó a la realidad.

Recuerda haber vivido situaciones ruiseñas. Era el día 40 como prisionero, estaban en San Carlos y les habían permitido bañarse por primera vez. Los hicieron desnudar, le dieron a cada uno una toalla y les ordenaron correr 200 metros hasta una casilla. Allí, sobre el techo, un inglés les arrojaba agua caliente.

“Haga lo que pueda”

En 1982 Chanampa. era un teniente de 27 años. Desde Villa Dolores, donde está radicado, contó que cuando se rindieron, estaban exhaustos y así se lo hicieron saber a los ingleses cuando los pusieron a cavar pozos para letrinas y recoger municiones.

Es crítico con la conducción de la guerra. No podía creer lo que le contestaron cuando solicitó vehículos para mover piezas de artillería para hostigar el avance inglés. “No tengo con qué remolcar los cañones”, informó. “No sé, consiga caballos, haga lo que pueda”, recibió como respuesta. Recibían órdenes que eran imposibles cumplir.

En los primeros días como prisionero, dormía junto a otros argentinos en catres improvisados con cajas de municiones.

Fue sometido a dos interrogatorios. El primero en el frigorífico de San Carlos y el segundo en un corral de ovejas, separado por un curso de agua, donde fueron llevados en un gomón una mañana muy desapacible. A la intemperie los hicieron desnudar y luego de interrogarlos, vueltos a vestir, los llevaron de regreso.

De todas maneras, Chanampa aseguró que los ingleses conocían al dedillo las posiciones argentinas y su verdadera potencialidad. También le llamó la atención de que muchos de los soldados británicos eran muy jóvenes y que algunos oficiales con los que pudo hablar no demostraban mayor interés en la guerra.

Dijo que cuando en el grupo había un bajón anímico, lo superaban leyendo, en voz alta, cartas que algunos compañeros conservaban de sus familiares.

Chanampa fue uno de los tantos que debieron empezar de cero en varias oportunidades. Fue empleado de comercio, gerente de una empresa textil y directivo en una compañía de seguros. En Villa Allende parece haber encontrado su lugar en el mundo.

¿Prisioneros en la Isla Ascención?

A 500 kilómetros de Villa Allende, está el pueblo de O’Brien, que recuerda a un irlandés que se jugó la vida para nuestro país en las guerras de la independencia. Allí nació Jorge Gustavo Zanela, quien a sus 23 años y su jerarquía de subteniente partió a la guerra con el Grupo de Artillería 4, integrando la Fuerza de Tareas Mercedes.


La fotografía que los ingleses le tomaron a Zanela, con su número de prisionero.

Cuando cayó prisionero, fue llevado como tantos otros en un helicóptero Chinook a San Carlos. Estando en el frigorífico se entusiasmó cuando les dijeron que los llevarían al Uruguay, pero a último momento lo bajaron del barco junto a otros oficiales, seleccionados según su antigüedad y especialidad. Es más: aún Zanela conserva debajo del vidrio de su escritorio un certificado de la Cruz Roja con su traslado a la isla Ascención, cosa que nunca se concretó.

Fue interrogado por un inglés y oficiaba de intérprete un militar que vivía en el Peñón de Gibraltar. Insistían en conocer sobre las posiciones argentinas y por hacerse de los mapas.

Ocho libras para gastos

Zanela tiene la imagen vívida de los heridos ingleses por el ataque aéreo argentino sobre Bahía Agradable, muchos de ellos con graves quemaduras. Era el 8 de junio y fue considerado como el día más negro de la flota: los aviones argentinos hundieron tres buques, dañaron una fragata, y los ingleses tuvieron 56 muertos y 200 heridos.

Recuerda que "los 12 del patíbulo” estuvieron en un barco que cubría el cruce del Canal de la Mancha. Cada tanto, eran visitados por representantes de la Cruz Roja, en su mayoría uruguayos y españoles. A veces hasta discutiendo con los propios ingleses, estos funcionarios les tomaban sus datos como prisioneros de guerra y se llevaban cartas para sus familiares, que se despachaban vía Suiza.

Así como al resto de los prisioneros, le dieron 8 libras para gastos. Y como hicieron sus compañeros, gastaron lo mínimo y conservaron el resto como un recuerdo de la guerra.


Las 8 libras que recibió cada prisionero. Navarro las enmarcó.

Los últimos días habían conseguido una radio, y el grupo se enteró de la visita de Juan Pablo II. De la eliminación argentina del Mundial de fútbol los mismos ingleses se ocuparon en contarles.

Los gritos de júbilo de los ingleses indicaron la rendición argentina. Zanela no integró la gran masa de prisioneros que fueron llevados a Puerto Madryn. El permanecería con otros oficiales en San Carlos, mientras persistiese la amenaza de la Fuerza Aérea argentina, que en un primer momento no quiso acatar la orden de alto el fuego.

Finalmente, el 14 de julio los trasladaron a Puerto Argentino, donde embarcaron en el Norland. Una vez en el continente, se le prohibió hablar; en Trelew le dieron ropa limpia y luego de varias escalas, un avión del Ejército lo llevó a su unidad en Córdoba.

Actualmente, el coronel Jorge Zanela está al frente de la Oficina de Coordinación de Veteranos de Guerra de Malvinas. Su despacho en Palermo, es una suerte de pequeño museo de su paso por el conflicto del Atlántico Sur. Por supuesto, en una de las paredes cuelga el cuadro con una copia amarillenta del dibujo de “los 12 del Patíbulo”.

En el 2015, regresó a las islas. Volvió al frigorífico, abandonado y destruido. Aún estaba el agujero de la bomba argentina que no detonó. No lo dejaron entrar por el peligro de derrumbe.

En todos estos años, el grupo nunca pudo reunirse. Además, el teniente Hernán Calderón, falleció el 24 de marzo de 1983 en un vuelo de instrucción junto a un aspirante, y el sargento primero José Basilio Rivas murió el 22 de diciembre del 2001 en un accidente automovilístico.

Algunos se retiraron al poco tiempo, otros continuaron con sus carreras militares. Pero lo que nunca dejaron de pertenecer al grupo de “los 12 del Patíbulo”.

jueves, 26 de diciembre de 2019

Guerra Aérea en Malvinas: El desembarco en San Carlos (6)

La Guerra Aérea en Malvinas: El desembarco en San Carlos


K-Planes

Parte 1 || Parte 2 || Parte 3 || Parte 4 || Parte 5 || Parte 6 || Parte 7


Llega la Fuerza de Tarea: Desembarco en San Carlos


La pérdida del Sheffield hizo poco para evitar la inminente invasión de las Malvinas. La presencia naval argentina en el teatro había sido eliminada, y, mientras que el ARA seguía siendo una flota, la Fuerza de Tarea británica tenía reinado libre sobre la Zona de Exclusión de las Malvinas. Los bombardeos y los ataques aéreos preparatorios en las islas continuaron durante varios días, mientras los argentinos se mudaban a los SAM de Roland durante las noches. Poco a poco, la Fuerza de Tarea se mudó al estrecho de San Carlos en preparación para un asalto anfibio en San Carlos.



Los desembarcos en San Carlos comenzaron en la mañana del 21 de mayo. Las fuerzas de desembarco fueron vistas por la guarnición argentina, que abrió fuego con morteros y rifles sin retroceso. Los cañones de la Fuerza de Tarea pronto respondieron, con un equipo de SBS comenzando un tiroteo con las fuerzas argentinas. Durante el tiroteo que siguió, un helicóptero Sea King y Gazelle pasó sobre las fuerzas argentinas, que dispararon contra ellos. Ambos aviones fueron derribados, con la pérdida de un piloto. Minutos después, una segunda Gazelle se perdió en circunstancias similares, matando a su tripulación de dos.



