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lunes, 22 de julio de 2024
Royal Navy: ORBAT a 2024
Orden de batalla de la Armada Real a 2024
Portaaviones
- HMS Queen Elizabeth (R08): Comisionado en 2017, es un portaaviones de 65,000 toneladas con base en Portsmouth.
- HMS Prince of Wales (R09): Comisionado en 2019, también de 65,000 toneladas y con base en Portsmouth (Wikipedia) (Royal Navy).
Submarinos
- Clase Vanguard: Incluye cuatro submarinos de misiles balísticos: HMS Vanguard, HMS Victorious, HMS Vigilant y HMS Vengeance.
- Clase Astute: Consiste en cinco submarinos de flota: HMS Astute, HMS Ambush, HMS Artful, HMS Audacious y HMS Anson.
- Clase Trafalgar: HMS Triumph, el último de la clase Trafalgar (Wikipedia).
Destructores
- Tipo 45 (Clase Daring): Seis destructores antiaéreos incluyendo HMS Daring, HMS Dauntless, HMS Diamond, HMS Dragon, HMS Defender y HMS Duncan (Wikipedia).
Fragatas
- Tipo 23 (Clase Duke): Trece fragatas de misiles guiados como HMS Lancaster, HMS Iron Duke y HMS Sutherland, entre otros (Wikipedia).
Buques de Guerra Anfibia
- Clase Albion: Incluye HMS Albion y HMS Bulwark, ambos transportes anfibios con base en Devonport (Wikipedia).
Buques de Patrulla y de Contramedidas de Minas
- Clase River: Siete buques de patrulla en alta mar como HMS Tyne y HMS Forth.
- Clase Hunt: Seis cazaminas incluyendo HMS Ledbury y HMS Cattistock.
- Clase Sandown: Incluye el cazaminas HMS Bangor (Wikipedia).
Buques de Apoyo y Auxiliares
- Clase Tide: Buques tanque como RFA Tidespring y RFA Tiderace, que apoyan la reposición en el mar (Royal Navy).
Aeronaves
- F-35B Lightning II: Operados desde los portaaviones de la clase Queen Elizabeth, estos aviones proporcionan capacidades de ataque avanzadas (Royal Navy).
Esta flota moderna y versátil apoya una variedad de operaciones, desde la disuasión estratégica hasta misiones humanitarias, manteniendo un estado de preparación para proteger los intereses del Reino Unido a nivel global (Wikipedia) (Royal Navy).
sábado, 20 de julio de 2024
jueves, 18 de julio de 2024
martes, 16 de julio de 2024
domingo, 14 de julio de 2024
Los días previos a la guerra
Los días previos a la guerra
Así es como han sucedido los hechos, que llevaron a que la Argentina reaccionara y recuperara las islas:
Tras analizar anteriormente los motivos por el cual Argentina y Gran Bretaña llegaron a la guerra ("Causas"), veremos como el proyecto de la Junta Militar cambia abruptamente de planes, tras la provocación británica.
La empresa argentina Georgias del Sur S.A., administrada por Constantino Davidoff, negoció en 1979 con una empresa de Edimburgo, Christian Salvensen Limited, con el objetivo de desguazar las instalaciones de factorías balleneras instaladas en Leith, Stromness y Husvik, ubicadas en la isla San Pedro (Georgias del Sur). Tras la firma, las autoridades británicas en las islas fueron noticiadas del hecho, sin provocar protesta alguna.
En diciembre de 1981, tras habérsele negado la Embajada británica de Buenos Aires, viajar con un transporte a las islas, Davidoff pide al gobierno argentino se le facilitara aprovechar la expedición anual del Rompehielos Alte. Irizar hacia la Antártida para que efectuara una parada en Georgias. Aunque el gobierno inglés fue notificado de lo que sucedería, optó por no proceder ni realizar incidentes, ya que creía que cualquier movimiento empeoraría la situación con Argentina, que ya estaba muy delicada. Por tanto, aceptaron la llegada de Davidoff a las islas, junto a 6 personas. La permanencia allí fue de tan solo 7 horas. Al llegar a Buenos Aires, el empresario envía una nota ante la Embajada británica alegando que su único objetivo era terminar sus negocios lo antes posible sin provocar problema alguno y pide que se le asesore en cuanto a como proceder a futuro, ya que pensaba terminar sus trabajos comerciales.
