Destructores Type 42 británicos en el Conflicto del Atlántico Sur (1982)
Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7
Sistemas de Armas
El principal sistema de armas proyectado para el Type 42 fue el GWS30 Sea Dart, cuyo desarrollo comenzó como CF299, de la mano de Hawker Siddeley, en 1963. Diseñado para ser tanto más compacto como de mayor alcance que el Sea Slug (por sobre 40 millas) y como reemplazo para el mismo, así como para el sistema Sea Cat en buques equipados con este, Sea Dart fue desarrollado como un misil de dos etapas con un propulsor inicial (booster) de combustible sólido y un estatorreactor. El método de guiado es semi-activo, mediante dos radares Type 909 empleados para iluminar el objetivo, con el misil guiándose sobre su reflejo (empleando para ello un conjunto de antenas receptoras ubicadas en el cono de ingreso y cuatro alrededor de la toma de aire). Pruebas en el campo de tiro de Woomera (Australia) fueron cuidadosamente planeadas y comenzaron en 1965, pero debieron surgir y resolverse numerosos problemas técnicos antes de completarse en 1968. Pruebas de aceptación también se vieron retrasadas por problemas, uno de ellos un incendio de consideración a bordo del HMS Bristol justo después de su entrada al servicio en 1973. Para marzo de 1974 el sistema se encontraba operacional, pero pruebas en Woomera en 1975-6 continuaron a fin de mejorar la confiabilidad y desempeño contra blancos volando a baja cota.
El primer buque de la clase equipada con el sistema Sea Dart, HMS Sheffield, fue comisionado en 1975. La dotación de misiles era de tan solo 22 rondas comparadas con las 40 llevadas por el Bristol. Sea Dart también se proyectó para ser instalado en los nuevos cruceros con instalación frontal. La decisión de transformar estos navíos en ‘proto-portaaviones’ con cubiertas ‘corridas’ no desplazó al sistema y finalmente los tres buques de la clase ‘Invincible’ (HMS Invincible, HMS Illustrious y HMS Ark Royal) construidos fueron completados con el sistema montado en la proa, sobre la banda de estribor.
Fig.8 – Misil GWS30 cargado en el lanzador Mk30 del destructor HMS 'Cardiff', luego del conflicto del Atlántico Sur
El destructor Type 42 monta un lanzador doble orientable Mk30 en la sección de proa, justo detrás de la pieza de 114mm, que permite alojar simultáneamente dos de estos misiles. Esta operación consume valioso tiempo en combate, pues los giroscopios e impulsores del misil Sea Dart requieren de 20 segundos para alinearse y prepararse para la secuencia de disparo desde que el misil es izado verticalmente desde la santabárbara y colocado en el rail de tiro. El misil es capaz de batir objetivos a una distancia de hasta 55.5km entre 30 y 18,300 metros de altitud, desplazándose a una velocidad de Mach 2.5 (2,655 km/h), empleando para ello una cabeza de guerra de 23 kilogramos de alto explosivo con una espoleta de proximidad o contacto.
Acertada decisión fue la de dotar desde el inicio a los Type 42 de una pieza de artillería para bombardeo de costa, armamento que le fue negado a otro buque de diseño contemporáneo, la fragata Type 22, sumamente especializada en ASW y como segunda función, ASuW (Anti-Surface Warfare, con una instalación poco prolija de contenedores de MM38 en la proa), cuestión que posteriormente tendría implicancias en el conflicto del Atlántico Sur (donde la necesidad de contar con capacidad ASW fue mínima y ASuW, irrelevante… pero donde sí se necesitó de apoyo naval a las fuerzas de tierra – nuevamente muestra de la poca preparación y flexibilidad de la Royal Navy de la época para servir como fuerza expedicionaria). Los clase ‘Sheffield’ recibieron una pieza Vickers Mk8 DP de calibre 4.5’’ (114mm) por 55 calibres; este cañón naval automático, con una cadencia de tiro de 25 rondas por minuto (cada una con un peso de 21kg), podía servir para apoyar a las fuerzas terrestres con fuego naval (alcance: 22km) o en el rol antiaéreo (hasta 6km), utilizando los radares de control de tiro Type 909 como directores, capacidad que fue puesta a prueba el 25 de mayo cuando uno de estos buques, HMS Coventry, fue atacado por aviones argentinos.
Fig.9 – Pieza de 4.5’’ a bordo de un Type 42 abriendo fuego durante un ejercicio
Sin embargo – y ello posteriormente demostraría ser un error fatal – no se instalaron defensas de punto, fuera de un par de cañones antiaéreos monotubo Oerlikon GB Mk2 de 20mm operados por un marinero – que debía hacer puntería manualmente – ubicados uno a cada lado del puente de mando. Ello a pesar de que existía en forma operacional desde 1979 en la Royal Navy un sistema SAM de punto diseñado específicamente para lidiar con el tipo de amenazas que los buques británicos enfrentaron en 1982 (tales como aviones en perfiles de ataque a baja cota y misiles antibuque de tipo sea skimmer o ‘rozaolas’): el GWS25 Sea Wolf, instalado en dos lanzadores séxtuples orientables a bordo de las fragatas clase ‘Broadsword’ como las que acompañaron a los Type 42, intentando compensar las deficiencias de los últimos en este aspecto (con resultados bastante mediocres, como se verá posteriormente).
Fig.10 – Arcos de acción y nivel de cobertura de los distintos sistemas de armas del Type 42. El gráfico no da información sobre alcances efectivos
La clase podía embarcar y hangarar un helicóptero Westland Lynx HAS Mk2, capacitado para la lucha antisubmarina con torpedos acústicos o bien ASuW con misiles Sea Skua. A diferencia de sus pares argentinos, los cuales recibieron el sistema MM38 a comienzos de los ’80, los Type 42 británicos fueron desprovistos de armamento antisuperficie, pues se consideraba que con el helicóptero embarcado (que podía ser armado con un misil antibuque de alcance corto) y con la segunda función (limitada) antisuperficie del Sea Dart, las capacidades de combate de la clase en este aspecto quedaban satisfechas.
Fig.11 – Helicóptero Lynx XZ257 en la cubierta de vuelo del 'Coventry', 1980
Tecnología y Defensa Naval
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domingo, 30 de noviembre de 2014
viernes, 28 de noviembre de 2014
VGM vuelven a Malvinas: "Esto está re-British"
Así cuentan excombatientes de Malvinas su regreso a las islas
"Esto está re British”, fue lo primero que pensó uno de los combatientes
+ Carolina Delisa @carodelisa
+ Carolina Delisa @carodelisa
"Esto está re British”. Esa fue de la primera impresión que tuvo Jorge Luis García cuando volvió a pisar las Falklands Islands (o Islas Malvinas), después de 32 años de haber combatido contra los británicos, en un afán del gobierno militar de Leopoldo Galtieri por recuperar un territorio que Argentina cree propio hasta el día de hoy. Veinticuatro argentinos, que habían luchado en 1982, viajaron desde la provincia de San Luis para reconocer sus posiciones durante la guerra, para tratar de reconstruir partes de la historia que se fueron borrando con el tiempo, y para reconciliarse con el pasado.Cuando creyó que era una historia cerrada, Alejandro Príncipe se enteró de que encabezaba la lista entre los veteranos de San Luis que el gobierno local elegía para el viaje. A partir de allí, fueron dos meses sin dormir.Príncipe no pertenecía a las Fuerzas Armadas. Era estudiante de Química, y en 1982 le tocó cumplir un año del servicio militar obligatorio. Tenía 20 años. Era de los mayores entre los combatientes, porque, a diferencia del resto, él se había pedido una prórroga especial para terminar sus estudios. Cuando se enteró de que lo mandaban a las islas se puso contento. “Norberto, me voy a Malvinas, voy a conocer el lugar. Así que, al regreso, nos vamos a trabajar para allá”, fueron las palabras que le dijo a su primo, según relató a El Observador en tierra malvinense. Los jóvenes habían llegado a la guerra sin miedo, sacándose fotos con sus armas, que apenas sabían cómo funcionaban. Después de los dos meses de enfrentamientos, donde murieron 649 argentinos, y 255 británicos, Príncipe volvió a su pueblo, donde dejó de ser el estudiante de Química bondadoso, y se convirtió en “el loco de la guerra”.“Nosotros vivimos, comemos, todo es Malvinas. Cada cosa que pasa nos transporta a este lugar. Por eso vine hoy acá”, confesó el excombatiente, que se desempeñó durante el conflicto como camillero. A Príncipe no le tocó matar a nadie, pero sí tuvo que ver a sus compañeros morir en más de una oportunidad.
La mayoría del grupo coincidió en qué era que los llevaba a Malvinas de nuevo: cerrar una herida.
El día que llegaron, algunos optaron por quedarse en silencio y contemplar el lugar. En una de sus primeras recorridas, Príncipe dio con una piedra que reconoció enseguida. Allí se había sacado una foto hacía 32 años. No dudó en repetirla.Luego ubicó la posición en la que había estado, y desde ahí quiso escribirle a su hija mayor. “Te escribo desde donde le escribía a mi novia, tu madre”, fue como la encabezó, según contó a El Observador. Se quedó sentado algunas horas, “oliendo ese olorcito especial” de las Malvinas. “Esa paz que tiene este lugar. No lo conocí con esta paz. Y es lo que vine a buscar”, reafirmó.La visita al cementerio de Puerto Darwin también era una materia pendiente para los veteranos. Un día antes el grupo ya se mostraba nervioso sobre cómo sería ver el lugar donde descansan los restos de sus compañeros. Sentados sobre la calle Ross Road, que da al océano, sacaron una guitarra y se pusieron a cantar canciones de su país. Rodeados de banderas británicas, como es común en Stanley (capital de las Malvinas), algunos especularon sobre cómo iban a hacer flamear la argentina cuando llegaran al cementerio, el único lugar de las islas donde les es permitido hacerlo.Príncipe no sacó ninguna bandera. Prefirió estar solo, en un rincón, esperando que el grupo rindiera sus honores a los combatientes argentinos, muchos de ellos sin identificar. Varias lápidas tienen, en vez de un nombre, la frase “Soldado argentino solo conocido por Dios”. Se despidieron del cementerio cantando el himno de su país.La herida se terminó de cerrar con un gesto de reconciliación. Durante su estadía en el Hotel Malvina, uno de los pocos lugares que conserva ese nombre, Príncipe conoció a un oficial británico que también había peleado en la guerra. Cruzaron algunas palabras en inglés y el argentino le contó cómo había vivido el enfrentamiento. “Vine a este lugar en busca de paz”, dijo Príncipe. Recibió como respuesta un perdón, un abrazo, y los dos terminaron en lágrimas.
