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jueves, 14 de abril de 2016

Un diario de guerra volvió a su dueño

Malvinas: le devolvió a un ex combatiente un "diario de guerra" que trajo de Inglaterra

Una joven de 20 años lo recibió de un oficial de la Marina británica que la alojó en un intercambio estudiantil. Ayer, en Neuquén, se lo entregó al soldado más mencionado en esos textos escritos en pleno combate.


Encuentro. El 2 de abril Florencia Figar Laborde le entregó en Neuquén el diario de Malvinas al veterano Miguel Gustavo Vera.
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Eva Marabotto - Clarín

Registra el hambre, el frío, los bombardeos y los temores compartidos. También las sanciones que recibían los jóvenes soldados. Se trata de un cuaderno que escribió un subteniente durante la Guerra de Malvinas y guardó un oficial de la Marina británica. Ayer, en el Día del Veterano, Florencia Figar Laborde, una estudiante argentina que tiene 20 años y lo trajo desde Londres, se lo entregó a uno de los soldados mencionados en el diario.

Este diario de la guerra no es más que un cuaderno Laprida de tapa dura. Comienza el 12 de abril de 1982 y cuenta en detalle los enfrentamientos bélicos, los sentimientos de su autor y también los castigos a los que sometía a sus subordinados.

Lo encontró un oficial de la Marina del Reino Unido que participó del conflicto y lo guardó durante más de 30 años hasta que recibió en su casa a Figar, una joven argentina que participó de un intercambio para aprender inglés.

"Cuando viajé en 2013 a Folkestone, en el sureste de Inglaterra, a estudiar inglés, decidí indagar sobre cómo habían vivido ellos la guerra. Mi sorpresa fue que el padre de la familia que me alojaba, Martin Bradford, había participado del conflicto y se animó a darme un cuaderno de un argentino que había encontrado en las islas. Me lo dio con la promesa de encontrar al dueño", cuenta la joven que estudia Comunicación Social y vive en Berazategui.

Diario de Malvinas. Un cuaderno que escribió un subteniente que participó de la guerra.
Cumplir su palabra le llevó casi tres años incluso después de que decidió que iba a darle el cuaderno no a su autor sobre el que tenía muy pocas pistas, sino al conscripto más mencionado: Miguel Gustavo Vera.



Florencia creyó que él debía ser el destinatario del recuerdo porque le iba a servir como testimonio de su vida en las islas. "El texto cuenta las sanciones que les imponían por no tener las botas lustradas o no afeitarse. Eran días de detención que obviamente no podían cumplir porque estaban en combate pero según cuentan ellos, les decían que a la vuelta iban a enfrentar un juicio militar ante una Corte. Vivían aterrados", cuenta Figar.

Finalmente, después de hurgar en los registros del Ejército y pedir la ayuda de los Centros de Veteranos de Quilmes, La Matanza, Rosario y Neuquén, la estudiante pudo encontrar a Vera para contarle sobre el cuaderno y ofrecérselo.

Ayer, el Centro de Veteranos de Neuquén, donde vive el ex combatiente con su mujer y sus cuatro hijos, la invitó a participar del acto del 2 de Abril en el cual le entregó el diario de guerra.

"Me va a llevar tiempo procesar la emoción. Lo voy a recordar toda la vida. No sólo el subteniente,  todos deberíamos hacer un mea culpa sobre el modo en que se recibió a los ex combatientes, y el lugar que ocupan en la sociedad hoy en día, a pesar de que muchos colaboran en causas solidarias y siguen trabajando por su comunidad", se emociona Figar, quien recibió en Neuquén el agradecimiento de los que participaron en el acto (incluso miembros del Ejército) y gestó una amistad con Vera y su familia que, confía, se va a mantener a lo largo del tiempo.

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