Las fuerzas argentinas en el continente desde entonces habían revuelto sus aviones, enviando una pequeña fuerza para atacar a la fuerza de aterrizaje británica. Las operaciones aéreas argentinas se abrieron con un solo MB 339, armado solo con pistolas y cohetes, realizaron dos pases de reconocimiento seguidos de un solo e ineficaz ataque de la fuerza. Si bien el avión individual tuvo poco impacto en las fuerzas británicas, el piloto había determinado la composición de la flota durante sus tres pases. Mientras tanto, tres de los cuatro Pucaras estacionados en Goose Green fueron revueltos para enfrentarse a las fuerzas británicas. Uno fue derribado por un misil Stinger disparado por SAS. Los otros dos ocuparon un puesto de observación británico, solo para ser interceptados por Sea Harriers, que derribó con éxito un avión.


Varios minutos después de la respuesta inicial de las fuerzas argentinas en las islas, llegó la ayuda del continente. Un vuelo de Mirage IIIEs hizo un paso al norte de las islas, con la esperanza de desviar a los combatientes británicos de la batalla. Poco después, las Dagas lanzadas desde varias bases costeras convergieron en la fuerza, haciendo pases individuales sobre las fuerzas con cañones de 30 mm y bombas de 1,000 lb. Sin embargo, las bombas fusionadas incorrectamente no pudieron detonar, a pesar de alcanzar su marca en al menos una ocasión. Los intentos de los británicos de repeler las Dagas se encontraron con resultados mixtos: un Sea Wolf SAM de Broadsword derribó una Daga, pero los AIM-9 disparados por Sea Harriers que interceptaron a las Dagas en retirada se quedaron cortos.



Dos horas después de que las Dagas hicieran sus pases, llegaron los A-4, con resultados considerablemente pobres. Dos Seahawks fueron interceptados y derribados por Sea Harriers, mientras que en los dos ataques "exitosos" las bombas no pudieron detonar, y mucho menos alcanzar un objetivo. Un A-4 logró un impacto dañino cuando una bomba de 1,000 lb golpeó la revista Sea Cat de Argonaut, detonando dos misiles a pesar de que la bomba en sí no detonó. Las dagas regresaron por la tarde, haciendo varios pases fallidos más. De los tres vuelos de Dagas, Sea Harriers derribó cuatro aviones individuales, sin causar daños a ningún objetivo. El ataque final del día llegó a las 3:00, cuando un vuelo de A-4Q hizo un pase final con bombas y cañones retardados de 500 lb. Sea Harriers interceptó el avión cuando se alejaron, y ambos aviones fueron derribados.

Asegurando un punto de apoyo



A medida que las fuerzas británicas se movieron para asegurar San Carlos, el mal clima en la Patagonia alivió a las fuerzas británicas de los ataques aéreos del día anterior. Se instaló una batería Rapier, y Harriers tuvo reinado libre sobre las islas. Los siguientes ataques aéreos llegaron al día siguiente, cuando los A-4 hicieron ataques alrededor de la 1:00. Una bomba de 1,000 libras atravesó el costado del HMS Antelope, matando a un miembro de la tripulación, mientras que otro A-4 fue atrapado por el fuego de cañón de Antelope, chocando a través de los mástiles de la nave mientras sus bombas penetraron, pero no pudieron detonar, debajo. Dos horas después, llegaron tres vuelos de Dagas para atacar objetivos en la Bahía de Ajax. Un vuelo fue interceptado por Sea Harriers, lo que condujo al derribo de una Daga. Mientras tanto, una de las bombas alojadas en el HMS Antelope explotó mientras se desactivaba, hundiéndola.



Los ataques aéreos de Daggers y A-4 continuaron hasta el 24 de mayo, con varios ataques fallidos más contra objetivos aéreos y terrestres. La mala coordinación y las crecientes pérdidas estaban provocando un descontento abierto entre los pilotos de la FAA, pero decidieron continuar las operaciones al día siguiente, independientemente. Al otro día, cuatro vuelos de A-4 atacaron a la flota británica. La última ola de aviones, que llegó alrededor de las 3:00, realizó ataques exitosos contra HMS Broadsword y Coventry, dañando Broadsword y hundiendo Coventry. Fuera de la zona de combate, se logró una victoria más significativa para los argentinos: el buque de carga Atlantic Conveyor, que transportaba helicópteros vitales y equipos de pista, fue atacado por dos Super Etendards, que golpearon la nave con dos misiles Exocet. La munición almacenada a bordo se encendió, causando un incendio incontrolable que destruyó todo a bordo, excepto un Chinook: Bravo November. El Chinook fue descargado, mientras que el Atlantic Conveyor fue remolcado, hundiéndose tres días después en tránsito.



A finales del 25 de mayo, la cabeza de playa británica había sido asegurada. Con una fuerza considerable, la situación de la guarnición argentina en la isla fue realmente sombría. Sin embargo, la operación no estuvo exenta de pérdidas. HMS Ardent, Antelope y Coventry fueron hundidos, y el Atlantic Conveyor fue neutralizado con la mayor parte de su preciosa carga. Se perdieron cuatro helicópteros y ocho barcos resultaron dañados, mientras que 49 hombres murieron en los combates en tierra. Las pérdidas de ala fija ascendieron a un solo Harrier GR.3 derribado por un Blowpipe mientras realizaba un reconocimiento a través de Falkland Sound. Las pérdidas argentinas fueron considerablemente más ligeras: las fuerzas terrestres se retiraron después del tiroteo inicial y las pérdidas totales ascendieron a 22 aviones y 11 pilotos.


martes, 24 de diciembre de 2019

Argentinos judíos en Malvinas


Soldados argentinos de religión judía durante la Guerra de las Malvinas.

.
Fueron visitados y confortados en su religión un rabino enviado por el Ejército Argentino.




domingo, 22 de diciembre de 2019

Proponen "malvinizar" las escuelas

Hijos de ex combatientes impulsan proyecto para “malvinizar” en las escuelas 

Prensa




TIERRA DEL FUEGO DIJO PRESENTE EN LA 3ER ASAMBLEA NACIONAL DE HIJOS DE VETERANOS DE LA GUERRA DE MALVINAS.

En representación de Ushuaia participó Carlos ‘Chino’ Raúl Cabrera de ‘Herederos de la Causa Malvinas’ y por la ciudad de Río Grande, Vanesa Alejandra Campos de ‘Generación Malvinas’.

Dos hijos de heroicos combatientes que en el año 1982 intentaron terminar con la usurpación del territorio argentino, Carlos “Chino” Cabrera y Vanesa Alejandra Campos representaron a Tierra del Fuego en la 3er. Asamblea Nacional de Hijos de Veteranos de Guerra de Malvinas, encuentro que tuvo lugar en la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa. En ese lugar además confluyeron representantes de las provincias de Buenos Aires, Chaco, Catamarca, Chubut, Córdoba, Corrientes, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Salta y Tucumán.



En el caso de Cabrera es hijo del ex combatiente Carlos Patrocinio Cabrera, quien luchó en las Islas Malvinas y aparece en la fotografía que acompaña esta nota vistiendo el traje de fajina, junto a un compañero que porta un fusil. Don Carlos desembarcó en el suelo usurpado en aquel histórico 2 de abril de 1982 y permaneció apostado frente al secretariado colonial.