Por su parte la intención del gobierno argentino era justamente, evitar cualquier inconveniente respecto al tema con Davidoff. Al parecer, ninguno de los dos países quería problemas, sin embargo, veremos más adelante que Gran Bretaña cambió de parecer.
Davidoff, decide entonces emprender su viaje a las Georgias con su grupo de obreros, (entre ellos españoles, chilenos y uruguayos). Avisa previamente el día 11 de marzo a la Embajada británica que se hará presente en Georgias y que será embarcado en el ARA Bahía Buen Suceso. Que el buque no tenía propósitos militares ni armamento y que su utilización sería solo comercial. La embajada autorizó el viaje y no objetó los motivos del mismo. Los hombres de Davidoff estaban provistos de las "tarjetas blancas", que era el elemento a usar por los isleños que viajaban al continente y por los argentinos a Malvinas, según lo establecía el Acuerdo de Comunicaciones firmado en 1971 por ambos países. El mismo 11 de marzo zarpa el "Bahía Buen Suceso" a las Georgias, Davidoff quedaría en Buenos Aires.
Veremos como el gobernador de las islas Rex Hunt, con una serie de mensajes falsos y exagerados, provoca el accionar del gobierno británico, seguido del manejo de la prensa inglesa, manipulada por los intereses de los grupos económicos que manejaban las islas. Sumado a esto, la Embajada británica en Buenos Aires, realiza un doble discurso: a la Argentina le afirma que el incidente estaba superado, mientras que por el otro lado, incitaba al gobierno de Thatcher a tomar medidas injustificadas, para desalojar a los trabajadores de la isla.
Son entonces el gobernador, la prensa, y la embajada que instan a que el gobierno imperial tome medidas, sin interiorizarse en el tema ni tratando de resolver el incidente directamente con Argentina. Grave error si es que se pretendía llegar a un arreglo. Aunque sabemos, como ya se ha explicado, había intereses en juego, que harían que el gobierno de Thatcher, se viera interesado en crear un conflicto bélico.
Aquí comienza la historia...
19 de Marzo
Desembarca por la mañana, el ARA Bahía Buen Suceso en las Georgias, que llevaba 41 operarios, que permanecerían unos cuatro meses realizando las tareas de desmantelamiento de la fábrica que había sido adquirida por Davidoff. No había militares allí. Se produce el izado de una pequeña bandera Argentina sobre una estructura de carpintería. Al rato, cuatro hombres del "BAS" British Antartic Survey, se hacen presentes y exigen que se arriara la bandera, que volvieran a cargar el material desembarcado al buque y se trasladaran a la capital de las Georgias, Grytviken, para solocitar el permiso de desembarco. Acto seguido la bandera es arriada.
Aquí Gran Bretaña comienza a declararle la guerra a la Argentina, ya que amenaza con el uso de la fuerza, sin motivo alguno.
20 de Marzo
Se presentan nuevamente los británicos, entregando un manuscrito sin membrete. El texto no contenía sanción ni intimación alguna. El encargado del grupo envió el texto a Buenos Aires para pedir instrucciones, una vez obtenidas, no pudieron dar respuesta a los miembros del BAS, porque se habían retirado del lugar. El mismo día el gobernador de las Malvinas, Rex Hunt, informa a Londres que un grupo de civiles y militares había desembarcado en Puerto Leith, izado una bandera argentina y efectuado disparos de armas de fuego (para cazar ciervos), los cuales ante la intimación que se retiraran, respondieron que poseían autorización de la Embajada británica en Buenos Aires. Expresó además, que según él, la Armada Argentina utilizaba a Davidoff para encubrir su presencia en la isla. Acto seguido, el embajador británico en Buenos Aires, el mismo que había aceptado la llegada de los obreros el día 11, ordenó al gobierno argentino que debía retirar a la gente desembarcada y al buque de guerra, de lo contrario se tomarían las medidas del caso. Argentina responde que el buque "Bahía Buen Suceso", no era un buque de guerra, sino de transporte, y que zarparía de Leith el día 21, al completar su descarga, y que además, no había militar alguno allí. Recordemos que el día 11 de marzo, se le envió al Embajador todo los detalles de la estadía, y que el mismo aceptó.
