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lunes, 10 de febrero de 2014

García Cuerva es vecino ilustre de Lomas de Zamora

Nombraron vecino ilustre a un capitán de la Fuerza Aérea caído en Malvinas


Se trata de Gustavo García Cuerva, quien falleció a los 36 años cuando combatía en la Guerra de Malvinas. El joven vivió su adolescencia y formó su familia en Llavallol, motivo por el que el Concejo Deliberante lo nombró vecino ilustre de Lomas de Zamora. Para su madre, esta mención es el mayor reconocimiento que tienen los caídos y veteranos.


Pelear y morir por la patria durante la Guerra de Malvinas de 1982 merece reconocimientos, sin dudas. Y fue por ello que el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora decidió declarar al capitán de la Fuerza Aérea Gustavo García Cuerva como “vecino ilustre post mortem”.

Gustavo nació en la ciudad bonaerense de Dolores el 28 de febrero de 1946 y luego se instaló junto a su familia en la Patagonia argentina. A los 15 años, fijó domicilio en la localidad lomense de Llavallol, donde pasó su adolescencia y juventud, se llenó de amigos y tuvo tres hijos junto a su esposa Liliana.

“Viajábamos mucho por el país debido a que mi marido se desempeñaba como contador de una empresa de yacimientos carboníferos, así que cada cuatro años nos mudábamos. Y él hacía amigos en todos lados en los que nos asentábamos. Llavallol fue donde finalmente nos quedamos”, precisó Isabel, la mamá de Gustavo.

Justamente ese tiempo y “el cariño que le tenían sus amigos y vecinos” le valió este reconocimiento como “vecino ilustre post mortem”, el cual responde a la ordenanza número 6112. Es que este reconocimiento surgió como una iniciativa de Luis, un vecino de la familia García Cuerva y empleado de la municipalidad de Lomas de Zamora, quien acercó el proyecto al Concejo.

La mujer destacó que Gustavo “siempre quiso ser parte de la Fuerza Aérea”. “Fue su interés desde chiquito y quería ser aviador, y acabó siendo capitán del equipo en la fuerza”, contó. Y esa dedicación lo llevó a combatir en la Guerra de Malvinas, en la que falleció a los 36 años.

“Gustavo había hecho su turno a la mañana y por la tarde suplantó a un colega. Sus compañeros de Ejército desconocieron que mi hijo viajaba en ese avión y lo confundieron con un enemigo porque no se distinguían bien las naves de uno y otro país. Ellos mismos fueron los que dispararon a su avión y acabaron derribándolo. Su avión cayó al mar, a cien metros de la costa y murió”, recordó.

Sobre el reconocimiento, Isabel destacó: “Fue una linda sorpresa haberme enterado de este reconocieron para mi hijo. Me pareció muy bueno y un gran gesto que le hayan dado este título aún después de fallecido”. Esta mención es prueba del mayor reconocimiento que se le otorgan a los veteranos y caídos en la Guerra de Malvinas, a diferencia del “desinterés con que se los trató una vez que finalizó el combate”.

Isabel destacó que si bien nunca viajó a las islas, la idea siempre está latente… El objetivo del viaje sería “darle un cierre y despedir a Gustavo como se lo merece”.


* Nota correspondiente a la publicación del día 23 de Enero de 2014

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