Consultado Cabrera acerca de los principales puntos abordados durante el cónclave, refirió a Diario Prensa Libre que “ratificamos por unanimidad la conformación de la Comisión Nacional de Hijos de Veteranos de Guerra, la que debe ser de carácter federal, plural, de amplia participación democrática y con el principal objetivo de malvinizar. También junto a la representante por Rio Grande logramos incluir en el calendario a Tierra del Fuego como sede del 5to encuentro nacional, la que tendrá lugar en el mes de noviembre de 2020”.

En cuanto a otro importante logro alcanzado, informó Cabrera, se puede mencionar una iniciativa de los fueguinos acerca de la inclusión en la curricula escolar de una materia a denominarse “Malvinas”, la que fue seleccionada entre otros proyectos y avalados por los demás participantes del 3er encuentro nacional.


“Nuestro proyecto fue elegido como ganador para poder trabajarlo y luego presentarlo en la Cámara de Diputados y en la de Senadores. Impulsamos que se incluya en el programa escolar una materia que hable sobre Malvinas, tal como lo está haciendo una escuela de la provincia de La Rioja. De esa manera lograremos instalar la causa Malvinas en nuestras jóvenes generaciones particularmente, a lo largo y a lo ancho de todo el país”.

Finalmente, Cabrera manifestó “estamos orgullosos de haber logrado los objetivos que nos propusimos, por lo que expresamos nuestro inmenso agradecimiento a los centros de veteranos que Vanesa y yo representamos, por confiar en nosotros semejante responsabilidad para llevar adelante las propuestas elaboradas en conjunto, haciendo que ambas ciudades se fundan en un mismo criterio”.

Vanesa Campos y Carlos Cabrera agradecieron también a Román Alancay, a Raúl Alberto Villafañe y a Carlos Latorre, ex combatientes de Malvinas y autoridades de los centros que los agrupan.


Diario Prensa
Noticias de: Ushuaia – Tolhuin – Río grande
y toda Tierra del Fuego.

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viernes, 20 de diciembre de 2019

Ya despegan desde el HMS QE los Lightning británicos

F-35 de la Royal Navy despega del HMS Queen Elizabeth en el puerto de Portsmouth


Navy Recognition



El rugido de los aviones más avanzados en el arsenal de Gran Bretaña resonó alrededor del puerto de Portsmouth como un F-35 lanzado desde el HMS Queen Elizabeth.




F 35 de la Royal Navy despega del HMS Queen Elizabeth en Portsmouth Harbour 925 001 F-35 despega del HMS Queen Elizabeth (Fuente de la imagen: Royal Navy)

El rugido de los aviones más avanzados en el arsenal de Gran Bretaña resonó alrededor del puerto de Portsmouth como un F-35 lanzado desde el HMS Queen Elizabeth.

El avión de varios millones de libras arrojó una pared de spray sobre una cubierta de vuelo húmeda antes de subir la rampa de esquí al final y elevarse sobre el puerto, con destino a su hogar en la RAF Marham en Norfolk.

El avión se quedó con la compañía después de que ella regresó de los EE. UU. A principios de este mes; los otros Lightning involucrados en los ensayos frente a la costa este volaron antes de que el buque de guerra de 65,000 toneladas regresara a su base de operaciones.

Es la primera vez que se ve el avión sobre el hogar de la nueva fuerza de transporte del Reino Unido, a pesar de estar en el Reino Unido desde junio del año pasado; Ha hecho apariciones en espectáculos aéreos, incluso sobre Yeovilton.

Como resultado, la rara vista atrajo multitudes alrededor de la costa del puerto, y casi un millón de espectadores vieron el despegue en vivo en las redes sociales.

Esperaron a que el Manejador de aeronaves suboficiales Wayne Slack pusiera el F-35 en posición antes de que el zumbido agudo del motor Pratt & Whitney F135 se convirtiera en un rugido y el avión tronara en el cielo.

"Lanzar el avión hoy fue realmente exitoso", dijo el comandante Edward Phillips, comandante aéreo del HMS Queen Elizabeth, a cargo de todos los vuelos a bordo del portaaviones.

“Fue el primer lanzamiento de un F-35 de la clase Queen Elizabeth en aguas del Reino Unido, y el primer lanzamiento de un jet desde Portsmouth en más de una década.

"Un gran esfuerzo por parte de la nave, la Base Naval y la Fuerza del Rayo. Esperamos dar la bienvenida a nuestros aviones y helicópteros en el Año Nuevo".

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Más sobre los zurdos peronistas de la Operación Cóndor

Mi abuelo robó un avión y ocupó las Malvinas




Él me enseñó a andar en bicicleta sin rueditas y a jugar al ajedrez. Me hizo hincha de River. Pero también fue uno de los protagonistas del Operativo Cóndor. A 53 años del hecho así reconstruyo su historia
 El Ciudadano



Por María Agustina Banchiero / Cosecha Roja

Casi todos los sábados mi abuelo desayunaba en la cafetería Piruchitas de Munro. Una vez le pregunté a qué iba.

—Me junto con los Cóndores— dijo.

Agarró su campera de cuero negra, me dió un beso en la cabeza y se fue. Yo tenía 10 años y entendí la respuesta porque mi mamá ya me había contado. Mi abuelo había sido parte del Operativo Cóndor.

Su nombre era Pedro “Tito” Bernardini y fue uno los dieciocho jóvenes que en 1966 desviaron un avión que iba a Río Gallegos y desembarcaron en Malvinas para reclamar su soberanía. En su escritorio tenía cuadros con recortes de diarios que titulaban “Cóndores en libertad” y algunas fotos en blanco y negro: él con un compañero izando una bandera argentina, con sus compañeros posando como un equipo de fútbol o desayunando en la cárcel.

Para subir al avión, mi abuelo y sus compañeros simularon ser pasajeros. Todos tenían entre 18 y 30 años. Cuando estaban llegando al sur argentino entraron a la cabina y obligaron a los pilotos a tomar otra ruta hasta las Islas Malvinas. Uno de esos pilotos era parte del grupo y sabía lo que estaba por pasar. Meses antes había practicado aterrizajes de emergencia en la provincia de Chaco.

Entre los 43 pasajeros estaba el periodista y director del diario Crónica, Héctor Ricardo García. Dardo Cabo, el jefe del operativo, lo había invitado a tomar el vuelo que saldría de Ezeiza a las 00:34 del 28 de septiembre de 1966. García aceptó sin recibir muchas explicaciones más que la promesa de una primicia. Tenía dos teorías: que se reunirían con el Che Guevara en alguna ubicación secreta o que sabían donde estaba el cadáver de Eva Perón secuestrado en 1955.

En Malvinas el avión aterrizó en una pista rudimentaria cerca de Puerto Stanley. Los cóndores lo bautizaron como Puerto Rivero en honor al gaucho que resistió la invasión británica en 1833. Una vez allí desplegaron siete banderas argentinas y comunicaron: “El Operativo Cóndor pone sus pies en las Islas Malvinas para plantar el pabellón nacional en territorio argentino comprometiéndose a defender la enseña azul y blanca hasta sus últimas consecuencias”.

Ese día cantaron el himno en las islas por primera vez en 127 años. La ocupación simbólica duró 36 horas, hasta que el ejército inglés los detuvo. Los cóndores depusieron las armas -nadie disparó un solo tiro- y el ejército argentino los trasladó a Tierra del Fuego. Los acusaron de privación ilegítima de la libertad, piratería y tenencia de armas.

Mi abuelo declaró lo mismo que todos:

—Fui a Malvinas a reclamar la soberanía.

El único que dijo algo distinto fue Fernando Lisardo. Además del libreto acordado, agregó:

—Y lo volvería a hacer.

Mi abuela se había enterado del operativo cuando ya estaba hecho.

—Me voy a Rosario —le había dicho mi abuelo antes de irse al aeropuerto.