21 de Marzo
Zarpa de regreso el ARA Bahía Buen Suceso, dejando el grupo de Davidoff en tierra, para seguir con sus tareas. Zarpa de Malvinas, el buque HMS Endurance, con 22 marines a bordo y bien armados. He aquí el primer movimiento de tropas, y que es realizado por GRAN BRETAÑA. Una nueva declaración de guerra, tras la amenaza del día anterior.
22 de Marzo
La prensa británica califica las acciones como una invasión argentina a las Georgias. El gobierno argentino tras arduas reuniones en la Embajada británica logra aclarar la situación, y el embajador Williams consideró que el incidente ya estaba superado.
23 de Marzo
Se ubicaron dos buques atómicos ingleses en los alrededores de las Islas Malvinas, en lo que más adelante sería la "zona de exclusión". Además de los buques de tropas Biscoe (68 soldados a bordo) y Branskfield (buque polar) que zarparon rumbo a las islas (desde Chile y el otro buque navegaba ya a la altura de Uruguay). Londres ordena expulsar a los obreros de la isla con el uso del HMS Endurance y además declara que enviará nuevos buques de guerra al Atlántico Sur. Acto seguido Davidoff pide al gobierno argentino que se protegiera al grupo de trabajo, es por eso que se decide enviar al ARA "Bahía Paraiso", que estaba en plena campaña antártica para proteger a los civiles. El gobierno argentino cita al embajador Williams para intentar hacer entender las verdaderas intenciones, ya que de seguir el curso de las acciones, se provocarían consecuencias imprevisibles. Gran Bretaña responde que Argentina debía retirarse de la isla, ya que de lo contrario aplicaría la fuerza.
24 de Marzo
"El tiempo se les está acabando" ,
expresó el embajador Williams a las autoridades argentinas, "deben ir a Grytviken a sellar sus pasaportes". Costa Méndez contesta que no hacía falta sellar pasaporte, puesto que los hombres poseían sus respectivas "tarjetas blancas", y que los obreros no serían retirados. El gobierno argentino decide implementar la hipótesis planeada para desembarcar en Malvinas a fin de 1982, para llevarla a cabo lo antes posible (ver "causas").
25 de Marzo
Gran Bretaña, a través de su Primer Ministro Margaret Thatcher, decide alistar siete buques de guerra que se encontraban realizando ejercicios en Gibraltar, para llevarlos a las islas.
Una nueva declaración de guerra, con otro nuevo movimiento de tropas.
26 de Marzo
Zarpa de Leith el "Bahía Paraiso", dejando a 14 soldados argentinos armados solo con fusiles, para proteger a los obreros. En Puerto Belgrano se preparan los buques argentinos para llevar a cabo una posible acción de recuperar las islas. Se decide en últimas horas del día, tomar las islas, según el plan de febrero del 82, ya que: Gran Bretaña se negaba a negociar, y estaba enviando refuerzos militares; la falta de honestidad con que llevó el Reino Unido el incidente de las Georgias; exagerar el incidente y aprovecharse de la situación para congelar el diálogo por la soberanía.
Por tanto quien hostiga, amenaza e intenta utilizar la fuerza es GRAN BRETAÑA, el Imperio mostraba una vez más su hilacha, para provocar el conflicto armado. El 26 de Marzo se decide actuar. De otra forma si Agentina no actuaba perdería las islas y su reclamo por INACCIÓN, según lo expresado en el derecho internacional por la doctrina de Stoppel: "Renuncia por parte de un estado, por inacción frente al acto soberano de otro, a todos los derechos alegados hasta la fecha con relación a un área en disputa."
28 de Marzo
Por la mañana, zarpa la Fuerza de Desembarco argentina rumbo a las Islas Malvinas, 911 hombres a bordo. A mediodía zarpó toda la Flota Argentina, para lograr entre los días 1 o 2 de abril, recuperar las islas. La operación sin embargo, podía ser cancelada hasta el día 1 de abril a las 18 horas, si es que llegaba a prosperar una negociación, que a esas alturas sería tan solo obra de un milagro. Gran Bretaña aprovisiona con alimentos y armamentos para 70 días a los buques ingleses de Gibraltar para enviarlos al Sur, ellos son las Fragatas y Destructores: HMS Antrim, HMS Arrow, HMS Brilliant, HMS Coventry, HMS Glamorgan, HMS Glasgow, HMS Plymouth, HMS Sheffield. Se dirigirían rumbo a Ascensión el día 2 de abril. Es la denominada "Flota de Avanzada".