El Observador
"Esto está re British”, fue lo primero que pensó uno de los combatientes
+ Carolina Delisa @carodelisa
+ Carolina Delisa @carodelisa
"Esto está re British”. Esa fue de la primera impresión que tuvo Jorge Luis García cuando volvió a pisar las Falklands Islands (o Islas Malvinas), después de 32 años de haber combatido contra los británicos, en un afán del gobierno militar de Leopoldo Galtieri por recuperar un territorio que Argentina cree propio hasta el día de hoy. Veinticuatro argentinos, que habían luchado en 1982, viajaron desde la provincia de San Luis para reconocer sus posiciones durante la guerra, para tratar de reconstruir partes de la historia que se fueron borrando con el tiempo, y para reconciliarse con el pasado.Cuando creyó que era una historia cerrada, Alejandro Príncipe se enteró de que encabezaba la lista entre los veteranos de San Luis que el gobierno local elegía para el viaje. A partir de allí, fueron dos meses sin dormir.Príncipe no pertenecía a las Fuerzas Armadas. Era estudiante de Química, y en 1982 le tocó cumplir un año del servicio militar obligatorio. Tenía 20 años. Era de los mayores entre los combatientes, porque, a diferencia del resto, él se había pedido una prórroga especial para terminar sus estudios. Cuando se enteró de que lo mandaban a las islas se puso contento. “Norberto, me voy a Malvinas, voy a conocer el lugar. Así que, al regreso, nos vamos a trabajar para allá”, fueron las palabras que le dijo a su primo, según relató a El Observador en tierra malvinense. Los jóvenes habían llegado a la guerra sin miedo, sacándose fotos con sus armas, que apenas sabían cómo funcionaban. Después de los dos meses de enfrentamientos, donde murieron 649 argentinos, y 255 británicos, Príncipe volvió a su pueblo, donde dejó de ser el estudiante de Química bondadoso, y se convirtió en “el loco de la guerra”.“Nosotros vivimos, comemos, todo es Malvinas. Cada cosa que pasa nos transporta a este lugar. Por eso vine hoy acá”, confesó el excombatiente, que se desempeñó durante el conflicto como camillero. A Príncipe no le tocó matar a nadie, pero sí tuvo que ver a sus compañeros morir en más de una oportunidad.
La mayoría del grupo coincidió en qué era que los llevaba a Malvinas de nuevo: cerrar una herida.
El día que llegaron, algunos optaron por quedarse en silencio y contemplar el lugar. En una de sus primeras recorridas, Príncipe dio con una piedra que reconoció enseguida. Allí se había sacado una foto hacía 32 años. No dudó en repetirla.Luego ubicó la posición en la que había estado, y desde ahí quiso escribirle a su hija mayor. “Te escribo desde donde le escribía a mi novia, tu madre”, fue como la encabezó, según contó a El Observador. Se quedó sentado algunas horas, “oliendo ese olorcito especial” de las Malvinas. “Esa paz que tiene este lugar. No lo conocí con esta paz. Y es lo que vine a buscar”, reafirmó.La visita al cementerio de Puerto Darwin también era una materia pendiente para los veteranos. Un día antes el grupo ya se mostraba nervioso sobre cómo sería ver el lugar donde descansan los restos de sus compañeros. Sentados sobre la calle Ross Road, que da al océano, sacaron una guitarra y se pusieron a cantar canciones de su país. Rodeados de banderas británicas, como es común en Stanley (capital de las Malvinas), algunos especularon sobre cómo iban a hacer flamear la argentina cuando llegaran al cementerio, el único lugar de las islas donde les es permitido hacerlo.Príncipe no sacó ninguna bandera. Prefirió estar solo, en un rincón, esperando que el grupo rindiera sus honores a los combatientes argentinos, muchos de ellos sin identificar. Varias lápidas tienen, en vez de un nombre, la frase “Soldado argentino solo conocido por Dios”. Se despidieron del cementerio cantando el himno de su país.La herida se terminó de cerrar con un gesto de reconciliación. Durante su estadía en el Hotel Malvina, uno de los pocos lugares que conserva ese nombre, Príncipe conoció a un oficial británico que también había peleado en la guerra. Cruzaron algunas palabras en inglés y el argentino le contó cómo había vivido el enfrentamiento. “Vine a este lugar en busca de paz”, dijo Príncipe. Recibió como respuesta un perdón, un abrazo, y los dos terminaron en lágrimas.
El duelo inglés
El excombatiente británico David Jackson estuvo en las Falklands durante la misma semana que lo hicieron los excombatientes argentinos, y llegó con el objetivo de presentar su disertación “Siete días en el Sur: una historia de guerra”, en la que plasma en diferentes formatos testimonios del conflicto. Aunque su rol como militar había sido luchar contra la invasión de las islas, lo primero que hizo cuando pisó las Falklands fue visitar el cementerio de Darwin. “Es algo que me pone muy triste. Nosotros estábamos haciendo el trabajo que elegimos. Elegimos hacerlo. Los argentinos no tuvieron esa opción”, dijo Jackson en entrevista con El Observador.Recuerda que, en principio, viajar a las islas para combatir le parecía “un chiste”. “Supe que era real cuando mi mejor amigo murió”, contó el exsoldado. Describió la guerra como un momento en que todo lo que importaba era sobrevivir. Y para eso no hubo otra opción que dejar los sentimientos a un lado, pensar en los combatientes argentinos como objetos, y dar lo mejor de sí. Incluso, mantener el sentido del humor se volvía algo importante. “Cuando estás siendo bombardeado todo lo que podes hacer es volver a tu trinchera y reir”, confesó Jackson a El Observador, durante su estadía en la isla Sea Lion, que queda a unos 40 minutos de avioneta de Stanley.En medio de una reserva natural de pingüinos y elefantes marinos, Jackson aprovechó para rendir honores a sus compañeros caídos, en un memorial instalado sobre la costa. Caminó una hora hasta llegar al monumento. Sacó un trapo y se puso a limpiar las placas. Después de un rato, dejó una amapola bajo el nombre de sus compañeros. “Ojalá que se mantenga limpio, hasta que otro vuelva”, dijo antes de irse.El Observador
jueves, 27 de noviembre de 2014
Un poco higiénico funcionario del gobierno apoya el reclamo de soberanía
Javier E. Figueroa: Referendo en Malvinas? Una burla al derecho de autodeterminación
La disputa por las Islas Malvinas entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña no se restringe al archipiélago, sino que tiene que ver con la presencia y hegemonía que los países pueden ejercer en el Atlántico Sur en la región.
Prohibido asearse para ser miembro del gobierno argentino
La disputa por las Islas Malvinas entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña no se restringe al archipiélago, sino que tiene que ver con la presencia y hegemonía que los países pueden ejercer en el Atlántico Sur en la región.
Prohibido asearse para ser miembro del gobierno argentino
Las Islas Malvinas no solo son argentinas, son latinoamericanas; una reivindicación política de la región ante el Reino Unido y el mundo, destaca el subsecretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los Espacios Marítimos Circundantes en el Atlántico Sur de la Cancillería argentina, ministro Plenipotenciario, Javier Esteban Figueroa, quien estuvo de visita en el país la pasada semana explicando la situación actual del diferento anglo-argentino.
El reciente argumento británico para la posesión de las Islas, señala, es el referendo que el Gobierno europeo organizó en marzo de 2013 entre los habitantes de las Malvinas, resultado del cual ellos decidieron seguir perteneciendo al Reino Unido. Una burla al derecho de autodeterminación de los pueblos, protesta el diplomático argentino. Cuando le preguntaron al canciller argentino, Héctor Timerman, cuánto tardaría en “ponerse de acuerdo con los británicos”, él dijo —relata Figueroa— “12 horas, lo que tarda el vuelo entre Buenos Aires (Argentina) y Londres (Inglaterra)”. Y es que la demanda hoy del país del Plata —lo primero que viene a la cabeza es Bolivia-Chile— es sentarse a negociar con la potencia europea, tal como mandan 40 resoluciones de Naciones Unidas...
— En lo básico, la “cuestión de las Malvinas” es una disputa por soberanía territorial.
— Es un reclamo soberano. La Constitución nacional nos marca que el único camino para acceder a la soberanía plena de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes, es la vía diplomática; nosotros estamos dispuestos a negociar con los británicos mañana mismo y dar cumplimiento a lo que dice la comunidad internacional a través de 40 resoluciones de las Naciones Unidas y más de 120 resoluciones de distintos organismos y foros internacionales, no solo gubernamentales, sino también de diplomacia parlamentaria. Nosotros tenemos respaldos muy concretos; el Reino Unido no tiene un solo respaldo de ningún organismo internacional.
— Aunque al parecer ya no solo es el tema de las Islas; hay un enfoque más “amplio”, digamos.
— Si bien tenemos una disputa por soberanía, la República Argentina también está desarrollando una visión si se quiere oceánica, que comprende enormes espacios, la plataforma continental argentina, incluido el sector antártico; estamos hablando de 6.600.000 kilómetros cuadrados, extensiones enormes que requieren políticas de largo plazo, de mucho trabajo político.
— Ahora, al parecer no es que nunca negociaron; hubo algo.
— Durante la década del 90 hemos desarrollado una serie de entendimientos con los británicos, básicamente con la intención de desarrollar un clima de confianza, que lleve a las negociaciones de fondo: negociaciones de fondo que tuvieron lugar desde el 66 al 82; en ese espacio, Argentina y el Reino Unido se sentaron en una mesa a negociar la soberanía sobre las Islas Malvinas; hubo propuestas de distinta índole, no solo nuestras sino de la contraparte británica; obviamente no fructificaron, pero el proceso de negociación estaba abierto. Es cierto, la guerra fue un golpe muy duro para ese proceso negociador.
— ¿La guerra? ¿Se refiere a la que llevó adelante la dictadura?
— Sí, fue un golpe muy duro, pero la guerra no ha cambiado la estructura jurídica de la disputa; la guerra no puede, definitivamente ninguna guerra puede cambiar el derecho; si eso fuera así, estamos en serios problemas, porque sería la ley del más fuerte; yo creo que no existe gobierno en el mundo, ni siquiera el Gobierno británico, que se anime a decir abiertamente, mi derecho está fundado por la sola potencia de las armas, aunque ésa es la razón última de la posición británica, siempre lo ha sido. La verdad es que la presencia militar británica en el Atlántico Sur es tan importante que la Argentina la toma muy en serio.
— En su conferencia dijo que la guerra hizo retroceder mucho la negociación con Inglaterra.
— Porque es un hecho constatable; del 66 al 82 había reuniones de diplomáticos argentinos y británicos, con una agenda determinada, para avanzar de una manera civilizada y a través de mecanismos diplomáticos (alcanzar) una solución a esta disputa de soberanía. La guerra terminó ese proceso; nosotros hemos, si se quiere, retrocedido en ese sentido. Pero claro, la posición argentina ha sido la misma; después de la guerra, dijimos: bueno, tenemos un mandato de Naciones Unidas, que nos manda a negociar, a evitar acciones unilaterales que pongan en riesgo el proceso de descolonización que estaba en marcha.
— Pero ahora es evidente que la posición británica es otra, lo del referendo y eso...
— La que ha variado es la posición británica. Habría que preguntarle al Reino Unido por qué se ha sentado a negociar, desde el 66 al 82, casi dos décadas, y después dice no me siento más a negociar. Hoy la posición del Reino Unido es “nosotros no negociamos hasta tanto los habitantes de las Malvinas decidan negociar”. Aquí hay una enorme falacia, que los habitantes de las Malvinas son británicos; si uno analiza la población, hoy solamente el 40% de los que viven en las Malvinas, que son 2.900 personas, nació en las Malvinas, el resto son británicos o de otras colonias; o sea, no existe en todo el mundo ningún territorio que haya mantenido la población en ese número, durante un siglo se mantiene en ese número, sobre todo prohibiendo el acceso a los argentinos.
— ¿Están prohibidos de entrar a las Islas?
— Eso está clarito. Si vos quieres ir a Argentina, podrías ir, alquilar una residencia, tener la ciudadanía, comprar una casa; en Malvinas no se puede hacer eso. No se puede; está absolutamente controlado; es un sistema en el que el último control lo tiene el gobernador. El gobernador de las Malvinas, ¿saben quién es? Es un colega diplomático, un funcionario diplomático, que en vez de ir a Bruselas, a Lima, a Bolivia, a Paraguay, le tocó ir a las Malvinas; su función es ser gobernador de Malvinas. Aquí hay casi una burla del principio de autodeterminación.
— Ahí, ustedes reivindican el principio de continuidad territorial, pero ellos el de la autonomía de quienes viven en las Islas.