El 29 de septiembre salió de la casa para ir a trabajar y un enjambre de periodistas la estaba esperando en la puerta. Ellos le contaron lo que había pasado. Un tiempo después aceptó dar entrevistas. Dijo lo mismo que me repitió toda la vida:

—Sufrí mucho pero estoy orgullosa, muy orgullosa.

Después de nueve meses preso, mi abuelo volvió a Buenos Aires. Mi mamá me contó que viajaron en un avión del ejército que usaban los paracaidistas. No tenía puerta ni asientos: Iban todos agarrados de un fierro en el techo para no caerse. La libertad les costaría caro. En su casa de Munro lo esperaba mi abuela, mi mamá de un año y medio y mi tía de tres años.

A partir del Operativo Cóndor las veces -que fueron muchas- que mi abuelo fue secuestrado durante la dictadura militar o llevado preso por su militancia en la FAP los años previos al 76, los militares le mostraban cierto respeto y con un guiño reconocían el Operativo. Incluso cuando estuvo secuestrado durante dos años en la ESMA, mientras lo torturaban, le preguntaban cómo había sido cagarles por unos días las Malvinas a los ingleses.
Funeral

La última vez que vi a los compañeros del Operativo fue en el funeral de mi abuelo. Mi abuela se encargó de llamarlos uno por uno. Fueron los que quedaban vivos, los que habían sobrevivido a la dictadura y los que no se habían alejado por diferencias políticas.

Cuando mi abuelo murió yo tenía doce años. Para contar esta historia necesitaba una voz que llene los huecos del relato. Fui a visitar a Norberto Karasiewicz, uno de sus compañeros. Cuando fue a Malvinas tenía 20, era uno de los más jóvenes. Hoy tiene 74 años y no se pierde ninguno de los actos que se hacen en honor a los cóndores. Estar con él fue como tener una parte de mi abuelo por unos minutos más.

Me contó anécdotas como la vez que estaban en la cárcel de Ushuaia y mi abuelo se fue a las manos con Alejandro Giovenco y terminó tirado en el piso. El salió en su rescate, le sacó los anteojos a Giovenco y los pisó. Hasta que volvieron a Buenos Aires, Giovenco -que luego se convirtió en un militante de la derecha peronista- estuvo sin ver.

El entrenamiento para el operativo duró varios meses. Unos días antes hicieron una última reunión en un campo de la UTA para concentrarse. Dardo Cabo dio la orden de que nadie podía salir del predio. Tuvo que hacer la excepción con Norberto. Su hija – a la que llamó Malvina- acababa de nacer. Mi abuelo lo acompañó a la clínica a conocerla. Estuvieron veinte minutos y volvieron al “retiro espiritual” como ellos lo llamaban. La noticia del nacimiento de Malvinita salió en los diarios:

En noviembre de 2006 se cumplieron 40 años del operativo. El Senado de la Provincia de Buenos Aires homenajeó a los cóndores. Entregaron medallas y diplomas a los integrantes y las familias de los que ya no estaban. Mi abuelo subió al escenario junto con mi abuela. Era la primera vez que un gobierno democrático los reconocía. Él se quedó mudo. Mi abuela tuvo que tomar el micrófono y terminar su discurso.

Tres años más tarde, en agosto de 2012, María Cristina Verrier se reunió en la quinta presidencial de Olivos con la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner para entregarle las siete banderas que flamearon durante 36 horas en las islas. Junto con las banderas le di una carta pidiendo que la “releve de su custodia”. Hoy María Cristina tiene 80 años. Siempre tuve la ilusión de conocerla, pero hace tiempo decidió despegarse de esa historia. El traspaso de las banderas fue su última aparición pública.

En 2013, la ex presidenta Cristina Fernández nos invitó a un homenaje en el Salón de los Pasos Perdidos en el Congreso: una de las siete banderas ocuparía un lugar ahí. Esa vez fuimos mi mamá, mi abuela y yo. Mi abuelo había fallecido hacía seis años. “No hay futuro si no conocés la historia”, dijo la ex presidenta durante el acto.

Mi abuelo me enseñó a andar en bicicleta sin rueditas, me hizo hincha de River, me enseñó a jugar al ajedrez y me llevaba a torneos que me aburrían bastante. Mi abuelo es el que cuando vendí cuadros en una feria artesanal en el colegio y nadie me compraba me los compró todos. Sabía hacer el mejor estofado del mundo y me dejaba comer con él en su escritorio, rodeados de esos recuerdos que ahora intento reconstruir.
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Si va a utilizar este texto cite la fuente: elciudadanoweb.com
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lunes, 16 de diciembre de 2019

Nuevo gobierno K y las relaciones con UK dentro del Brexit

Argentina vs Reino Unido: el nuevo mapa político en torno a las Islas Malvinas

Fundación Nuestro Mar




Ya en su discurso inaugural, el nuevo presidente argentino Alberto Fernández anunció un plan para relanzar el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas. Mientras, los británicos eligen nuevo Gobierno entre el malestar de los isleños por el Brexit y la posibilidad de abrir un diálogo con los argentinos.

El reclamo por la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas no estuvo ausente en el discurso inaugural de Alberto Fernández como presidente del país. El nuevo mandatario fue tajante al decir que “no hay más lugar para el colonialismo en el siglo XXI” y anunció que Argentina mantendría firme el reclamo sobre las Malvinas, algo que según organizaciones de excombatientes había sido una falencia del Gobierno de Mauricio Macri.

Fernández anunció que convocará a un consejo “donde tengan participación todas las fuerzas políticas, la provincia de Tierra del Fuego [que según Argentina tiene jurisdicción sobre las islas], representantes del mundo académico y excombatientes”.

El presidente argentino explicó que el nuevo consejo tendrá por objetivo “forjar un consenso nacional para diseñar y llevar adelante las estrategias que permitan conducir con éxito el reclamo, más allá de los calendarios electorales”.

“Defenderemos todas y todos, sin distinción de partidos, nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, la plataforma continental, la Antártida argentina y los recursos naturales que estas extensiones poseen, porque pertenecen al pueblo argentino”, enfatizó el mandatario, despertando aplausos de los presentes en la sede del Congreso.

Fernández intenta así relanzar el reclamo por la soberanía de las islas ocupadas por el Reino Unido desde 1833 y que en 1982 motivara el inicio de una guerra entre argentinos y británicos. Si bien Macri mantuvo formalmente el reclamo, fue cuestionado por ensayar un acercamiento con el Gobierno británico y haber firmado el acuerdo conocido como Foradori-Duncan.

La postura del nuevo presidente argentino despierta preocupaciones en el Reino Unido, donde la cuestión Malvinas también fue parte del debate en la campaña electoral de cara a las elecciones generales de este 12 de diciembre.

Al día siguiente de la victoria de Fernández en las elecciones del 27 de octubre, el primer ministro británico, Boris Johnson, saludó al mandatario electo argentino y, en un mensaje a través de Twitter, expresó su voluntad de “trabajar con su nuevo Gobierno para continuar fortaleciendo las relaciones entre el Reino Unido y Argentina”.

Fernández respondió por la misma vía y, tras agradecer el saludo, puso el tema Malvinas sobre la mesa: “Sin renunciar a nuestro reclamo de soberanía, debemos trabajar juntos para afianzar los lazos entre el pueblo argentino y el británico, que comparten mucho más de lo que imaginamos”.

Johnson no ha sido esquivo a la cuestión Malvinas. Mientras era secretario de Asuntos Exteriores (2013-2016), se convirtió en el primer jerarca británico de esa categoría en visitar Argentina en 25 años. Durante su estadía, sorprendió al visitar el Monumento a los Caídos en la Guerra de las Malvinas.

