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viernes, 16 de febrero de 2018

Geoffrey Cardozo, el diseñador del cementerio de Darwin

Habla el oficial inglés que construyó el cementerio de Darwin: “Cada uno de esos soldados era mi hijo”

Cristina Perez


La guerra de Malvinas había terminado. El coronel británico Geoffrey Cardozo, 32 años por aquel entonces, fue encomendado con una misión dolorosa: juntar los cuerpos de los caídos y brindarles sepultura digna. Junto a un grupo de expertos, el oficial inglés cuidó minuciosamente los cadáveres de los soldados argentinos y procuró guardar sus pertenencias en bolsas de plástico para que pudieran ser identificados en un futuro. En el pasado diciembre, las tareas llevadas a cabo por la Cruz Roja en Malvinas permitieron identificar los restos de 88 de las 121 tumbas que yacen en el cementerio de Darwin. En Confesiones, Cardozo contó qué sintió al tener que enterrar a todos esos héroes sin nombre y reveló las conmovedoras charlas que mantuvo con sus familiares. Además, expresó su emoción al volver a Malvinas después de 35 años, como parte de la comitiva de la Cruz Roja y el alivio de finalmente haberle devuelto los nombres a “sus chicos”.



El coronel británico Geoffrey Cardozo.




Cristina Pérez: Hace unos meses, me dio su palabra de que iba a hablar con nosotros pero me dijo también que para usted era muy importante esperar que se conociera la identificación de los soldados.

Geoffrey Cardozo: Si. Yo pensaba en los familiares. Esos familiares han estado constantemente en mis pensamientos. Han estado bajo un gran estrés y han demostrado una enorme paciencia y coraje. El proyecto de identificación y, sobre todo el anuncio de sus resultados, debe haber puesto a mucha gente en su país bajo una gran presión.

Cristina Pérez: Mucha gente en Argentina no sabe cómo se construyó el cementerio de Darwin. Usted era muy joven, tenía 32 años, cuando le tocó esta misión inesperada en su vida. Quiero que le cuente a los argentinos cómo construyo el cementerio de Darwin y con qué se encontró.

Geoffrey Cardozo: Para esa época, era también un soldado normal como los suyos. Y nunca había construido un cementerio antes. No es lo que aprendimos en la escuela militar. Fue con un poco de imaginación y mucha ayuda de los expertos de nuestros cementerios militares ingleses que nos dieron una idea de como construir y lograr algo bueno y bello.

Cristina Pérez: Lo que le dio espanto en ese momento es que cuando se encontró con los cuerpos de nuestros soldados, no tenían la chapa de identificación. Usted no podía creer que no tuvieran el nombre.

Geoffrey Cardozo: Este fue un gran problema para mí. Pensaba en los familiares. En las madres. Tenía jóvenes soldados en el suelo y no podía identificarlos. Buscaba en sus bolsillo cartas y algunas veces tenía éxito. Pero normalmente, no. Esto para mi era muy difícil. Para mi, cada uno de esos soldados eran mis hijos. Yo no podía enterrarlos sin hacer un esfuerzo enorme para hallar su identidad. Entonces pensaba que sería una buena idea cuando estaba a punto de enterrarlos, de poner en los bolsillos de cada chico, plásticos de PVC. Por si un día en el futuro tuviéramos una oportunidad para exhumar a estos soldados y ver quiénes eran. Es un milagro lo que ha pasado en los últimos meses. Lo que ha hecho la Cruz Roja.

Gonzalo Sánchez: ¿Cómo eran esos entierros? Pequeñas ceremonias? Eran momentos de silencio? Se rendía algún tipo de honor?

Geoffrey Cardozo: Cuando empezamos en los primeros días, hicimos pequeñas ceremonias para cada uno de los soldados donde los hallamos. Pero algunas semanas más tarde, cuando recibí la orden de recoger todos los cuerpos, hicimos una ceremonia en el cementerio con tres sacerdotes con nuestros soldados y nuestro comandante también. Como si los soldados argentinos fueran ingleses. Exactamente la misma ceremonia que tuvimos para nuestros hombres. Con el toque del silencio y oraciones.