— Nosotros reivindicamos la integridad territorial, pero no tanto por la proximidad física, sino porque Argentina heredó un territorio que era básicamente el virreinato del Río de la Plata; hubo 32 gobernadores españoles antes que los patriotas argentinos expulsen a los españoles; toman posesión de las Islas y mantienen un poblado en ellas, un programa de colonización. Los británicos vienen en 1833, desalojan a esa población y recién en 1842 comienzan a desarrollar un programa de colonización y se lo dan a conocer a los argentinos, que no dejaron nunca de protestar. Los gobernantes patriotas (argentinos) tuvieron la visión de ir hacia el sur y poblar las Islas Malvinas, poblándola con una población que si la hubiesen dejado hoy serían seguramente muchísimo más que tres mil. No existe el derecho a la autodeterminación para una población transmutada, transportada. En caso contrario, cualquier gobierno podría ocupar. Yo pongo en un territorio mil colonos y luego digo a estos mil colonos “ahora se autodeterminan”.
— El referendo de 2013 ha sido una falacia, entonces.
— Una falacia. El referendo está hecho por el Gobierno británico para preguntarle al ciudadano británico si quiere seguir siendo británico. Realmente es, como decimos nosotros, una joda. Miremos un poco cuáles han sido los efectos del referendo. El Alba, Mercosur y Unasur sacaron inmediatamente pronunciamientos muy duros desconociendo toda validez al referendo. Las Naciones Unidas no hicieron ningún comentario; no fue validado por ellas. Ese mismo año se trató la cuestión Malvinas en el Comité de Descolonización; yo estuve ahí: no existió el tema, ningún gobierno hizo ninguna declaración formal; fue un fiasco, claro que ganaron, con el 99%.
— Pero no causó, no causa, estado, como para tenerlo como antecedente.
— No causó estado, de hecho ¿ustedes escucharon algo más del referendo? Murió. Nosotros lo sacamos a colación, precisamente, para demostrar la falacia de la autodeterminación; yo creo que más bien fue una prueba de la preocupación del Reino Unido frente a la inclusión del tema Malvinas en una agenda de integración. El Reino Unido lo sabe muy bien; obviamente va a tratar de mantenerlo bilateralmente: cuando uno mete este tema en un colectivo es mucho más difícil; eso lo tiene clarísimo la diplomacia británica, y por eso hace ingentes esfuerzos para resquebrajar este bloque, lo que es imposible que así sea.
Datos
Nombre: Javier Esteban Figueroa
Nació: 10-05-1962
Profesión: Abogado
Cargo: Subsecretario para el tema de las Malvinas
Perfil
Diplomático de carrera, hizo un seguimiento especial del tema Malvinas: las negociaciones pesqueras con el Reino Unido, del tráfico aéreo y marítimo; participó en la negociación sobre el desminado de las Islas; siguió la agenda de la Organización Marítima Internacional; trabajó también en el enlace con Agregadurías Militares
La apuesta es que el tema sea visible a todo el mundo
Como en el caso boliviano, la apuesta argentina en el tema de las Malvinas es que todo el mundo lo conozca, que sea agenda de todos los días; antes que dejarlo en la relación bilateral, la clave es multilateralizarlo.
— ¿Cuál es la esperanza argentina en la negociación?
— No podemos saber cuál va a ser el escenario internacional de acá a uno, dos, diez años. Lo que sí sabemos es que la oferta de negociación argentina está en la mesa. Le preguntaron una vez al canciller (Héctor) Timerman, cuánto tardaría en ponerse de acuerdo con los británicos; él dijo “12 horas, lo que tarde ir en un avión de Buenos Aires a Londres”. En la Constitución argentina hay un mandato: recuperar las Malvinas por la vía pacífica.
— Agenda de todos los días...
— Para nosotros Malvinas está en el tope de nuestra agenda de política exterior; somos capaces de mover más recursos políticos, económicos, de cualquier índole, que el Reino Unido, porque a éste no le importa; la Presidenta va al Comité de Descolonización, saca el tema todo el tiempo. Ésta es una fortaleza, la otra es la que se construye a nivel regional, todo esto es importante porque hace a la visibilidad de la disputa. Recuerdo la novela Drácula, de Bram Stoker, uno de los personajes le pregunta a Van Helsin, el gran cazador de vampiros, cuál era la mayor fuerza del vampiro, y él decía, que nadie cree en los vampiros; como nadie cree, nadie lo ve, y no existe, es terriblemente peligroso.
— La existencia de hidrocarburos parece que va a pesar mucho…
— Vamos a ser claros. Argentina reclama las Islas, así sea una especie de Arabia Saudita flotando en el mar, o que no hubiera petróleo; para nosotros es lo mismo; la existencia de hidrocarburos le da una dinámica particular al conflicto; tienes un conflicto territorial y tienes hidrocarburos en el medio, eso genera una tensión política adicional. Pero para nosotros es independiente; nosotros reclamamos las Malvinas así sean ricas o no sean ricas, no pasa por una cuestión de riquezas.
— Inglaterra tiene ahí una de sus mayores bases militares...
— Nadie dice que éste sea un conflicto fácil. Seríamos injustos con nuestros compatriotas si decimos que esto es algo muy simple, es un conflicto con una potencia mundial, una potencia imperial; estamos en uno de los últimos casos de anacrónico imperialismo; cuesta encontrar en el mundo una situación similar.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Guerra naval: DDG clase Sheffield británicos en Malvinas (2/7)
Destructores Type 42 británicos en el Conflicto del Atlántico Sur (1982)
Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7
Nace el Type 42
Fig.3 – Esquema general del destructor Type 42 o clase ‘Sheffield’
A fin de mantener el destructor lo más compacto posible, su armamento debió limitarse drásticamente. Por ello, debió abstenerse de incorporar el sistema Ikara, misil antisubmarino proyectado originalmente para su instalación en el Type 82. Planes para la Royal Navy post-portaaviones inicialmente vislumbraron un casco común que pudiera ser construido tanto en versión Sea Dart como en versión Ikara. Al final resultó más fácil (y económico) reconvertir los cascos de las fragatas de la clase ‘Leander’ para acomodar el sistema Ikara y destinar el Sea Dart a los destructores clase ‘Sheffield’, naciendo así la clase como nave fundamentalmente AAW.
Las naves de la clase que participaron en acciones de combate en el Atlántico Sur fueron construidas en los astilleros Vickers Shipbuilders Ltd, Barrow-in-Furness (HMS Sheffield (D80) y HMS Cardiff (D108)); Cammell Laird & Co, Birkenhead (HMS Coventry (D118)) y Swan Hunters Ltd, Wallsend-on-Tyne (HMS Glasgow (D88)), entre 1971 y 1976. HMS Exeter, el primero de la serie (Batch) 2, fue botado en 1978, siendo aceptadas dichas unidades al servicio entre 1975 (Sheffield) y 1980 (Exeter).
La Armada Argentina (ARA) recibió simultáneamente dos buques de la misma clase (Batch 1): ARA Hércules (buque gemelo del Sheffield construido en el mismo astillero que este, botado en 1972) y ARA Santísima Trinidad (construido en Argentina en los Astilleros y Fábricas Navales del Estado – AFNE (Río Santiago) – en 1974). Virtualmente idénticos a sus pares británicos, su principal diferencia con estos últimos consistía en la instalación, a comienzos de la década de 1980, de lanzadores de misiles superficie-superficie Aérospatiale MM38 Exocet (y consolas asociadas).
Pobres características de navegabilidad (demostradas durante las primeras pruebas de mar) y condiciones de habitabilidad poco apropiadas plagaron a los primeros buques de la clase, cuestiones solucionadas parcialmente con las mejoras introducidas a las naves de la serie (Batch) 2 y luego las Batch 3, construidas a partir de 1978 (cuyas mayores dimensiones en eslora y manga y mayor rigidez de casco mejoraron notablemente sus cualidades de sea-keeping).
Planta propulsora
La potencia es provista por una planta propulsora COGOG (COmbined Gas Or Gas) compuesta por dos turbinas a gas Rolls-Royce Olympus TM3B (cada una proveyendo 50,000hp/37.3MW de potencia constante) y dos Rolls-Royce Tyne RM1C (9,900hp en velocidad de crucero @ 18 nudos) transmitiendo a dos propelas por medio de dos ejes independientes.
Sensores
Con la cancelación del requerimiento para un radar 3D de búsqueda aérea (Type 988 holandés) para los cruceros de la clase ‘Bristol’, debió encontrarse una alternativa a fin de equipar a los más ligeros Type 42. En última instancia, un radar 2D Marconi concebido en la década de 1950 – y modernizado en la década de 1960 – para defensa aérea con base en tierra, designado Type 965M (con su característica antena doble AKE(2) en forma de bedstead o “catre”) fue usado, radar que, dicho sea de paso, ya se encontraba en servicio en toda una generación anterior de buques – tales como los destructores de la clase ‘County’ y las fragatas de la clase ‘Leander’.
Fig.4 – Muy didáctica imagen del 'Sheffield' (D80), el primer buque de la clase, mostrando claramente la antena del radar de búsqueda de largo alcance Type 965M y los dos radomos que alojan los directores de tiro Type 909, además de otros sensores
El Type 965 tenía la importante virtud del largo alcance, gracias al uso de longitudes de onda de baja frecuencia más largas (1.4m aprox.). Sin embargo, adolecía de notables inconvenientes. El tamaño (manga) de la antena seguía siendo considerable. También prescindía de indicación de blancos móviles (MTI – Moving Target Indicator), que permitía distinguir un retorno de radar de un objeto (una aeronave, por ejemplo) del retorno de fondo o clutter (provisto por oleaje o una masa de tierra). MTI era relativamente poco importante en aguas abiertas, pero durante la Guerra de las Malvinas, la ausencia de dicha capacidad hizo muy difícil (y hasta imposible) para los buques británicos detectar a los aviones argentinos sobrevolando tierra antes de emerger sobre el Falkland Sound para realizar sus ataques. El Type 965 fue finalmente abandonado, no precisamente debido a sus inherentes limitaciones (pues para 1982, Marconi ofrecía una versión actualizada – Type 965P – que incorporaba MTI), sino porque, debido al desarrollo de la televisión, no podía ser usado cerca de la costa pues sus emisiones interferían con aquellas de las estaciones de TV. Su reemplazo, el Type 1022, combinó la electrónica del set de búsqueda aérea holandés Signaal (hoy Thales Nederland) LW-08 con una nueva antena desarrollada por Marconi, planeada para un radar más avanzado (que finalmente fue descartado). El Type 1022 fue instalado en los buques de la serie (Batch) 2 en adelante; los de la serie (Batch) 1 permanecieron con sus obsoletos Type 965M cuando cuatro de ellos (HMS Sheffield, HMS Glasgow, HMS Coventry y HMS Cardiff) fueron despachados al Atlántico Sur como parte de la Task Force destinada a recuperar las islas de manos argentinas (solo un destructor Type 42 Batch 2 – HMS Exeter – fue enviado).
Fig.5 – Radar de control de tiro Type 909 visto sin el domo que usualmente lo cubre
La nave posee asimismo un radar de navegación Kelvin-Hughes Type 1006, así como un radar 2D de búsqueda de superficie (y objetivos aéreos a baja cota) Marconi Type 992Q. Cuenta, además, con dos radares de control de tiro Marconi Type 909 montados en radomos ubicados sobre la superestructura de proa y popa del barco. Estos permiten iluminación de onda continua para el misil Sea Dart, así como soluciones de tiro (gun laying) para la pieza Mk8 de 114mm montada en la proa. El Type 909, además de ser una pieza pesada de equipo, demostró ser poco confiable bajo condiciones de combate.