La postura de Johnson de un posible diálogo con Argentina molesta a los isleños, que también ven el Brexit con preocupación. La salida del bloque europeo provocará que las islas pierdan los beneficios comerciales con los que contaba.

Del otro lado estuvo Jeremy Corbyn, actual líder del Partido Laborista. Desde 1982 marcó una férrea discrepancia con que el Reino Unido hubiera iniciado una guerra con Argentina por las Islas Malvinas. En la actualidad, mantiene una postura de mayor diálogo y defiende la posibilidad de que los dos países alcancen un acuerdo por la administración de las islas.

En 2016, luego de que Corbyn fuera reelecto como líder laborista, la expresidenta y actual vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, lo saludó públicamente, destacando que se trata de “un buen amigo de Latinoamérica” que “siempre se ha manifestado a favor de la paz”. (SPUTNIK NEWS) #NUESTROMAR

sábado, 14 de diciembre de 2019

La ayuda de Brasil a la Argentina

Revelado: cómo Brasil suministró secretamente 'bombas, aviones y municiones' a Argentina durante la Guerra de las Malvinas

  • Un documento recientemente descubierto afirma que Argentina regularmente solicitó ayuda a un vecino sudamericano durante Malvinas
  • Brasil había afirmado ser neutral durante el conflicto territorial de los años ochenta

Por Matt Roper y Chris Parsons || Daily Mail


Brasil secretamente ayudó a suministrar armas a Argentina durante la Guerra de las Malvinas, se reveló hoy.

Brasil fue oficialmente neutral en el conflicto de 1982, que comenzó hace 20 años este mes cuando las fuerzas argentinas ocuparon las islas.

Pero documentos secretos del gobierno brasileño revelaron hoy que el vecino sudamericano de Argentina proporcionó apoyo logístico para el suministro de armas para su uso contra las fuerzas británicas, e incluso compró bombas y municiones para la junta militar argentina.




Apoyo: Una bomba argentina explota en la fragata Royal Navy HMS Antelope en el punto álgido de la disputa de las Malvinas en mayo de 1982


El documento afirma que el aeropuerto de Recife en Brasil recibía en un momento dos vuelos diarios de Buenos Aries de aviones llenos de municiones y explosivos (foto de archivo)

El documento afirma que el aeropuerto de Recife en Brasil recibía en un momento dos vuelos diarios de Buenos Aries de aviones llenos de municiones y explosivos (foto de archivo)

Un documento del Consejo de Seguridad Nacional de Brasil, desenterrado por el periódico O Globo, informó que Argentina contactaba regularmente al gobierno brasileño con solicitudes de ayuda en el esfuerzo de guerra.

Incluyeron la compra de aviones, bombas incendiarias, municiones para rifles, sistemas de radar y combustible de aviación.

Brasil también permitió que los aviones pertenecientes a la aerolínea nacional argentina, Aerolíneas Argentinas, pero que transportaban armas en secreto desde Libia y Cuba, se reabastecieran de combustible en los aeropuertos del país.


En un momento, el aeropuerto de Recife, en el noroeste de Brasil, recibía dos vuelos diarios desde Libia en ruta a Buenos Aires, repletos de municiones y explosivos, según otro documento de la Armada brasileña.

El suministro de armas también partió de Israel con escalas en las Islas Canarias y Río de Janeiro. A los aviones de Cuba, el enemigo de Brasil durante la Guerra Fría, también se les permitió pasar por el espacio aéreo brasileño, cargados de armas, según revela el documento.


Disputa: Brasil parecía respaldar más a Argentina sobre las Malvinas cuando la nueva presidenta Dilma Rousseff (arriba) prohibió que un barco de la Royal Navy atracara en Río a principios de este año.

Sin embargo, cuando se enfrentó a su apoyo clandestino a su vecino, Brasil negó rotundamente el cargo.

También se descubrió una carta nunca antes vista de la Embajada Británica en Brasil, acusando a Brasil de permitir el aterrizaje de un plan argentino cargado de armas.

En respuesta, el gobierno brasileño dijo que en su inspección del vuelo de Aerolineas Argentinas "no encontraron nada de naturaleza militar".

A pesar de sus pretensiones de ser oficialmente neutral, se cree que Brasil ha apoyado durante mucho tiempo a Argentina en el conflicto territorial.

Ambos países se refieren a las islas en disputa como las 'Malvinas', con Brasil respaldando a Argentina en la disputa de soberanía en 2010.

El gobierno brasileño también declaró que el programa de exploración de petróleo en alta mar del Reino Unido en la plataforma continental argentina era "ilegal" e "inconsistente con lo que determina las Naciones Unidas".

Las revelaciones reportadas sobre el apoyo de Brasil a Argentina pueden no sorprender a muchos, dada la postura de Brasil cuando estalló la disputa de las Malvinas a principios de este año.

En enero, Brasil se puso del lado de Gran Bretaña al rechazar el permiso de un barco de la Marina Real para atracar en Río de Janeiro.

El HMS Clyde, que patrulla las aguas alrededor de las Malvinas, se vio obligado a cambiar de rumbo a Chile después de ser rechazado por los brasileños.

Los analistas de política exterior afirmaron que la nueva presidenta brasileña, Dilma Rousseff, estaba tratando de jugar la "carta anticolonial" para satisfacer a las facciones de izquierda del Partido de los Trabajadores.



domingo, 8 de diciembre de 2019

Un gurkha en Buenos Aires comenta su experiencia en Malvinas

¿Degollaron soldados y cortaron orejas?: el único Gurka que entró en acción en Malvinas revela mitos y verdades del ejército nepalés 

Está en Buenos Aires como protagonista de Campo Minado, la obra de teatro que reúne a tres ex combatientes argentinos y tres del lado británico. ¿Qué tan sanguinarios fueron los Gurkas en Malvinas? ¿Es cierto que peleaban drogados? ¿Por qué combatir para una reina ajena? El día que detuvo con su cuchillo kikri a tres soldados argentinos
Por Julián Zocchi || Infobae

 
Sukrim Kulapacha Rai, nació en Dharan, una de las ciudades más pobladas del Este de Nepal y es uno de los famosos Gurkas que combatieron en la Guerra de Malvinas (Maximiliano Vernazza)

La piel trigueña, la risa fácil y la verba urgente. Ese hombrecito de uno cincuenta y pico que camina por la avenida Corrientes –a 300 metros del obelisco–, bien podría ser el dueño de algún supermercado oriental instalado en Buenos Aires, el representante de una compañía de tecnología o simplemente un turista de algún país lejano. Pero la verdad es que carga con otra historia sobre sus espaldas. Se llama Sukrim Kulapacha Rai, nació en Dharan, una de las ciudades más pobladas del Este de Nepal y es uno de los famosos Gurkas que combatieron en la Guerra de Malvinas.

A tres horas de la función de Campo Minado (la obra de Lola Arias que reúne a tres ex combatientes de Malvinas argentinos y tres del lado Inglés donde Sukrim es uno de los protagonistas), este Gurka que se retiró de la British Army en 1986 se encuentra con Infobae para hablar de todos los mitos que rodearon al ejército de mercenarios nepaleses que hace 200 años sirve a la Corona Británica.



¿Cuáles mitos? El veterano Marcelo Vallejos cuenta los rumores que corrían entre los soldados en 1982: “Decían que desollaban a los argentinos, que los mataban, les cortaban las orejas con su cuchillo kukri y se las comían”, recuerda sobre el escenario del San Martín. También cuenta lo que se juró durante años después de la guerra: “Me gustaría tener un Gurka delante de mí para matarlo con mis propias manos”.