29 de Marzo
Hasta ahora, se desconoce la zarpada de los buques argentinos. Gran Bretaña envía con rumbo a las islas al RFA "Fort Austin", buque de abastecimiento, junto con dos helicópteros Sea King. El submarino atómico HMS Spartan, también zarpa de Gibraltar. Sandy Woodward es nombrado Jefe de la Flota de la Marina británica para dirigir la campaña.
30 de Marzo
EE.UU. toma conocimiento sobre el movimiento de tropas argentinas.
31 de Marzo
A las 12:57, la Flota Argentina puso proa al rumbo 90°, lo que la llevaría al norte de las islas Malvinas, se estaría en condiciones de desembarcar el 2 de abril por la madrugada. Como Gran Bretaña ya conocía los movimientos gracias a la ayuda norteamericana, Argentina pensó que la recuperación se complicaría ya que la operación denominada "Operación Virgen del Rosario", debía ser sorpresiva, rápida e incruenta, perdiendo como vemos, su primer objetivo y sabiendo que los ingleses los esperarían.
1° de abril
A las 21:15, comienza a ejecutarse la operación, con el transbordo de los comandos anfibios embarcados en el ARA "Santísima Trinidad", a los botes de goma que los llevarían a la playa. El submarino inglés Splendid se dirige desde Gibraltar a Malvinas.
2 de abril
Argentina recupera las islas. Gran Bretaña ya tiene a la "Flota de Avanzada" rumbo hacia la Isla Ascensión. La Real Fuerza Aérea, tiene desplazando a la gran mayoría de sus aeronaves, realizando un puente aéreo "Gibraltar-Ascensión".
El 5 de abril, ya estaba todo decidido, y desde Gran Bretaña zarpa la flota principal, el Grupo de Tareas con los dos portaaviones y decenas de embarcaciones que más tarde se unirían al mando del Alte. Woodward, con el resto de los buques que habían zarpado a fines de Marzo.
Los británicos solo aparentaron desde el 2 de abril al 1° de mayo resolver el tema vía diplomáticamente para darle tiempo a su flota que llegara a Malvinas, mientras desde Argentina pensábamos que podía haber paz, los ingleses desde fines de Marzo sabían como iba a terminar todo esto y nunca intentaron llegar a un arreglo pacífico. Es el Imperio anglosajón quien debería de ser acusado de violar la paz y los derechos humanos y atormentar a la Nación Argentina por provocar un conflicto armado.
Esto prueba que si Argentina no reaccionaba ante la agresión de marzo, se aplicaría la doctrina del ESTOPPEL, que es la renuncia por parte de un estado, por inacción frente al acto soberano de otro, a todos los derechos alegados hasta la fecha con relación a un área en disputa, como ya se ha explicado arriba.
Cuando el gabinete de Margaret Thatcher agredió gratuita e innecesariamente a la Argentina en las Islas Georgias desde el día 19 de marzo de 1982, nuestro país respondió a esa agresión recuperando militarmente las Islas Malvinas, usurpadas desde el 3 de enero de 1833. Ceder al ataque de las Islas Georgias, o no contestarlo hubiera significado la inmediata aplicación de la Doctrina del Estoppel. Es decir, habríamos renunciado por inacción a todos los Derechos alegados hasta la fecha sobre nuestra soberanía en el Atlántico Sur.
Si Gran Bretaña atacaba a Argentina, despojando a los civiles de las Georgias, ante los ojos del mundo, quedaría visto como un grave error, una agresión injustificada. Es por ello, que provoca la acción militar del 2 de abril, y así poder llevar a un conflicto bélico, sin pensar en las consecuencias que ello provocaría. La acción argentina del 2 de abril, fue justificada por la ONU y el derecho internacional, como se explicó en el párrafo de arriba. La misma Corte Suprema de la Nación, en un fallo contra el reclamo del empresario Davidoff, ha dicho que Argentina actuó en defensa legítima de sus derechos, y no por conveniencia u otro motivo. "Otro motivo", hubiera alejado el apoyo de las principales potencias extranjeras y del resto de las naciones que elogiaron la actitud argentina. Si como dicen algunos hoy en día, Argentina hubiese sido la agresora, entonces la ONU le hubiera dado la espalda, y hubiese obtenido el repudio mundial. Justamente, sucedió lo contrario.