Sonares
Los buques de la clase ‘Sheffield’ fueron equipados con el sonar de detección y clasificación de contactos sumergidos de escaneo lateral Kelvin-Hughes Type 162M, compuesto por transductores lineales a cada lado del casco. Asimismo, incorporaron un sonar de casco Graseby Type 184M para detección de contactos de superficie; montado en un domo debajo de la quilla, cubría un área de detección cercana a los 360 grados (aunque limitada, por el ruido generado por el propio buque, en un sector estrecho hacia la popa del mismo).
Suite de autoprotección, defensa y contramedidas
Para mediados de la década del ’50 ya se habían logrado avances en cuanto a la detección pasiva de ondas de radar. Los detectores de radar ofrecían dos capacidades complementarias: una era la detección de radares de búsqueda naval o de control de tiro de bombarderos aproximándose, mientras que la otra era la detección de radares de superficie, como los que usaría un submarino antes de disparar sus torpedos. La Royal Navy, por las circunstancias previamente discutidas (especialización en ASW), eligió el detector optimizado para submarinos, los cuales por lo general harían un barrido muy breve a fin de localizar su blanco, para luego apagar el radar. Para capturar esa breve y elusiva señal, el receptor tendría que estar operando constantemente en buscar de un blanco en cualquier dirección y en cualquier frecuencia (a diferencia de un radar de un bombardero que trabajaría en un rango de frecuencia estrecho y específico), no obstante sacrificando alcance. Los sistemas británicos fueron designados con la serie ‘UA’. Los avances tecnológicos permitieron, durante la segunda mitad de la década del ’70, diseñar un sistema único integrado capaz de detectar, procesar, clasificar e identificar las señales, comparándolas con una base de datos previamente cargada. El sistema se denominó Abbey Hill (UAA1) y operaba cubriendo el ancho de banda completo hasta banda-J. Fue introducido en la década de 1970 en los destructores Type 42 y las fragatas Type 21 (o clase ‘Amazon’) e incorporaba medición instantánea de frecuencias (FMI).
La suite de alerta de radar UUA1, si bien competente en su detección y clasificación de pulsos de radar enemigos, no se encontraba enlazada al sistema de contramedidas, puntualmente a los dos lanzadores de chaff (laminillas de aluminio destinadas a confundir el buscador radárico de un misil enemigo) Plessey-Vickers Corvus (cada uno de ellos con ocho tubos orientables disparadores de cohetes Plessey Broad Band Chaff (BBC) de 31’’) ubicados sobre cada banda hacia la popa del buque. Estos debían ser no solamente disparados, sino también orientados (en función del ángulo y altura de detonación de los cohetes – cuestión que debía hacerse modificando el tiempo de detonación de la espoleta de cada cohete en cubierta) y recargados manualmente, lo cual representaba tiempo valioso de reacción que se perdía entre la detección de una amenaza y el despliegue de un cúmulo de chaff alrededor del propio buque y además, limitaba la efectividad de la cobertura de chaff, pues el patrón de dispersión de las laminillas de aluminio propiamente tales, en principio, debe hacerse en función a la frecuencia en la que trabaja el radar de un misil enemigo lanzado contra el propio buque; con todo, resultaba más complejo lograr un patrón de dispersión apropiado para el tipo de amenaza con la que se está lidiando en un momento determinado…
Fig.6 – Lanzador de chaff Corvus en proceso de recarga. En la parte superior, lanzador de bengalas
Por razones que no se explican, originalmente la Royal Navy no instaló un sistema de interferencia de radar activo en sus Type 42, a pesar de que justo antes del conflicto le fue ofrecido un sistema de contramedidas electrónicas (ECM) enlazado al sistema de alerta de radar pasivo que podía ser activado automáticamente ante la detección de una amenaza. La falta de ECM así como la falta de automatización de la suite de contramedidas probaría ser una desventaja fatal durante el conflicto de 1982.
Sistema de combate integrado y comunicaciones
El sistema de combate computarizado (que integra la suite de sensores con los sistemas de armas del buque) instalado en los buques de la clase ‘Sheffield’ fue el Plessey-Marconi Action Data Automation Weapons Set – ADAWS – 4. Como con otros sistemas de su tipo, mucho dependía de las características de la computadora principal: Ferranti desarrolló la computadora del sistema de combate, pero el Almirantazgo sirvió como integrador de sistemas, por lo menos hasta las últimas versiones. Una configuración de 24 bits fue elegida (simultáneamente, la Armada de EEUU eligió computadoras de 30 bits). Como con otras aplicaciones informáticas, el tamaño global del sistema se vio reducido y la performance, incrementada. La computadora original británica original – Poseidon (analógica) – fue sucedida por la serie FM1600 (digital) y después, por la F2420 A la última se le acredita seis veces la capacidad de procesamiento de sus predecesores.
Fig.7 – CIC del destructor HMS 'Cardiff' (Type 42 Batch 1)
Tecnología y Defensa Naval
Parte 1 - Parte 2 - Parte 3 - Parte 4 - Parte 5 - Parte 6 - Parte 7
Nace el Type 42
Fig.3 – Esquema general del destructor Type 42 o clase ‘Sheffield’
A fin de mantener el destructor lo más compacto posible, su armamento debió limitarse drásticamente. Por ello, debió abstenerse de incorporar el sistema Ikara, misil antisubmarino proyectado originalmente para su instalación en el Type 82. Planes para la Royal Navy post-portaaviones inicialmente vislumbraron un casco común que pudiera ser construido tanto en versión Sea Dart como en versión Ikara. Al final resultó más fácil (y económico) reconvertir los cascos de las fragatas de la clase ‘Leander’ para acomodar el sistema Ikara y destinar el Sea Dart a los destructores clase ‘Sheffield’, naciendo así la clase como nave fundamentalmente AAW.
Las naves de la clase que participaron en acciones de combate en el Atlántico Sur fueron construidas en los astilleros Vickers Shipbuilders Ltd, Barrow-in-Furness (HMS Sheffield (D80) y HMS Cardiff (D108)); Cammell Laird & Co, Birkenhead (HMS Coventry (D118)) y Swan Hunters Ltd, Wallsend-on-Tyne (HMS Glasgow (D88)), entre 1971 y 1976. HMS Exeter, el primero de la serie (Batch) 2, fue botado en 1978, siendo aceptadas dichas unidades al servicio entre 1975 (Sheffield) y 1980 (Exeter).
La Armada Argentina (ARA) recibió simultáneamente dos buques de la misma clase (Batch 1): ARA Hércules (buque gemelo del Sheffield construido en el mismo astillero que este, botado en 1972) y ARA Santísima Trinidad (construido en Argentina en los Astilleros y Fábricas Navales del Estado – AFNE (Río Santiago) – en 1974). Virtualmente idénticos a sus pares británicos, su principal diferencia con estos últimos consistía en la instalación, a comienzos de la década de 1980, de lanzadores de misiles superficie-superficie Aérospatiale MM38 Exocet (y consolas asociadas).
Pobres características de navegabilidad (demostradas durante las primeras pruebas de mar) y condiciones de habitabilidad poco apropiadas plagaron a los primeros buques de la clase, cuestiones solucionadas parcialmente con las mejoras introducidas a las naves de la serie (Batch) 2 y luego las Batch 3, construidas a partir de 1978 (cuyas mayores dimensiones en eslora y manga y mayor rigidez de casco mejoraron notablemente sus cualidades de sea-keeping).
Planta propulsora
La potencia es provista por una planta propulsora COGOG (COmbined Gas Or Gas) compuesta por dos turbinas a gas Rolls-Royce Olympus TM3B (cada una proveyendo 50,000hp/37.3MW de potencia constante) y dos Rolls-Royce Tyne RM1C (9,900hp en velocidad de crucero @ 18 nudos) transmitiendo a dos propelas por medio de dos ejes independientes.
Sensores
Con la cancelación del requerimiento para un radar 3D de búsqueda aérea (Type 988 holandés) para los cruceros de la clase ‘Bristol’, debió encontrarse una alternativa a fin de equipar a los más ligeros Type 42. En última instancia, un radar 2D Marconi concebido en la década de 1950 – y modernizado en la década de 1960 – para defensa aérea con base en tierra, designado Type 965M (con su característica antena doble AKE(2) en forma de bedstead o “catre”) fue usado, radar que, dicho sea de paso, ya se encontraba en servicio en toda una generación anterior de buques – tales como los destructores de la clase ‘County’ y las fragatas de la clase ‘Leander’.
Fig.4 – Muy didáctica imagen del 'Sheffield' (D80), el primer buque de la clase, mostrando claramente la antena del radar de búsqueda de largo alcance Type 965M y los dos radomos que alojan los directores de tiro Type 909, además de otros sensores
El Type 965 tenía la importante virtud del largo alcance, gracias al uso de longitudes de onda de baja frecuencia más largas (1.4m aprox.). Sin embargo, adolecía de notables inconvenientes. El tamaño (manga) de la antena seguía siendo considerable. También prescindía de indicación de blancos móviles (MTI – Moving Target Indicator), que permitía distinguir un retorno de radar de un objeto (una aeronave, por ejemplo) del retorno de fondo o clutter (provisto por oleaje o una masa de tierra). MTI era relativamente poco importante en aguas abiertas, pero durante la Guerra de las Malvinas, la ausencia de dicha capacidad hizo muy difícil (y hasta imposible) para los buques británicos detectar a los aviones argentinos sobrevolando tierra antes de emerger sobre el Falkland Sound para realizar sus ataques. El Type 965 fue finalmente abandonado, no precisamente debido a sus inherentes limitaciones (pues para 1982, Marconi ofrecía una versión actualizada – Type 965P – que incorporaba MTI), sino porque, debido al desarrollo de la televisión, no podía ser usado cerca de la costa pues sus emisiones interferían con aquellas de las estaciones de TV. Su reemplazo, el Type 1022, combinó la electrónica del set de búsqueda aérea holandés Signaal (hoy Thales Nederland) LW-08 con una nueva antena desarrollada por Marconi, planeada para un radar más avanzado (que finalmente fue descartado). El Type 1022 fue instalado en los buques de la serie (Batch) 2 en adelante; los de la serie (Batch) 1 permanecieron con sus obsoletos Type 965M cuando cuatro de ellos (HMS Sheffield, HMS Glasgow, HMS Coventry y HMS Cardiff) fueron despachados al Atlántico Sur como parte de la Task Force destinada a recuperar las islas de manos argentinas (solo un destructor Type 42 Batch 2 – HMS Exeter – fue enviado).
Fig.5 – Radar de control de tiro Type 909 visto sin el domo que usualmente lo cubre
La nave posee asimismo un radar de navegación Kelvin-Hughes Type 1006, así como un radar 2D de búsqueda de superficie (y objetivos aéreos a baja cota) Marconi Type 992Q. Cuenta, además, con dos radares de control de tiro Marconi Type 909 montados en radomos ubicados sobre la superestructura de proa y popa del barco. Estos permiten iluminación de onda continua para el misil Sea Dart, así como soluciones de tiro (gun laying) para la pieza Mk8 de 114mm montada en la proa. El Type 909, además de ser una pieza pesada de equipo, demostró ser poco confiable bajo condiciones de combate.
Sonares
Los buques de la clase ‘Sheffield’ fueron equipados con el sonar de detección y clasificación de contactos sumergidos de escaneo lateral Kelvin-Hughes Type 162M, compuesto por transductores lineales a cada lado del casco. Asimismo, incorporaron un sonar de casco Graseby Type 184M para detección de contactos de superficie; montado en un domo debajo de la quilla, cubría un área de detección cercana a los 360 grados (aunque limitada, por el ruido generado por el propio buque, en un sector estrecho hacia la popa del mismo).