Cristina Pérez: ¿Cómo fue para usted acompañar a los que buscaban, al fin, la verdad gracias al trabajo que usted había hecho creyendo que algún día iba a ser posible un ADN?

Geoffrey Cardozo: Para mi fue un privilegio ayudar al equipo de la Cruz Roja en julio del año pasado. No he pasado mucho tiempo en el cementerio. Durante algunos días, para asegurarme que estos expertos sabían lo que yo había hecho. Dónde estaban los cuerpos, a qué profundidad. Pero cuando volví al cementerio, no lo había visto durante 35 años. Fue un poco difícil para mi pero este proyecto era tan importante que yo lo he hecho con placer, determinación y enorme satisfacción.

Gonzalo Sánchez: ¿Qué sintió cuando volvió a ver ese cementerio?

Geoffrey Cardozo: El cementerio ahora es mucho más bello que cuando yo lo construí, semanas después del conflicto. Era muy sencillo en ese entonces. Y ahora, la Argentina ha construido un monumento maravilloso, una larga cruz blanca. Cada tumba tiene su cruz de piedra. Es mucho más bonito que lo hecho hace 35 años.

Cristina Pérez: ¿Cómo eligió hace 35 años el lugar donde iba a estar el cementerio? ¿Fue difícil encontrar un lugar?

Geoffrey Cardozo: No. He tenido un enorme orgullo con este cementerio. Cuando nosotros lo construimos, lo hemos hecho como si este cementerio quede en las islas para siempre. Nosotros, los soldados, pensamos que el cementerio sería permanente. Nuestro general nos dijo que sería una buena idea poner veinte soldados argentinos en el cementerio inglés. Entonces tendríamos un cementerio con soldados de las dos naciones.

Cristina Pérez: En un momento usted se enteró que le preocupaba mucho a las familias saber cómo habían sido sepultados sus hijos. Y usted viajó para explicarle a las familias cómo había tratado el cuerpo de sus hijos.

Geoffrey Cardozo: Tenía algo muy profundo en mi ser. No podía pensar que las familias no supieran lo que había pasado con sus seres amados. Yo había oído que algunas personas creían que los ingleses habían cavado una fosa común. Esto para mi era muy penoso oír. Quería decirle cara a cara a cada madre, hermana, mujer y chico de estos soldados que mis compañeros y yo habíamos hecho un trabajo muy difícil y que cada chico tenía su tumba individual. Mi tiempo en Corrientes, Chaco y algunas provincias más fue muy importante para las familias. Para cicatrizar heridas.

Cristina Pérez: ¿Qué es lo que recuerda que le dijeron los familiares en esos encuentros?

Geoffrey Cardozo: Sorprendidos. No sabían lo que yo iba a decir y por qué hablaba tan tranquilamente con ellos. Cuando yo me fui a las islas, mi madre estaba muy ansiosa. Fueron momentos muy tranquilos, cariñosos, emotivos y conmovedores hablando con las familias de los soldados argentinos.

Cristina Pérez: ¿Qué siente hoy al saber que en las tumbas ya no hay soldados desconocidos?

Geoffrey Cardozo: Es un milagro que hayamos identificado a 88 de ellos. Pero hay otros que aún no han sido identificados y tenemos que continuar con nuestro trabajo para ver quiénes son estos soldados. Me han dicho que hay familias que en los últimos días han dado su muestras de ADN.

Cristina Pérez: ¿Qué significa para usted que los enterró?

Geoffrey Cardozo: Un alivio enorme. Una satisfacción. Nunca he visto en mi vida algo tan importante. Para cada hombre que hemos identificado, hay que pensar cuántas personas tienen alivio y felicidad. Para cada uno, hay una familia de diez, quince personas. Para cada hombre hay un montón de personas que sienten un alivio. Y cuando hay 88, yo no soy matemático, pero ha sido un resultado fabuloso.

1 comentario:

  1. Es llamativo que el apellido de esto oficial británico sea de origen español, latino.

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