Pues, el lector podrá ahora de una vez por todas, sacar sus propias conclusiones, estos han sido los hechos como sucedieron realmente.
Fuentes informativas:
Informe británico Lord Franks
Corte Suprema de la Nación
Entrevistas a Constantino Davidoff
Diarios y revistas de la época
viernes, 12 de julio de 2024
miércoles, 10 de julio de 2024
lunes, 8 de julio de 2024
Asalto a Monte Harriet por parte del 42 Commando
sábado, 6 de julio de 2024
Libro sobre la ayuda militar peruana a nuestro país
El libro que revela documentos inéditos sobre la ayuda de Perú a la Argentina durante la guerra de Malvinas
El texto relata los esfuerzos del presidente Fernando Belaunde Terry para evitar el conflicto armado en el Atlántico sur. Cómo fueron las intentos diplomáticos y el pedido de una tregua desde Lima
Por Adrián Pignatelli || Infobae
Es por todos conocida la postura de Lima en su apoyo a la Argentina durante el conflicto del Atlántico Sur. Sin embargo, en el libro “La intervención del Perú en la controversia de las islas Malvinas”, de Víctor Andrés García Belaunde, se revela el esfuerzo por llegar a una solución pacífica
El libro relata la guerra de Malvinas según la visión peruana. Ya en la frase que abre una lectura apasionante de la trastienda diplomática tanto de los prolegómenos de la guerra como de los enfrentamientos bélicos en si, se revela la postura del Perú respecto a la Argentina: “En esta hora en la que la nación argentina es víctima del bloqueo bélico y de sanciones económicas injustificables, expreso a vuestra excelencia la decisión del Gobierno y pueblo peruanos de prestar todo el apoyo a nuestro alcance en la defensa de sus legítimos intereses nacionales y de la causa de la unidad latinoamericana”. Firmado por el presidente Fernando Belaunde Terry. Está fechado el 30 de abril de 1982.
El libro constituye un aporte histórico para los estudiosos del conflicto, más aún cuando su autor era un joven de 29 años y sobrino del presidente, cuando se desempeñó como secretario del Consejo de Ministros entre 1980 y 1982, transformándose en un testigo privilegiado de los esfuerzos diplomáticos por no llegar al enfrentamiento en el campo de batalla.
García Belaunde echa por tierra la opinión mezquina de los que aventuraron que Perú apoyó a la Argentina con la esperanza de obtener un aliado en sus reclamos a Chile por los territorios perdidos durante la guerra del Pacífico.
Nada más alejado de la realidad de entonces: una encuesta realizada en Perú indicó que en mayo de 1982 85,8% respaldaba a la Argentina y un 71,8% estaba dispuesto a ir a combatir a las islas.
A través de la lectura de sus páginas, el libro demuestra que el apoyo de Perú a nuestro país no fue circunstancial, sino que obedecía a raíces muy profundas de hermandad y de solidaridad, con antecedentes históricos. Fue crucial el papel de José de San Martín en el proceso independentista peruano, y hubo otros argentinos que se brindaron a servir al país aún a riesgo de su propia vida. Fue el caso de Roque Sáenz Peña quien se enroló como voluntario en el ejército peruano en la guerra que los enfrentó a Chile entre 1879 y 1884.
Cuando el 3 de enero de 1833 los británicos se apropiaron de Malvinas -el autor la describe como “invasión”- el Perú le envió al gobierno argentino documentación del siglo XIX, incluyendo un mapa de 1769, que sostenían que las islas pertenecían a la corona española.
“Honestidad, lealtad y solidaridad”, describió el autor como los principales atributos que guiaron a Fernando Belaunde Terry, quien ejerció la primera magistratura en dos oportunidades: entre 1963 y 1968 y entre 1980 y 1985.