Suite de autoprotección, defensa y contramedidas
Para mediados de la década del ’50 ya se habían logrado avances en cuanto a la detección pasiva de ondas de radar. Los detectores de radar ofrecían dos capacidades complementarias: una era la detección de radares de búsqueda naval o de control de tiro de bombarderos aproximándose, mientras que la otra era la detección de radares de superficie, como los que usaría un submarino antes de disparar sus torpedos. La Royal Navy, por las circunstancias previamente discutidas (especialización en ASW), eligió el detector optimizado para submarinos, los cuales por lo general harían un barrido muy breve a fin de localizar su blanco, para luego apagar el radar. Para capturar esa breve y elusiva señal, el receptor tendría que estar operando constantemente en buscar de un blanco en cualquier dirección y en cualquier frecuencia (a diferencia de un radar de un bombardero que trabajaría en un rango de frecuencia estrecho y específico), no obstante sacrificando alcance. Los sistemas británicos fueron designados con la serie ‘UA’. Los avances tecnológicos permitieron, durante la segunda mitad de la década del ’70, diseñar un sistema único integrado capaz de detectar, procesar, clasificar e identificar las señales, comparándolas con una base de datos previamente cargada. El sistema se denominó Abbey Hill (UAA1) y operaba cubriendo el ancho de banda completo hasta banda-J. Fue introducido en la década de 1970 en los destructores Type 42 y las fragatas Type 21 (o clase ‘Amazon’) e incorporaba medición instantánea de frecuencias (FMI).
La suite de alerta de radar UUA1, si bien competente en su detección y clasificación de pulsos de radar enemigos, no se encontraba enlazada al sistema de contramedidas, puntualmente a los dos lanzadores de chaff (laminillas de aluminio destinadas a confundir el buscador radárico de un misil enemigo) Plessey-Vickers Corvus (cada uno de ellos con ocho tubos orientables disparadores de cohetes Plessey Broad Band Chaff (BBC) de 31’’) ubicados sobre cada banda hacia la popa del buque. Estos debían ser no solamente disparados, sino también orientados (en función del ángulo y altura de detonación de los cohetes – cuestión que debía hacerse modificando el tiempo de detonación de la espoleta de cada cohete en cubierta) y recargados manualmente, lo cual representaba tiempo valioso de reacción que se perdía entre la detección de una amenaza y el despliegue de un cúmulo de chaff alrededor del propio buque y además, limitaba la efectividad de la cobertura de chaff, pues el patrón de dispersión de las laminillas de aluminio propiamente tales, en principio, debe hacerse en función a la frecuencia en la que trabaja el radar de un misil enemigo lanzado contra el propio buque; con todo, resultaba más complejo lograr un patrón de dispersión apropiado para el tipo de amenaza con la que se está lidiando en un momento determinado…
Fig.6 – Lanzador de chaff Corvus en proceso de recarga. En la parte superior, lanzador de bengalas
Por razones que no se explican, originalmente la Royal Navy no instaló un sistema de interferencia de radar activo en sus Type 42, a pesar de que justo antes del conflicto le fue ofrecido un sistema de contramedidas electrónicas (ECM) enlazado al sistema de alerta de radar pasivo que podía ser activado automáticamente ante la detección de una amenaza. La falta de ECM así como la falta de automatización de la suite de contramedidas probaría ser una desventaja fatal durante el conflicto de 1982.
Sistema de combate integrado y comunicaciones
El sistema de combate computarizado (que integra la suite de sensores con los sistemas de armas del buque) instalado en los buques de la clase ‘Sheffield’ fue el Plessey-Marconi Action Data Automation Weapons Set – ADAWS – 4. Como con otros sistemas de su tipo, mucho dependía de las características de la computadora principal: Ferranti desarrolló la computadora del sistema de combate, pero el Almirantazgo sirvió como integrador de sistemas, por lo menos hasta las últimas versiones. Una configuración de 24 bits fue elegida (simultáneamente, la Armada de EEUU eligió computadoras de 30 bits). Como con otras aplicaciones informáticas, el tamaño global del sistema se vio reducido y la performance, incrementada. La computadora original británica original – Poseidon (analógica) – fue sucedida por la serie FM1600 (digital) y después, por la F2420 A la última se le acredita seis veces la capacidad de procesamiento de sus predecesores.
Fig.7 – CIC del destructor HMS 'Cardiff' (Type 42 Batch 1)
Tecnología y Defensa Naval
martes, 25 de noviembre de 2014
Escudé dice que dejar a Malvinas en manos británicas es de gente educada y masón como él
"La reivindicación argentina de Malvinas solo sirve para comprar el voto de ciudadanos poco educados"
El politólogo y escritor Carlos Escudé visitó los estudios de InfobaeTV. Analizó la posición argentina sobre la soberanía de las islas y dijo que "no conduce a nada". Dio a conocer su propuesta - Infobae
Carlos Escudé, reconocido politólogo y escritor argentino, visitó los estudios de InfobaeTV, donde explicó su propuesta sobre cómo encarar el conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas. Consideró que la posición argentina es "maximalista" porque "queremos recuperar todo" y, sobre esto, advirtió que "es la opción perdedora".
"No conduce a nada, es pura retórica. Sirve para comprar el voto de ciudadanos poco educados y nada más que para eso", sentenció Escudé, quien argumentó: "Si tratamos de imponerles a los pobres isleños el destino de ser argentinos, no es democrático, ni muy deseable para los isleños ni comprensible para los pueblos occidentales que a esta cosa argentina la ven como la excentricidad propia de Maconodo, de la Sudamérica profunda".
En contraposición, el politólogo propone un acuerdo territorial y una compensación: "Antes de renunciar a las tierras, la contrapartida tiene que ser un reconocimiento británico a la Argentina de un derecho por el 50% de los recursos del mar circundante a Malvinas. Es más que lógico porque, mientras privar a los malvineros de sus tierras después de 8 generaciones sería una injusticia, éstos han sido pastores a lo largo de su historia. Los recursos del mar son algo en que Argentina debería participar y es perfectamente realizable porque hay múltiples antecedentes en el derecho internacional por el cual la jurisdicción marítima es repartida de manera ad hoc".
A modo de ejemplo, contó que existe un antecedente por las islas del Canal, que también involucra a Inglaterra pero esta vez con Francia: "Están pegadas a la costa de Francia, así como las Malvinas están en la plataforma patagónica. Entre Francia y Gran Bretaña se pactó un acuerdo ad hoc por el cual el mar británico que rodearía a las islas del Canal seria una circunferencia muy estrecha por la cual el mar es francés. Son enclaves británicos rodeado por mar francés".
Luego de esta ejemplificación, expresó: "Si estamos dispuestos a mostrarnos razonables y empezamos a demandar solución similar, nuestra propuesta va a sonar más razonable no solamente para los países del tercer mundo que nos apoyan en patota, sino también para los franceses, para los alemanes. Los mismos británicos se van a encontrar en problemas para explicar por qué la solución de las islas del Canal valen para Inglaterra y Francia pero no para Argentina e Inglaterra".
Al ser consultado sobre una posible solución total del conflicto, en donde Argentina finalmente recuperara los territorios por completo pero en 100 años, Escudé sentenció: "De acá a cien años pueden pasar muchas cosas, incluso que Argentina no exista más. Hablar de eso es pretender que uno tenga una bola de cristal".
Y continuó: "Argentina es un país absolutamente indefenso. Desde Malvinas ha degradado su capacidad de defensa hasta el infinito. Hoy en términos militares es un enano no frente a Gran Bretaña sino frente a Chile. De acá a cien años no sé si Argentina va a existir porque existe gracias a que Brasil y Chile están de acuerdo con que tiene que seguir existiendo".
Asimismo, advirtió: "Si Argentina tuviera poder, yo no estaría haciendo estas propuestas", pero razonó que "llevar a cabo políticas de poder sin poder es contraproducente" ya que "conduce a perder más de lo que se gana en forma sistemática".
"Argentina no está en condiciones de imponer absolutamente nada, pero si la política fuera inteligente podríamos ir negociando acuerdos que produjeran cierto tipo de beneficio para Argentina. Lo que tenemos actualmente no produce ningún beneficio. Es un problema de varios gobiernos", concluyó.
El politólogo y escritor Carlos Escudé visitó los estudios de InfobaeTV. Analizó la posición argentina sobre la soberanía de las islas y dijo que "no conduce a nada". Dio a conocer su propuesta - Infobae
Carlos Escudé, reconocido politólogo y escritor argentino, visitó los estudios de InfobaeTV, donde explicó su propuesta sobre cómo encarar el conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas. Consideró que la posición argentina es "maximalista" porque "queremos recuperar todo" y, sobre esto, advirtió que "es la opción perdedora".
"No conduce a nada, es pura retórica. Sirve para comprar el voto de ciudadanos poco educados y nada más que para eso", sentenció Escudé, quien argumentó: "Si tratamos de imponerles a los pobres isleños el destino de ser argentinos, no es democrático, ni muy deseable para los isleños ni comprensible para los pueblos occidentales que a esta cosa argentina la ven como la excentricidad propia de Maconodo, de la Sudamérica profunda".
En contraposición, el politólogo propone un acuerdo territorial y una compensación: "Antes de renunciar a las tierras, la contrapartida tiene que ser un reconocimiento británico a la Argentina de un derecho por el 50% de los recursos del mar circundante a Malvinas. Es más que lógico porque, mientras privar a los malvineros de sus tierras después de 8 generaciones sería una injusticia, éstos han sido pastores a lo largo de su historia. Los recursos del mar son algo en que Argentina debería participar y es perfectamente realizable porque hay múltiples antecedentes en el derecho internacional por el cual la jurisdicción marítima es repartida de manera ad hoc".
A modo de ejemplo, contó que existe un antecedente por las islas del Canal, que también involucra a Inglaterra pero esta vez con Francia: "Están pegadas a la costa de Francia, así como las Malvinas están en la plataforma patagónica. Entre Francia y Gran Bretaña se pactó un acuerdo ad hoc por el cual el mar británico que rodearía a las islas del Canal seria una circunferencia muy estrecha por la cual el mar es francés. Son enclaves británicos rodeado por mar francés".
Luego de esta ejemplificación, expresó: "Si estamos dispuestos a mostrarnos razonables y empezamos a demandar solución similar, nuestra propuesta va a sonar más razonable no solamente para los países del tercer mundo que nos apoyan en patota, sino también para los franceses, para los alemanes. Los mismos británicos se van a encontrar en problemas para explicar por qué la solución de las islas del Canal valen para Inglaterra y Francia pero no para Argentina e Inglaterra".
Al ser consultado sobre una posible solución total del conflicto, en donde Argentina finalmente recuperara los territorios por completo pero en 100 años, Escudé sentenció: "De acá a cien años pueden pasar muchas cosas, incluso que Argentina no exista más. Hablar de eso es pretender que uno tenga una bola de cristal".
Y continuó: "Argentina es un país absolutamente indefenso. Desde Malvinas ha degradado su capacidad de defensa hasta el infinito. Hoy en términos militares es un enano no frente a Gran Bretaña sino frente a Chile. De acá a cien años no sé si Argentina va a existir porque existe gracias a que Brasil y Chile están de acuerdo con que tiene que seguir existiendo".
Asimismo, advirtió: "Si Argentina tuviera poder, yo no estaría haciendo estas propuestas", pero razonó que "llevar a cabo políticas de poder sin poder es contraproducente" ya que "conduce a perder más de lo que se gana en forma sistemática".
