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viernes, 28 de marzo de 2014

Operación Aerolíneas: 30 años de silencio

Las razones que los llevaron a romper un silencio de 30 años 


Héroes que dejan el anonimato. Reunidos por Clarín, los comandantes Cuniberti, Bresciani, Ardalla, Prelooker y Bernard posan para la foto. 

20/02/12 
El 2 de abril de 1990, los hombres que protagonizaron esta saga de viajes fueron reconocidos como veteranos de guerra por el Estado Nacional. El acta que recibieron Gezio Bresciani, Juan Carlos Ardalla, Jorge Prelooker, Ramón Arce, Mario Bernard, Luis Cuniberti y Leopoldo Arias, entre otros que también participaron, lleva la firma del vicepresidente de aquel entonces, Eduardo Duhalde, y dice: “El honorable Congreso de la Nación (...) por su intervención en la lucha armada por la reivindicación territorial de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. 2 de abril de 1982 - 14 de junio de 1982”. 

Hubo aplausos y más condecoraciones para a estos hombres del aire. Pero los hechos protagonizados, aquella odisea de espionajes y secretos a través de los cielos, siguieron conservando su carácter confidencial. No tienen ellos una respuesta ensayada para las razones de ese silencio perpetuado tres décadas. Creen, más bien, que la discreción pedida en aquel momento en que fueron reclutados se consolidó de tal modo que así continuó, inalterable, una vez terminada la guerra. “Desde los altos mandos –recuerda Prelooker– se nos pidió que dada la sensibilidad diplomática del caso había que hacer silencio . No se podía decir qué países estaban ayudando a la Argentina. Hicimos caso y si existió un pacto, no fue decidido, sino natural y espontáneo ”. 

“Uno tiene más o menos un plan de vida: un trabajo normal, una casa, los hijos, el colegio, el auto. Un día te piden esta colaboración. No lo pensás. Y decís que sí. También comprendés que no hay que hablar porque son cuestiones que te exceden y que involucran a tu país, y eso es un poco lo que nos pasó”, reflexiona Juan Carlos Ardalla. 

Pasó, además, el tiempo. En las caras de los comandantes se adivinan huellas de aquella juventud congelada en fotos, y la vida, casi entera, detrás. “Quizás sea eso –dice Bresciani– cierta idea de que 30 años después es un buen momento para contar aquellos hechos vividos. Nosotros sentimos que fuimos parte de un pequeño hecho patriótico , a pesar de la locura de la guerra, y también que ese hecho tenía que ser conocido por los argentinos”. “Fue, digamos, nuestro pequeño grano de arena. Algo increíble y trascendente para mi vida. Si hoy me lo pidieran, lo volvería a hacer. Nos alegra, de alguna manera, poder contarlo”, asegura Luis Cuniberti. 

Huecos en la conformación de la Historia. La odisea de los pilotos aparece para llenar los baches de un suceso que todavía se intenta comprender. “Fue una historia de valor y coraje -concluye Ramón Arce-, una odisea al servicio de la Patria”. 

Clarín

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