El libro ofrece un valioso aporte, que son los cablegramas generados entre Perú, Argentina, Gran Bretaña y Estados Unidos. El primer cablegrama está fechado el 8 de abril de 1982. Hay un nutrido material, que incluyen mensajes entre la cancillería peruana y sus embajadas en Argentina, el Reino Unido y Estados Unidos; están los generados en la embajada del Perú en Buenos Aires, en Londres y en Washington y cablegramas recibidos por el ministerio de relaciones exteriores peruanos. Son una fuente de datos y detalles que pintan los esfuerzos, a contrarreloj, de Belaunde Terry por llegar a una solución pacífica.
En el mismo sentido, queda de manifiesto sus gestiones para encolumnar a las naciones latinoamericanas detrás de la causa Malvinas. Durante su primer mandato, cuando participó de la reunión cumbre de jefes de estado americanos sostuvo una visión integradora de América Latina, idea que puso en práctica durante la guerra.
El 3 de abril de 1982 el gobierno peruano emitió su primer comunicado, en el que apoyaba la reivindicación argentina sobre las islas, en el marco del proceso de descolonización estipulado por resoluciones de Naciones Unidas, e instaba a dirimir el conflicto en forma pacífica.
El presidente Terry propuso “una honrosa e inmediata tregua”, a fin de llevar adelante negociaciones diplomáticas. El canciller argentino Nicanor Costa Méndez dijo que valoraba la iniciativa y que el país no se proponía iniciar hostilidades. Su par inglés también agradeció y que se estaban esforzando en llegar a una solución pacífica. Solo ponía un requisito por delante: el retiro de las fuerzas argentinas de las islas.
Apoyado por documentos, Garcia Belaunde describe cómo Gran Bretaña de todas maneras rechazó una tregua de 72 horas que proponía el peruano.
El 30 de abril le mandó un telegrama al general Leopoldo Galtieri, donde manifestaba el apoyo del gobierno y del pueblo peruanos en la defensa de los legítimos intereses nacionales y de la causa de la unidad iberoamericana. “Argentina ostenta títulos ancestrales e inobjetables”, sostuvo.
El libro transmite los esfuerzos del primer mandatario por poder cumplir con la misión que se había impuesto, y las demoras de los dos países en conflicto -Gran Bretaña ponía como condición el retiro de las tropas argentinas y Galtieri admitió que las decisiones debía consultarlas con la junta militar- fueron dos grandes escollos para llegar a buen puerto a lo que se había propuesto: llegar a “una paz digna, justa y oportuna”.
El hundimiento del Belgrano significó el fin del acuerdo de paz. Terry justificó su apuro en las respuestas a las propuestas. Dijo que de haber tenido las respuestas a tiempo, no hubiera ocurrido el hundimiento del crucero. A García Belaunde le parece extraño que los documentos ingleses referidos al Belgrano recién serán desclasificados en el año 2072.
Años después Terry confirmó que sus conversaciones eran grabadas por los servicios secretos ingleses y norteamericanos.
Asimismo, se detalla el envío de una decena de aviones Mirage en una misión secreta, que llegaron tarde al país y que no pudieron ser empleados. También da cuenta de una misión de observadores a la zona del conflicto, a comienzos de mayo. De la misma forma, se describe la triangulación de compra de armamento de Argentina a Israel, que se hizo vía Perú.
Hay un capítulo dedicado a “la ambigua reacción de Chile”, en el que el autor hace “un balance imparcial” del país vecino en su ayuda a Gran Bretaña.
Víctor Andrés García Belaunde es abogado, político y empresario y su obra se presentó en la Feria Internacional del Libro en Lima. También trajo su libro a Buenos Aires y lo difundió en un acto realizado en el Salón Libertador del Palacio San Martín, que estuvo encabezado por el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona. Además del autor, participaron el embajador argentino en Lima, Enrique Vaca Narvaja; su par de Perú en Buenos Aires, Peter Camino Cannock, y la directora nacional de Malvinas e Islas del Atlántico Sur, Sandra Pitta.
García Belaunde habló de la unidad en el pueblo peruano en torno a las Malvinas, que es la misma unidad de la que hablaba José de San Martín cuando contribuyó a la liberación de ese país. La semilla había rendido su fruto.