"Argentina no está en condiciones de imponer absolutamente nada, pero si la política fuera inteligente podríamos ir negociando acuerdos que produjeran cierto tipo de beneficio para Argentina. Lo que tenemos actualmente no produce ningún beneficio. Es un problema de varios gobiernos", concluyó.
lunes, 24 de noviembre de 2014
La visión de la diplomacia de Malvinas por un anglo-argentino
Luces y sombras del reclamo oficial por Malvinas
Por: Dimitri MacMillen - Infobae
Recientemente, Daniel Filmus, el Secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, brindó un discurso en la embajada de Londres. Fue en la ocasión del lanzamiento de un libro que compilaron los diplomáticos argentinos residentes aquí, titulado "Diálogos por Malvinas: reflexiones y acciones desde la embajada argentina en Londres".
Presenciado por representantes de la comunidad diplomática londinense afines a la causa Malvinas, entre ellos funcionarios de Marruecos, Sudán y la Federación Rusa, la embajadora Alicia Castro abrió el encuentro describiendo la campaña emprendida desde la sede diplomática durante los últimos dos años con el fin de propagar la causa Malvinas dentro de la sociedad británica. La embajadora también nombró a varias organizaciones cívicas de Gran Bretaña que han articulado su apoyo a la causa Malvinas, entre ellos varios sindicatos importantes y ONGs pacifistas, además de algunos grupos ambientalistas consternados por los posibles impactos de la explotación petrolera en las islas. Posteriormente, el secretario Filmus expuso el modo en que su última iniciativa diplomática ganaba fuerza por el mundo.
Asistí al evento con ilusiones de apreciar los argumentos de la diplomacia argentina pero terminé algo decepcionado. Confieso de entrada: soy británico de nacionalidad y pasé la gran parte de mi infancia en Argentina. En principio, preferiría que las islas fueran argentinas. Reconozco que el control británico sobre ellas es una reliquia colonial, más allá de los argumentos históricos o geográficos que ofrece cada lado. Una lectura rápida de la historia del imperialismo británico subrayaría cuán extrañas son las apelaciones desde Londres por el respeto a la autodeterminación de los isleños. En esta época, cuando el gobierno británico continúa proclamando su mantra de la austeridad, es absurdo pensar que se está financiando la administración civil y militar de tan pocos habitantes y a tal distancia a un costo impensable para el ciudadano británico común.
Pero por más que preferiría que venciera la lógica en este contexto, lamento el hecho de que las actuales autoridades argentinas no logran aportar argumentos consistentes, necesarios para lograr la claridad moral en este debate. Aunque el reclamo por Malvinas es incuestionablemente justo, Argentina debería también aplicar a sí misma los principios con los cuales juzga a otros países. Lo digo como ciudadano británico progresista, el aliado ideal de la movilización diplomática, pero incomodado por varias inconsistencias básicas de la narrativa oficialista que resonaron en el encuentro de Filmus.
Fundamentalmente, la fortaleza del argumento argentino (y el británico) depende de varios silencios. El silencio más ensordecedor es aquel de la desposesión de vidas y tierras indígenas durante la expansión del territorio argentino, heridas que hoy siguen abiertas.
En el evento, se enfatizó la necesidad de denunciar la adquisición territorial a través de la usurpación militar. En este sentido estoy totalmente de acuerdo con el secretario Filmus; creo que estas prácticas no deberían ser aceptadas en el siglo XXI. Pero la autoridad moral que invoca el Estado argentino requiere el olvido de que gran parte del territorio nacional, sobre todo en la Patagonia y el Norte, fue obtenida a mano de brutales campañas militares con consecuencias devastadoras. Estos hechos no pertenecen a la historia antigua. Es más, ocurrieron años después de la ocupación británica de las Malvinas en 1833.
Se aludió también repetidamente a una población malvinense implantada, un producto directo de la colonización. Nuevamente estoy de acuerdo con tal análisis. Pero no entiendo cómo es posible hacer referencia a esta realidad omitiendo el hecho de que la sociedad argentina está compuesta principalmente de descendientes de inmigrantes, quienes con toda probabilidad arribaron a las orillas argentinas a fines del siglo XIX o incluso más tarde, varias décadas después de la llegada de los primeros colonos británicos a las Malvinas, de quienes aún son descendientes una cantidad importante de isleños.
Otra vez escuché que en 1982 se produjo una aventura militar promulgada por una cruel dictadura, y que en las palabras de Alicia Castro, "nadie nos tiene que recordar de sus errores." ¿Pero es así de simple la interpretación histórica, que podemos apartar de ella la realidad de una sociedad que en ese entonces también habilitó la intervención militar con su fervor y clamor? ¿Acaso se ha cuestionado la validez de un nacionalismo hegemónico aún radiante en el discurso político argentino? El gobierno con razón se desmarca de la intervención militar de 1982, asegurando que fue una alocada maniobra de un régimen militar. Hoy en día, resalta su compromiso al diálogo y la resolución pacifica del conflicto. Pero el recuerdo del conflicto sigue siendo vigente en las islas y en ciertos sectores de la sociedad británica, y a varios les cuesta procesar fácilmente la enorme brecha entre la dictadura y democracia argentina actual, ni perdonar los acontecimientos de ese entonces.
Cierta inhabilidad a entender esta realidad se manifestó en las declaraciones del secretario Filmus tras una simple pregunta que le hice después de su discurso: ¿por qué la mayoría de los isleños no quieren formar parte de la Argentina? Tras algo de vacilación, explicó que como todos los habitantes permanentes tenían pasaportes británicos, era lógico que votarían tal como lo hicieron en el plebiscito del año pasado. Aludió, además, a políticas migratorias británicas que resultaron en la creación de una población "controlada" en las Malvinas, por ende también quitando el derecho a los argentinos de ir a su territorio. Tiene razón, pero una reciente guerra y posiblemente la hostilidad que han percibido los isleños desde Buenos Aires estos últimos años hubieran también sido explicaciones lógicas, si no más obvias.
La embajadora Castro argumentó que los malvinenses tendrían una vida mejor bajo soberanía argentina, infiriendo que esta opinión era una mera perogrullada. Según ella, con acceso a una educación universitaria gratuita, una generosa estructura pensionaria y a solamente algunos centenares de kilómetros del continente, la población malvinense beneficiaría de poder formar parte de la Argentina. Pero si esta realidad es tan obvia, ¿por qué los isleños no han sido más expresivos en su deseo de formar parte del territorio nacional argentino?
Si aprendí una cosa de este encuentro, sería lo siguiente: sin una visión honesta respecto a las islas y la historia argentina, es imposible poder hablar de un monopolio sobre la verdad en este contexto particular.
Si queremos una solución pacifica, ética y razonable a la cuestión Malvinas, no podemos seguir permitiendo que los gobiernos usen el nacionalismo como instrumento de división, alejando a los pueblos de un entendimiento mutuo y sostenible, fundamental para cualquier futuro de paz. El diálogo (tal como lo sigue pidiendo el gobierno argentino a Londres) lo tenemos que emprender nosotros, ciudadanos británicos y argentinos, a quienes nos interesa escuchar voces alternativas y colaborar en base de prioridades y valores compartidos. Otra narrativa, y otro camino son posibles –pero nos toca únicamente a nosotros acercarnos a ellas.
Por: Dimitri MacMillen - Infobae
Recientemente, Daniel Filmus, el Secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, brindó un discurso en la embajada de Londres. Fue en la ocasión del lanzamiento de un libro que compilaron los diplomáticos argentinos residentes aquí, titulado "Diálogos por Malvinas: reflexiones y acciones desde la embajada argentina en Londres".
Presenciado por representantes de la comunidad diplomática londinense afines a la causa Malvinas, entre ellos funcionarios de Marruecos, Sudán y la Federación Rusa, la embajadora Alicia Castro abrió el encuentro describiendo la campaña emprendida desde la sede diplomática durante los últimos dos años con el fin de propagar la causa Malvinas dentro de la sociedad británica. La embajadora también nombró a varias organizaciones cívicas de Gran Bretaña que han articulado su apoyo a la causa Malvinas, entre ellos varios sindicatos importantes y ONGs pacifistas, además de algunos grupos ambientalistas consternados por los posibles impactos de la explotación petrolera en las islas. Posteriormente, el secretario Filmus expuso el modo en que su última iniciativa diplomática ganaba fuerza por el mundo.
Asistí al evento con ilusiones de apreciar los argumentos de la diplomacia argentina pero terminé algo decepcionado. Confieso de entrada: soy británico de nacionalidad y pasé la gran parte de mi infancia en Argentina. En principio, preferiría que las islas fueran argentinas. Reconozco que el control británico sobre ellas es una reliquia colonial, más allá de los argumentos históricos o geográficos que ofrece cada lado. Una lectura rápida de la historia del imperialismo británico subrayaría cuán extrañas son las apelaciones desde Londres por el respeto a la autodeterminación de los isleños. En esta época, cuando el gobierno británico continúa proclamando su mantra de la austeridad, es absurdo pensar que se está financiando la administración civil y militar de tan pocos habitantes y a tal distancia a un costo impensable para el ciudadano británico común.
Pero por más que preferiría que venciera la lógica en este contexto, lamento el hecho de que las actuales autoridades argentinas no logran aportar argumentos consistentes, necesarios para lograr la claridad moral en este debate. Aunque el reclamo por Malvinas es incuestionablemente justo, Argentina debería también aplicar a sí misma los principios con los cuales juzga a otros países. Lo digo como ciudadano británico progresista, el aliado ideal de la movilización diplomática, pero incomodado por varias inconsistencias básicas de la narrativa oficialista que resonaron en el encuentro de Filmus.
Fundamentalmente, la fortaleza del argumento argentino (y el británico) depende de varios silencios. El silencio más ensordecedor es aquel de la desposesión de vidas y tierras indígenas durante la expansión del territorio argentino, heridas que hoy siguen abiertas.
En el evento, se enfatizó la necesidad de denunciar la adquisición territorial a través de la usurpación militar. En este sentido estoy totalmente de acuerdo con el secretario Filmus; creo que estas prácticas no deberían ser aceptadas en el siglo XXI. Pero la autoridad moral que invoca el Estado argentino requiere el olvido de que gran parte del territorio nacional, sobre todo en la Patagonia y el Norte, fue obtenida a mano de brutales campañas militares con consecuencias devastadoras. Estos hechos no pertenecen a la historia antigua. Es más, ocurrieron años después de la ocupación británica de las Malvinas en 1833.
Se aludió también repetidamente a una población malvinense implantada, un producto directo de la colonización. Nuevamente estoy de acuerdo con tal análisis. Pero no entiendo cómo es posible hacer referencia a esta realidad omitiendo el hecho de que la sociedad argentina está compuesta principalmente de descendientes de inmigrantes, quienes con toda probabilidad arribaron a las orillas argentinas a fines del siglo XIX o incluso más tarde, varias décadas después de la llegada de los primeros colonos británicos a las Malvinas, de quienes aún son descendientes una cantidad importante de isleños.
Otra vez escuché que en 1982 se produjo una aventura militar promulgada por una cruel dictadura, y que en las palabras de Alicia Castro, "nadie nos tiene que recordar de sus errores." ¿Pero es así de simple la interpretación histórica, que podemos apartar de ella la realidad de una sociedad que en ese entonces también habilitó la intervención militar con su fervor y clamor? ¿Acaso se ha cuestionado la validez de un nacionalismo hegemónico aún radiante en el discurso político argentino? El gobierno con razón se desmarca de la intervención militar de 1982, asegurando que fue una alocada maniobra de un régimen militar. Hoy en día, resalta su compromiso al diálogo y la resolución pacifica del conflicto. Pero el recuerdo del conflicto sigue siendo vigente en las islas y en ciertos sectores de la sociedad británica, y a varios les cuesta procesar fácilmente la enorme brecha entre la dictadura y democracia argentina actual, ni perdonar los acontecimientos de ese entonces.