 
Sukrim en el escenario del Teatro San Martín, durante su presentación en Campo Minado (Gustavo Gavotti)

Otra de las leyendas aseguraba que los Gurkas combatían drogados sin ningún tipo de instinto de supervivencia. “Se metieron en un campo de minas y saltaban por el aire pero seguían corriendo. Algunos chicos tiraban sus armas y se rendían pero los Gurkas los desollaban con sus cuchillos”, le contó un soldado argentino al periodista español Arturo Pérez Reverte.

Ahora estamos en el segundo piso del teatro San Martín antes del inicio de Campo Minado. Sukrim Rai se para frente a la lente del fotógrafo apoyado en uno de los ventanales que da a Corrientes. Pero la imagen clave se da cuando llega el kukri (también llamado khukuri), el arma blanca que se convirtió en una extensión del cuerpo de los Gurkas durante siglos y el elemento que acrecentó su mito.

-Mientras esperaban el contraataque británico, los soldados argentinos escucharon cientos de historias sobre los Gurkas. Historias de decapitaciones y de canibalismo. ¿Qué fue mito y qué fue realidad?

-Eso no ocurrió en Malvinas, tampoco en otras batallas. No sé cómo nace ese mito pero es algo que sólo se ha dicho en la Argentina. Quizá haya sido una estrategia para amedrentar al enemigo, pero no sé de dónde salió. Es tan falso que los Gurkas no mataron argentinos.


"Mi Kurki fue subastado, porque fue el único que entró en combate en Malvinas. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito", asegura

-¿Ningún soldado argentino murió a manos de un Gurka?

-Cuando yo estuve frente a sus soldados, fue mi decisión matar o perdonarles la vida a los argentinos. Entonces pensé en mi religión, Kirat, supe que si yo hacía algo bueno, Dios me iba a bendecir. Y fue lo que predominó a la hora de tomar decisiones en Malvinas.

-Otro mito de los 80 decía que los Gurkas veían cómo volaban sus compañeros sobre los campos minados y seguían corriendo como si estuvieran bajo los efectos del alguna sustancia.

-Si eso hubiese ocurrido puede tener que ver con nuestra religión, no con estar bajo los efectos de ninguna droga. Si uno es honesto consigo mismo y con Dios, él lo cuida y nada puede pasarte. Entonces nos sentimos protegidos y somos capaces de seguir y que nada nos detenga en pos del objetivo.


"Mi kukri fue el único que entró en combate en Malvinas y por eso fue subastado. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito" (Maximiliano Vernazza)

-¿El kukri que tiene en la mano es el mismo que usó en la Guerra de Malvinas?

-No, ya no conservo mi kukri porque fue subastado cuando volví a Inglaterra.

-¿Cuál fue el motivo para que subastaran su daga?

-Es que mi kukri fue el único que entró en combate en Malvinas. Hay todo un mito acerca de nuestra participación en la guerra. Nunca nos comimos a nadie, es algo que surgió acá durante el conflicto armado. Nosotros éramos soldados profesionales que defendíamos a la Corona Británica y seguíamos estrictos protocolos. El resto, forma parte del mito.

-Cuando volvieron a Inglaterra las familias de los británicos fueron a recibir a sus soldados, en cambio a los Gurkas no los esperaba nadie: ¿No sintió que esa no era su guerra?

-En su momento no, sólo lo sentí años después cuando no nos reconocieron la pensión. Todos los esfuerzos que hice en mi vida fueron para poder satisfacer a mi familia, pagar la carrera de médica de mi hija Dilisha y los estudios de militar de de mi hijo Umed.

Leyendas y verdades de un Gurka

Sukrim Kulapacha Rai nació en Dharan, una ciudad ubicada al pie de un cordón montañoso que comienza a tejer el Himalaya desde el Asia meridional. A pesar de ser la ciudad comercial más grande del este de Nepal, las oportunidades laborales no abundaban. En la década del 50 se instaló un campo militar británico donde se reclutaban Gurkas que quisieran servir a la Corona Británica. “Los gobernantes son malos en mi país, no generan trabajo ni oportunidades para la gente. La salud y la educación es muy cara. Por eso, jurar por Inglaterra era la mejor opción posible”, asegura el asiático.

Fue así que Sukrim Rai fue detrás los pasos de su abuelo, “que sospecho que habrá combatido para Inglaterra en la Segunda Guerra Mundial”, y su padre, “quien me contó que peleó en Malasia con los Gurkas para el ejército británico”, explica.

 

En 1976, con 18 años, Sukrim siguió el camino que le indicaba ese destino. Entró al ejército. Desde 1816, cuando después de derrotar a un ejército Gurka los británicos vieron su fiereza y decidieron reclutarlos para la corona, los guerreros nepaleses se dividen entre los que sirven a la India y los que lo hacen para la Corona Británica

En 1976, con 18 años, Sukrim siguió el camino que le indicaba ese destino. Entró al ejército. Desde 1816, cuando después de derrotar a un ejército Gurka los británicos vieron su fiereza y decidieron reclutarlos para la corona, los guerreros nepaleses se dividen entre los que sirven a la India y los que lo hacen para la Corona Británica.

¿Por qué arriesgar la vida por una reina ajena? Después de mucho indagar, la respuesta parece ser una sola: “Por dinero”, va a largar Sukrim sobre el fin de la charla. Aunque, más allá del objetivo monetario, este nepalés se despega de la figura de un asesino a sueldo: “No somos mercenarios, somos soldados británicos. Yo fui sargento mayor. La única diferencia es que cuando dejamos de pelear tenemos una pensión más baja que los ingleses, lo que es una injusticia”, contesta Sukrim y saca luz uno de los conflictos de los últimos años entre nepaleses e ingleses.

El salario de un Gurka arranca en 3 mil dólares, para los soldados rasos, pasa por los 5 mil al siguiente nivel y un superior puede llegar a cobrar más de 9 mil dólares. ¿Por qué en dólares y no en Libras Esterlinas? “Porque seguimos dependiendo de la India”, explica Sukrim Rai. Aunque ese no es ni por asomo el mejor salario que percibió este nepalés en su vida. Después de Malvinas se convirtió en un trotamundos: estuvo en 41 países y siempre en zona de riesgo. Trabajó en una mina de oro en Ghana y como seguridad en Irak donde prestó sus servicios en una empresa que custodiaba una usina eléctrica y un pozo de agua, los objetivos más buscados para los ataques: “Estuve tres años cobrando muchos dólares por mes”, jura.


El ejército Gurka en Malvinas

Hasta 1982, Sukrim había viajado por el mundo haciendo ejercicios tácticos de combate. Entonces le tocó ir a la guerra. El 12 de mayo de 1982, subió al Queen Elizabeth II rumbo a Malvinas. “Estuve más nervioso en el viaje que en la guerra: me sentí muy mal, el barco se movía y yo no paraba de vomitar…”. Veintiún días después, con trasbordo al Northland en el medio, llegó a las islas.

El nepalés tenía un rango de Lance Corporal y pertenecía a la patrulla de reconocimiento, además de ser paramédico. “Para cumplir con la tarea que tenía yo en Malvinas necesitabas estar muy entrenado”, dice Sukrim que muestra sus músculos mientras repite “súper fit, súper fit”.

El 7 de junio, Sukrim Rai salió de recorrida desde Pradera del Ganso con un par de Gurkas. Cuando llegaron a Egg Harbour capturaron a 7 argentinos que salían de una casa. “Llamamos a un helicóptero para que se llevara a los prisioneros e hicimos noche en el lugar”, recuerda.