Cierta inhabilidad a entender esta realidad se manifestó en las declaraciones del secretario Filmus tras una simple pregunta que le hice después de su discurso: ¿por qué la mayoría de los isleños no quieren formar parte de la Argentina? Tras algo de vacilación, explicó que como todos los habitantes permanentes tenían pasaportes británicos, era lógico que votarían tal como lo hicieron en el plebiscito del año pasado. Aludió, además, a políticas migratorias británicas que resultaron en la creación de una población "controlada" en las Malvinas, por ende también quitando el derecho a los argentinos de ir a su territorio. Tiene razón, pero una reciente guerra y posiblemente la hostilidad que han percibido los isleños desde Buenos Aires estos últimos años hubieran también sido explicaciones lógicas, si no más obvias.
La embajadora Castro argumentó que los malvinenses tendrían una vida mejor bajo soberanía argentina, infiriendo que esta opinión era una mera perogrullada. Según ella, con acceso a una educación universitaria gratuita, una generosa estructura pensionaria y a solamente algunos centenares de kilómetros del continente, la población malvinense beneficiaría de poder formar parte de la Argentina. Pero si esta realidad es tan obvia, ¿por qué los isleños no han sido más expresivos en su deseo de formar parte del territorio nacional argentino?
Si aprendí una cosa de este encuentro, sería lo siguiente: sin una visión honesta respecto a las islas y la historia argentina, es imposible poder hablar de un monopolio sobre la verdad en este contexto particular.
Si queremos una solución pacifica, ética y razonable a la cuestión Malvinas, no podemos seguir permitiendo que los gobiernos usen el nacionalismo como instrumento de división, alejando a los pueblos de un entendimiento mutuo y sostenible, fundamental para cualquier futuro de paz. El diálogo (tal como lo sigue pidiendo el gobierno argentino a Londres) lo tenemos que emprender nosotros, ciudadanos británicos y argentinos, a quienes nos interesa escuchar voces alternativas y colaborar en base de prioridades y valores compartidos. Otra narrativa, y otro camino son posibles –pero nos toca únicamente a nosotros acercarnos a ellas.
domingo, 23 de noviembre de 2014
El veterano de Tumbledown que inspiró una película sufre las secuelas
La lucha más dura de todo por un héroe de Malvinas
El oficial del ejército británico Robert Lawrence fue casi asesinado por un francotirador argentino durante una batalla que se convirtió en la inspiración para una de las películas más controvertidas de la BBC - Tumbledown. Ahora, en su primera entrevista en 20 años, le dice a Marcos Townsend cómo el trauma de la guerra reformó su vida
Marcos Townsend - The Guardian
The Observer,
Robert Lawrence puede ser perdonado por preguntarse si él está bendecido o maldecido. Como un hombre joven, que perdió el 43 por ciento de su cerebro después de recibir un disparo de un francotirador argentino y, frente a toda una vida de parálisis, se sintió abandonado por su ejército.
Mientras miraba a través de la cocina de su granja en Hampshire renovado a su esposa Marion y su hija menor, Matilda, jugando con dos perros esquimales, Lawrence sonrió: "¿Está la vida medio vacía o medio llena? Fue retórica.
A medida que el 25 aniversario de la guerra de las Malvinas se acerca, el teniente Robert Lawrence sigue siendo una de las figuras emblemáticas del conflicto - el soldado cuyas experiencias alentó una nación a cuestionar su conciencia sobre el precio de la guerra; el joven oficial que enfureció a los oficiales de más alto rango en el ejército por decir lo que piensa.
Para millones, la versión de 21 años de edad de la campaña desafió los prejuicios de una guerra juzgados principalmente a través de la lente de un nacionalismo triunfante.
Sus experiencias forman el guión de la polémica película de la BBC Tumbledown, una representación gráfica del conflicto de las Malvinas que planteó interrogantes sobre cómo una nación trata su herida y recordó a Gran Bretaña que la guerra es salvaje. Hubo vidas arruinadas, y el resentimiento y la venganza. De repente, allí estaba la munición para los que cuestionó la decisión de Margaret Thatcher de ir a la guerra.
Dirigida por Sir Richard Eyre, quien se convirtió en director del Teatro Nacional, el drama de 1988 provocó una de las filas más amargos de la historia de la corporación. Su cuenta del personaje central, interpretado por un joven Colin Firth, vio la BBC acusado de izquierdista y de subversión, mientras que el Ejército, echando humo en la disposición de Lawrence para dar detalles del combate mano-a-mano como en era en realidad lo fueron, orquestó un susurro campaña para desacreditarlo.
El Ministerio de Defensa amenazó una orden judicial contra el programa, exigiendo una escena polémica cortarse horas antes de la emisión.
Mientras Simon Weston, el soldado de la guardia galesa cuya recuperación de 49 por quemaduras ciento se convirtieron en la prueba del deber de cuidado del gobierno, Lawrence se convirtió en el rebelde enojado, el hombre que le dijo que cómo era: un héroe de la izquierda, una espina en el culo del establecimiento (sistema).
Ahora, en su primera entrevista importante durante casi 20 años después de haber tomado un voto de silencio y de emigrar a Australia antes de regresar a su Hampshire rural hace cuatro años, Lawrence ha decidido hablar de nuevo. Hay pocas señales de la edad suavizando su ira.
Algunas preguntas serán siempre le dará la lata. ¿Qué significa la guerra de las Malvinas ahora para un país familiarizado con la amenaza de al-Qaeda y los terroristas suicidas? ¿Es la campaña una mera nota histórica en la que más de 900 hombres murieron en tres semanas, pero cuya resonancia geopolítica llevado poco más allá de Buenos Aires y Londres?
'Parece una extraña, extraña guerra ahora ", admite Lawrence. 'Entonces, no se habló de insurgencia y similares. Las Malvinas fue un conflicto convencional, comparable con la de 1918, con soldados británicos frente a soldados argentinos, todos vestidos con uniforme de batalla. Se siente tan pasado de moda ahora.'
Colin Firth haciendo de Robert Lawrence
Recuerda llamar a la madre de Weston después de escuchar que ella también estaba desencantado con la respuesta del gobierno de Thatcher a sus heridos de guerra. "Ella había viajado a la [base de la] RAF en Brize Norton cuatro veces para recoger a su hijo y, al final, los medios de comunicación tuvieron que decirle que él no estaba en el avión. Pero ella nunca habló. Ella sabía que Simon iba a ser su chico estrella y, como madre, ella tuvo que conseguir lo que pudo por su hijo '.
Lawrence ha visto lo que él describe como el aumento de la manipulación de la información sobre los conflictos de Irak y Afganistán, la 'racionalización económica' del Ministerio de Defensa que él siente que ha comprometido el ejército británico en un momento en que los militares nunca han estado bajo mayor estrés. Pero, sobre todo, la de 46 años de edad, ha seguido de cerca la forma en que el Ministerio de Defensa trata a sus heridos de guerra y está horrorizado por el cierre de sus hospitales militares y reconocimiento tardío del ejército que la guerra lleva cicatrices psicológicas y físicas. Una tira de acrílico de 12 pulgadas podría celebrar su cráneo juntos, pero su mente sigue llena de vigor.
"Estoy preocupado por nuestros soldados. Como siempre, algunos hombres de color gris con una Biro y una calculadora de tomar las decisiones ", dijo.
El jueves pasado por la mañana, llegó una carta de la agencia de pensiones del ejército. Comenzó: "Estimado Sr. Lawrence, he pagado £ 10 en su cuenta. 'Lawrence caminó rígidamente a través de la cocina, su cojera de su pierna izquierda paralizada obvio, para inspeccionar de nuevo el lenguaje frío de la oficialidad.
'Ahora que es lo que ellos llaman un bono de Navidad. Eso es muy muy simbólico ¿no te parece? "él hizo una mueca, chupar un cigarrillo, contemplando de nuevo la forma en cerca de romper punto su sensación de abandono por parte del ejército cerca de él y la cruda realidad de que su cuerpo ha sido arruinado por más tiempo de lo que fue alguna vez plenamente funcional traído.
De vez en cuando, Lawrence hojea su libro de recuerdos repleto de papel de periódico amarillenta crónica de la campaña junto a su propia batalla personal. Cartas escritas a mano de amigos y extraños que ofrecen su apoyo se encuentran entre las imágenes de los jóvenes que toman el sol en la cubierta de Canberra ya que cuece al vapor hacia las Malvinas en la primavera de 1982. Hay imágenes del Sir Galahad listado fuertemente; fotografías de un oficial de la risa llamado Lawrence quien poco perder toda la sensibilidad en el lado izquierdo; y algunos de Firth, jugando Lawrence en Tumbledown, sonriendo vetas de sangre como fingir su cuero cabelludo.
Y hay más. Los mensajes de la Reina, la Embajada de Estados Unidos y oficiales de alto rango que ofrecen su alabanza y admiración por la valentía de Lawrence, junto a notas de su padre, que sirvió en la Royal Air Force y defendió a su hijo contra el Ministerio de Defensa con vehemencia, pero que murió hace un mes. Tales recuerdos de un tiempo de hace una generación.
La última gran batalla de las Malvinas siempre prometía ser una de las más lleno. Los argentinos habían preparado una última batalla en la cumbre de la colina Tumbledown, un fuerte cono de roca que sobresalía de la turba de la isla y la característica central en el camino hacia Puerto Stanley. Como el alba blanqueaba las nubes grises el 14 de junio de 1982, Lawrence llevó dos pelotones de los 2 º Batallón Scots Guards lo largo del flanco oeste hacia las posiciones enemigas. Un fuego-lucha feroz sobrevino. Lawrence disparó 14 argentinos, antes de quedarse sin municiones. Sin inmutarse, él irrumpió en sus defensas, tres puñaladas con su bayoneta. Sintiendo que la rendición era inminente, Lawrence escala pináculo rocoso de Tumbledown y, con la adrenalina de la batalla todavía el lavado a través de su joven cuadro, gritó: 'Ahora que fue muy divertido ". La guarnición argentina en Puerto Stanley se rendiría en 90 minutos.
Sin saberlo Lawrence, sin embargo, un solo francotirador había conseguido colarse por la red. Una alta velocidad pasó ronda a través de la parte posterior de su cráneo, que emerge en el nacimiento del pelo por encima de su ojo derecho. Lawrence estaba en la cubierta delgada de nieve en la cima de la montaña expuesta durante seis horas como compañeros empujaron sus cerebros dentro de su cabeza rota.
Trasladado en helicóptero fuera Tumbledown, Lawrence fue dejado fuera de un quirófano improvisado sin analgésicos. Dos días después de su 22 cumpleaños, él asumió que él fue el último en ser operado porque era el que menos probabilidades de sobrevivir.
En el documental, que la BBC dijo la semana pasada que estaba considerando la posibilidad de re-proyección como parte de su cobertura del 25 aniversario, la recreación de Lawrence matando a soldados con una bayoneta rota provocó oprobio generalizado. Para Lawrence, fue un escándalo por nada. Era lo que los soldados lo hizo; mataron a la gente. 'Hay tantas diferentes niveles de matanza. Se puede disparar a alguien usando una vista de noche de 60 yardas y ver un chico caiga.
'No es moralmente muy difícil de tirar de un gatillo, pero es físicamente difícil conseguir que la gente muera, porque por lo general no quieren. El último nivel está bayoneta, porque existe un vínculo físico entre los dos de usted. La limpieza de la televisión va por la ventana. No apuñalar en el estómago, el giro y retirar.
"Se agarran a la hoja, se les apuñala en la boca, les atrapa en todas partes", dijo, su mirada vagando fuera de las colinas de la campiña de Hampshire.