Y acá va a contar cómo usó su famosos kukri: “Al otro día, tres argentinos vuelven a la casa. Mi amigo Budy los vio desde lejos, no les habían avisado que sus compañeros habían sido capturados. Los observamos escondidos desde la ladera. Estaban armados. Cuando los teníamos a unos 15 metros le dije a Budy: ´Cubrime que yo me voy a acercar desarmado, sólo con mi kukri. Si tratan de matarme o lastimarme, dispará'. Y nos fuimos a emboscarlos", recuerda Sukrim.

Unos minutos después, Sukrim saltó desde una montaña y los argentinos vieron caer un Gurka desde el cielo con toda su leyenda a cuestas y su famosa daga en la mano: “Ellos estaban armados, pero se vieron tan sorprendidos que no hicieron otra cosa que rendirse: ‘Por favor, no me degüelles con tu kukri’, me pedían”, asegura el nepalés que le dieron.


“Reduje a los argentinos yo solo con mi kukri. Los llevamos a la casa y les hicimos una merienda, tal como indica el protocolo de prisioneros. Ugarte era el de rango más alto y me preguntó: ´¿Por qué no me mataste?´. ´Porque es mejor capturar que matar. Por eso usé el kukri´, le contesté, a lo que me dijo: 'Voy a estar agradecido toda mi vida'"(Maximiliano Vernazza)

Durante años, la versión que circuló en la Argentina esobre aquella emboscada es muy diferente. El teniente Ugarte, de la Escuela de Aviación Militar, dejó su detallado testimonio en el libro Con Dios en el alma y un halcón en el corazón, de Pablo Carballo.

“Llegamos a una casa abandonada. Aparentemente no había nadie. Pero atrás de una roca apareció un oficial inglés y nos pidió que nos rindiéramos. Uno de nuestros oficiales le disparó, y al instante nos vimos rodeados por cerca de 35 gurkas. Pensé que estábamos perdidos y le dije a mis hombres: ‘Ya no hay nada que hacer. Resistir es hacernos matar inútilmente. Arrojemos las armas’. El oficial pegó un grito y los gurkas se nos vinieron encima. Pero el inglés pegó otro grito en nepalés y los chinitos se frenaron como el perro cuando grita su amo. Los gurkas empezaron a rodearnos. En una mano el fusil y en la otra el cuchillo. Hacían gestos, como si fueran a degollarnos. Nos tiraron al suelo y nos apuntaron a la cabeza. Me puse a rezar. Pasamos la noche con un gurka al lado de cada uno de nosotros. Con la punta de su cuchillo en nuestro cuello”


Los soldados que cuentan la historia de la guerra en "Campo Minado": Gabriel Sagastume, David Jackson, Sukrim Rai, Rubén Otero, Marcelo Vallejo y Lou Armour

Sukrim Rai tiene otra versión: “Los reduje yo solo con mi kukri. Los llevamos a la casa y les hicimos una merienda, tal como indica el protocolo de prisioneros. Ugarte era el de rango más alto y fue a una habitación solo. En un momento me pidió que le trajera la billetera de su mochila, empezó a besar las fotos de sus hijos y se puso a rezar. ‘¿Por qué no me mataste?´, me preguntó. ´Porque es mejor capturar que matar. Por eso usé el kukri', le contesté, a lo que me dijo: 'Voy a estar agradecido toda mi vida´”.

-¿Sospecha que en algún momento pudo haberse cruzado con alguno de sus compañeros de la obra Campo Minado en la Guerra de Malvinas?

-De haber durado un día más la guerra, con Marcelo Vallejos suponemos que podríamos habernos encontrado porque los dos estuvimos en la batalla final de Monte Williams. Quizá estuvimos a metros, a un par de kilómetros. Yo soy el único Gurka que estuvo en acción en Malvinas cuando capturé a este teniente. Mi amigo Budy y yo. El resto no peleó, lo que desmiente todas las teorías de asesinatos sangrientos.


La billetera que el oficial argentino que él tomó prisionero le regaló años después de la guerra, y donde él lleva la foto de su familia que lo acompañó durante el conflicto de 1982 (Gustavo Gavotti)

-Esas versiones hicieron que su compañero Marcelo Vallejo sienta un gran rencor contra ustedes, los gurkas: ¿Cómo ha sido la relación entre ambos desde el día que se encontraron?

-Yo no los sentí enemigos ni en la guerra. Solo pertenecíamos a distintos ejércitos. Yo no me di cuenta que estaba con el enemigo, no tenía miedo, por el momento sentí que era un ejercicio como los que había tenido años antes de Malvinas. En cuanto a Marcelo, yo le expliqué que no sentía odio. Y tampoco sentí que él tuviera nada en contra mío. Creo que no fue incómodo ni para él ni para mí. Solo éramos soldados haciendo su trabajo y cuando terminó ese trabajo, terminó la guerra.

-¿Y cómo se siente en este nuevo rol donde no arriesga su vida ni tiene que amenazar con su cuchillo a nadie?

-Es realmente hermoso. En el ejército tenía que cumplir con un deber por dinero, en cambio aquí no lo hago por dinero porque gano muy poco. Ya no volvería a una guerra que deciden un par de tipos tomando whisky y a través de un celular. Los conflictos deben arreglarse sobre una mesa y con una lapicera. Esas son las armas que hay que usar.

viernes, 6 de diciembre de 2019

Arqueología: Hallan el pecio del SMS Scharnhorst en Malvinas

Hallaron un buque de guerra alemán hundido durante una batalla histórica frente a las Islas Malvinas

Es el SMS Scharnhorst, buque insignia del Escuadrón de Asia Oriental, destruido en un combate contra naves británicas en el Atlántico Sur durante la Primera Guerra Mundial. Fue encontrado por el Seabed Constructor, el mismo barco que dio con el submarino argentino ARA San Juan
Por Germán Padinger || Infobae
gpadinger@infobae.com


El momento del hallazgo del SMS Scharnhorst (Cortesía TVT)


Los restos del poderoso crucero acorazado alemán SMS Scharnhorst, hundido en los primeros meses de la Primera Guerra Mundial frente a las Islas Malvinas, fueron hallados en el fondo del mar por el buque de exploración Seabed Constructor, informó este jueves una asociación histórica del Reino Unido que lideró la búsqueda.

El Scharnhorst, comandado por el almirante Maximilian Johannes Maria Hubert Reichsgraf von Spee, fue el buque insignia de la Escuadra de Asia Oriental que combatió para el imperio alemán principalmente en el Océano Pacífico y durante los inicios del conflicto bélico, hasta resultar casi enteramente destruida en una acción de la Marina Real del Reino Unido que fue conocido como la Batalla de las Islas Malvinas, el 8 de diciembre de 1914.

El descubrimiento realizado por el Seabed Constructor, a las órdenes del Falklands Maritime Heritage Trust (Fideicomiso para Patrimonio Histórico Marítimo de las Islas Malvinas), se enmarca en una búsqueda general de los cuatro buques de guerra alemanes hundidos ese día, iniciada en 2014 con motivo del centenario de la batalla, según reportó la organización en un comunicado oficial distribuido por PRNewswire.

 
La proa del SMS Scharnhorst, en imáganes tomadas por los vehículos autónomos submarinos (Cortesía del Falklands Maritime Heritage Trust)

La nave multipropósito Seabed Constructor, cuya dueña es la compañía británica de exploración Ocean Infinity, es la misma que fue utilizada en 2018 para buscar y finalmente hallar el naufragio del submarino argentino ARA San Juan tras su desaparición un año antes. En el hecho perdieron la vida los 44 tripulantes.

Además del SMS Scharnhorst, encontrado en abril de 2019 pero reportado apenas este jueves, también se están buscando los naufragios del crucero acorazado SMS Gneisenau y los cruceros ligeros SMS Nürnberg y SMS Leipzig.

Para encontrar el buque insignia del almirante Von Spee el Seabed Constructor debió desplegar cuatro vehículos autónomos submarinos y explorar un área de 4.500 kilómetros cuadrados de lecho submarino. El Scharnhorst fue hallado en el tercer día de este último intento y con la ayuda de sonares avanzados, a unas 98 millas náuticas (unos 181 kilómetros) de Puerto Argentino, la capital de las Islas Malvinas, y a una profundidad de 1610 metros.

 
El SMS Scharnhorst, busque insignia de la Escuadra de Asia Oriental (U.S. Office of Naval Intelligence)

Durante la batalla de las Islas Malvinas murieron casi 1.900 marineros, casi todos alemanes, por lo que la tripulación del Seabed Constructor realizó un acto conmemorativo en honor a los caídos luego de hallar el naufragio, el cual además no fue tocado en señal de respeto. El Falklands Maritime Heritage Trust, por su parte, buscará ahora que el sitio sea protegido por ley.

Desde el inicio de la búsqueda en 2014 la productora británica TVT ha estado acompañando a la expedición, grabando numerosas instancias del proceso. Las primeras imágenes de este documental sobre un episodio fundamental en la historia del Reino Unido y Alemania están siendo exhibidas en estos días.

“Es con emociones encontradas que anunciamos el descubrimiento del SMS Scharnhorst. Tras una búsqueda que comenzó hace 5 años, en el centenario de la batalla, estamos muy orgullosos de poder echar luz sobre este punto decisivo en la Primera Guerra Mundial, y por tanto un hito en la historia moderna”, expresó el líder de la expedición, Mensun Bound, en el comunicado oficial.

 
El buque tenía una tripulación de 840 hombres cuando fue hundido (Cortesía del Falklands Maritime Heritage Trust)

“El momento del descubrimiento fue extraordinario. Muchas veces estamos persiguiendo sombras en el lecho submarino, pero cuando el Scharnhorst apareció por primera vez en las pantallas, no había duda de que era uno de los miembros de la flota alemana. Podías incluso ver los impactos de los proyectiles. Entonces enviamos un minisubmarino para explorar y de repente el crucero apareció entre la oscuridad con sus armas apuntando en todas direcciones”, relató.

El Scharnhorst, bautizado en honor al general Gerhard von Scharnhorst, uno de los principales líderes alemanes durante las guerras napoleónicas, entró en servicio en la marina imperial de Alemania en 1907. Se trataba de uno de los nuevos cruceros acorazados que estaban siendo diseñados en esa época, buques que sin llegar a las dimensiones y capacidades de un acorazado convencional, tenían un blindaje y armamento reforzados pero retenían la velocidad y flexibilidad de los cruceros. Su desplazamiento rondaba las 13.000 toneladas y estaba dotado de ocho cañones de 210 milímetros en sus baterías principales.

Una larga y peligrosa travesía en los primeros días de la Gran Guerra

Cuando la Primera Guerra Mundial estalló en julio de 1914, el Scharnhorst se encontraba en la Micronesia y ya era el buque insignia del Ostasiengeschwader, el Escuadrón de Asia Oriental creado para proteger las colonias alemanas en esa parte del mundo. Tras reunirse con los restantes miembros de la unidad, y considerando la inferioridad de fuerzas frente a las marinas combinadas del Reino Unido, Japón, Australia y Nueva Zelanda, enemigos de Alemania, el escuadrón recibió las órdenes de comenzar una larga travesía a través del Pacífico, para cruzar luego hacia el Atlántico en el Cabo de Hornos y emprender el retorno a Europa. En el camino hostigaría las rutas comerciales vitales para el abastecimiento del Reino Unido.

Frente a las costas chilenas la escuadra de Von Spee debió enfrentarse a una flota británica que le perseguía de cerca. El combate llegó a conocerse como la Batalla de Coronel, el 1 de noviembre de 1914, y fue una gran victoria para las naves alemanas, que hundieron cuatro cruceros británicos sin perder a ninguno de los suyos. Más de 1.600 marineros británicos murieron ese día, uno de los peores en la historia de la marina real, tras lo cual Londres redobló sus esfuerzos para destruir al Escuadrón de Asia Oriental.

 
Los restos del SMS Schanrhorst fueron hallados por el buque multipropósito Seabed Constructor (Ocean Infinity)

La revancha llegó un mes después frente a las Islas Malvinas, un archipiélago reclamado por Argentina y el Reino Unido y que por ese conflicto fue escenario de otra guerra en 1982, sin que ninguno de los dos países haya abandonado su posición. En 1914 las islas albergaban una base naval de abastecimiento para la marina británica.

Las naves de Von Spee, que acababan de cruzar el Cabo de Hornos, se aproximaron a las islas con la intención de atacar la guarnición británica, pero fueron interceptadas por una gran fuerza de modernos cruceros de batalla, aún más poderosos que los cruceros acorazados, y varias otras naves que habían sido enviadas por el almirantazgo británico, comandado en ese entonces por un joven Winston Churchill, con el objetivo preciso de frenar al Escuadrón de Asia Oriental y vengar las pérdidas en Coronel.

Superados en número y en potencia de fuego, los buques alemanes fueron hundidos uno a uno, dejando un saldo de más de 1.800 muertos, incluyendo al almirante Von Spee y sus dos hijos, oficiales en la escuadra, y 200 capturados. Sólo el crucero ligero Dresden logró escapar, iniciando una larga travesía en solitario que culminaría en 1915 y en el lejano archipiélago Juan Fernández, en el Pacífico Sur.

Desde aquel día, todos los 8 de diciembre los habitantes de las Islas Malvinas conmemoran la batalla que llevó a la Primera Guerra Mundial a las lejanas aguas del Atlántico Sur y que, para muchos analistas, frenó las aspiraciones imperiales de Alemania en el Pacífico.

“Ha pasado menos de un mes desde el Día del Recuerdo [11 de noviembre], cuando conmemoramos los millones que murieron en la Primera Guerra Mundial y en los conflictos subsecuentes. Un episodio de ese conflicto fue la Batalla de las Islas Malvinas en 1914. La búsqueda que organizamos tiene como objetivo ubicar todas las naves del escuadrón alemán, para que podamos aprender más sobre la batalla y conmemorar a los que murieron”, indicó Donald Lamont, presidente del Falklands Maritime Heritage Trust, en el comunicado enviado por la institución.

 
La Escuadra de Asia Oriental alemana en Valparaíso, Chile (Naval History and Heritage Command)

La noticia del hallazgo del Scharnhorst tuvo también un fuerte impacto en Alemania, donde los descendientes de quienes participaron en la batalla tendrán ahora información más precisa sobre el lugar en el que descansan los restos de sus seres queridos.

“Hablando como uno de los muchos familiares afectados por las fuertes bajas sufridas el 8 de diciembre de 1914, el descubrimiento del SMS Scharnhorst es algo agridulce”, expresó Wilhelm Graf Spee, descendiente del almirante en jefe del Escuadrón de Asia Oriental.

“Nos reconforta que se haya encontrado el lugar de descanso final de tantos, que ahora podrá ser preservado, pero al mismo tiempo nos recuerda la gigantesca pérdida de vida. Como familia hemos perdido a un padre y sus dos hijos en un sólo día. Como las miles de otras familias que sufrieron pérdidas inimaginables durante la Primera Guerra Mundial, los recordamos y debemos asegurarnos que su sacrificio no haya sido en vano”, concluyó.