Cuando repatriados a Gran Bretaña, Lawrence estaba casi totalmente paralizado y pasó un año en una silla de ruedas. Su recuperación ha sorprendido a todo el mundo que lo ha cumplido. Pero la angustia mental resultaría más difícil de superar. Si Tumbledown pidió una nación si debería sentirse culpable por el envío de los jóvenes a matar con bayonetas rotas, sino que también se le preguntó si suficiente ayuda fue dada a los heridos y veteranos que dejaron el ejército para caminar penosamente de vuelta a la calle civvy.
En el programa de 90 minutos, que fue visto por 10,5 millones de hace 19 años, Lawrence perdura síntomas descritos por los psiquiatras como similares al trauma de la separación de los padres; la ansiedad, la ira, la reconciliación emocional. Incluso ahora, Lawrence cree que los soldados que prosperan en el orgullo al rojo vivo de su valentía aún no se anima a buscar ayuda cuando están luchando para hacer frente.
Lawrence también le preocupa que las de Afganistán e Irak están luchando una causa muy pocos entienden o apoyo, una dinámica que puede erosionar fácilmente soldados cordura: "La conclusión es que la sustitución de los hospitales militares con las salas del NHS es un insulto. Si se consideran los hospitales del NHS los mejores de Europa, entonces está bien, pero por desgracia no lo son ".
El héroe de regresar de Tumbledown espera sería atendido por la institución militar. Después de todo, él había sido galardonado con la Cruz Militar, que cuelga en el baño de la planta baja de la casa de la familia. Pero él se sentía como niño anormal del ejército. Lawrence no fue invitado a desfile de la victoria del Señor Alcalde, mientras que su silla de ruedas estaba escondido en las sombras al servicio de recordación en San Pablo, ya que sus lesiones eran insuficientemente telegénico. Incluso ahora, él no tiene insignias discapacitados oficial o carta del ejército reconociendo sus circunstancias y la naturaleza de sus lesiones.
"Es ese tipo de cosas pequeñas que pueden degradar usted», dijo, tirando de otro cigarrillo con la mano derecha, el brazo izquierdo paralizado colgando en un cabestrillo, con la mano izquierda oculta con un guante negro. 'Hay un clavo que entraba por mi mano. Yo estaba haciendo un trabajo pesado y la inclinación de titanio en el brazo y empujé la uña hasta hacer una tienda de piel de la parte superior de mi mano. "
Lawrence ha tratado de descubrir qué pasó con todos sus compañeros en las Malvinas. A través de la Asociación de la Medalla del Atlántico Sur, solicitó financiación del Ministerio de Defensa para una evaluación definitiva de lo que el efecto de la guerra había ejercido entre los veteranos: ¿Dónde estaban viviendo? Se habían casado? Divorciado? ¿Cuántos estaban aún con vida? El gobierno se negó a apoyar el proyecto. Lo único que se sabe es que, durante los siguientes 25 años, más veteranos de Malvinas se han suicidado a los 255 que murieron durante las hostilidades.
Lawrence escribió cuando la lucha ha terminado con su padre, el best-seller que formaría la inspiración para Tumbledown. Fue John Lawrence quien más defendió resueltamente su hijo durante las secuelas de la programa.
Siete días después de la muerte de su padre, su madre, Jean, sufrió un derrame cerebral que paralizó su lado derecho. Lawrence buscó ayuda militar por su madre, que también sirvió en la Royal Air Force, en la esperanza de que el sacrificio y el servicio que se muestra por su familia podrían asegurar su cama en el centro de rehabilitación militar en Headley Court, Surrey. Ella se negó.
"Hablan de una familia extensa, pero no pueden extender esa ayuda cuando más necesita el apoyo. Si nos fijamos en las sociedades modernas, como ICI o Microsoft, que esperas para ser atendidos. ¿Por qué no el ejército? '
Marion aún se pregunta ¿Cuántas vidas ha dejado a su marido. Él era el adolescente indestructible en Irlanda del Norte, el que siempre se tropezó con las memorias caché de bombas paramilitares, el que ansiaba los tiroteos.
"No me gustaría ir a la cama, en caso de que el tiroteo en el OK Corral inició mientras estaba durmiendo", dijo Lawrence. Una mañana, poco después de que se conocieron, Marion recibió una secuencia de tres mensajes de contestador automático de él.
La primera describe Lawrence siendo despertado por un motociclista que pasa en Sydney después de quedarse dormido en su jeep en los semáforos. En el segundo, murmuró acerca de casi caer de nuevo. La tercera, del hospital, fue la confirmación de que Lawrence había roto la espalda después de desviarse de la carretera.
Lawrence siempre fue considerado como un tearaway y 16 años de edad, fue "expulsado" de la escuela pública escocesa Fettes, que el primer ministro, Tony Blair, había asistido a un par de años antes, y admite que sólo se unió al ejército para apaciguar a su padre. Lawrence descubrió que era un soldado dotado y que le gustaba la vida militar. La Guardia Escocesa se convirtió en su vida, su familia.
Lawrence no sólo ofrece una prueba del espíritu humano del indomable, pero también que el amor se puede encontrar después de que se ha perdido.
Desilusionado con los ataques a su credibilidad tras Tumbledown, se trasladó a Sydney en 1989 para hacer un nuevo comienzo con su entonces esposa, Tina, y sus dos hijos. Pero surgieron nuevas presiones. Con el tiempo, la relación se derrumbó en medio de disputas sobre el dinero y las exigencias de una familia joven.
Lawrence se mantuvo optimista. Su experiencia cercana a la muerte se había beneficiado el teniente con una inquebrantable confianza en sí mismo. Los psicólogos le han dicho que sufre de 'inhibición reducida', lo que, admite alegremente, le permite ser sincero y maldicen mucho.
Lawrence conoció a Marion, la hija de un alto ejecutivo de HSBC, en el festival de cine de Cannes en 1994. Ella había estado viviendo en Australia y fue uno de los pocos británicos que no reconoció al ex oficial de las Malvinas. Ellos hicieron clic de inmediato, al regresar a Inglaterra en 2002, donde pasó 15 meses diseñando y convirtiendo su granero de Hampshire.
'Él es increíblemente honesto, que me encanta ", dijo. "No puedo pensar en nadie más con quien yo preferiría pasar la cena.
"Ha habido momentos difíciles, con lo que ha pasado, pero hemos sido un gran apoyo el uno al otro", añadió. Lawrence también puede todavía contar con el apoyo de los hombres que lucharon al lado de aquella mañana de junio en 1982.
Cuando hace poco la policía encontró plantas de cannabis que crecía en los extensos terrenos de su casa, un viejo amigo llamó y se ofreció a tomar el rap diciendo que los oficiales de Lawrence sólo estaba buscando después de ellos.
"Me dijo que no podía tener el jefe haciendo pájaro, 'Lawrence rió." Los oficiales advirtieron a Lawrence para el cultivo ilegal, ahumado por el ex-soldado para adormecer su dolor durante el frío invierno. Una opción más agradable, que da fe, de horas de rehabilitación diaria.
"Yo no voy a hacer fisioterapia dos veces al día para que yo pueda darle el pulgar hacia arriba con la mano izquierda. La angustia y la autodestrucción han ido. Tengo lo que necesito. Sí, "señalando a su familia, 'mi vaso está ciertamente medio lleno'.
sábado, 22 de noviembre de 2014
Anécdotas de un teniente de caballería en Puerto Argentino
Malvinas: veterano de guerra argentino publica pequeñas historias no conocidas
Con una o dos excepciones significativas, como el tristemente célebre comandante Patricio Dowling, nuestros invasores en 1982 fueron en gran parte en el anonimato a los ciudadanos de Stanley, en particular de los ordinarios soldados en sus cascos y ponchos de goma volados.
Por John Fowler - MercoPress
Segundo Teniente en la caballería argentina, Gustavo Adolfo Tamaño en un tanque Panhard en Stanley
Por otra parte, en cambio, no les dieron la bienvenida a los héroes que podrían haber esperado, más bien no podía encontrar las palabras para expresar la vergüenza y el horror de lo que habían tenido que pasar, o se les prohibió expresamente a hacerlo. La nación argentina, al parecer, quería que fueran barridos bajo la alfombra nacional y que se quedaran allí.
Veintisiete años después, con la aparición de películas como "Iluminados por el Fuego" y los libros, como el escrito por dos de los concursantes en la maratón de Stanley de este año, que han comenzado a ver, tal vez por la primera vez, que había gente en virtud de esos cascos que prohíben: algunos buenos, algunos malos, algunos feo - de hecho, el mismo "escoger y mezclar" de la humanidad que se encuentra en cualquier partido de fútbol en cualquier parte del mundo. Había incluso, como Penguin News descubrió recientemente, un vigilante de tren.
Veinte y cinco años de edad, Subteniente en la caballería argentino, Gustavo Adolfo Tamaño, llegó a las Malvinas en la tarde del 9 de abril de 1982, y, una vez después de haber salido del avión Hércules que lo trajo, condujo su coche blindado Panhard a Moody Brook, donde iba a pasar la mayor parte de la ocupación.
Él dijo que lo último que esperaba era un ferrocarril, pero al igual que muchas de las islas del Malvinas podría, él comenzó a buscar en la basura con la esperanza de encontrar algo útil que podría ayudarle a reparar. Dos transportes de tropas de la SGM Bren carrier le llamaron la atención, al igual que un tractor viejo, pero era igualmente intrigado al descubrir que soporta el techo de una posición defensiva, algunas secciones de rieles y algunas traviesas de madera.
Admitir en una carta al Penguin News que, "yo tenía algún conocimiento previo de ferrocarriles", y observando el tamaño de ambos rieles y durmientes, segundo teniente Tamaño supone que se utilizaron en un embarcadero, pero que iba a ser algunos años antes de descubrir sus verdaderos orígenes. Aún en el ejército argentino, pero ahora un Oficial de Estado Mayor General, el Coronel Tamaño, ya que ahora es, tiene cargo de la Fundación de los soldados, una organización que promueve las actividades culturales, históricos y de investigación y dirige una estación de radio FM, una revista mensual, un periódico digital (www.soldadosdigital.com), y dos revistas.
En esta capacidad, el Coronel Tamaño publicó este año una larga y muy bien investigado artículo, ¡que envió al Penguin News, titulado: "Historias conocidas Poco: Un Ferrocarril En Las Malvinas" (historias poco conocidas: un ferrocarril en las Islas Malvinas ).
Si bien la historia de la Camber Railway y su propósito es razonablemente bien conocida en las Islas Malvinas, un aspecto de la cuenta del Coronel Tamaño que era nuevo para mí, fue la afirmación bien documentado que la decisión del almirante alemán Von Spee para traer a su escuadrón a las Malvinas después de la Batalla de Coronel podría haber sido parte de un plan secreto para entregar las islas a la Argentina.
Este plan, fuentes de Tamano alegaron, fue respaldada por los barcos alemanes de carga naval llenos de materiales de defensa, que volvió a Mar del Plata y dos mineros más tarde hundido por los británicos. Había incluso un transatlántico transatlántico alemán, Seydlitz esperando para traer voluntarios de origen alemán de Chile para ayudar a reforzar las defensas de Stanley, una vez que había sido tomada.
El 12 de junio, el joven teniente Tamaño, cuya hermana, mi sobrina es descendiente de Samuel Lafone, después de los cuales lleva el nombre Lafonia, fue herido por la artillería británica cerca del monumento de la batalla, que él había admirado antes, sin saber nada en ese momento acerca de una posible conexión argentina.
Lo vio de nuevo como sus compañeros lo llevaban al hospital Stanley y dice que este monumento, junto con Moody Brook y los restos del Ferrocarril Camber se han mantenido como una parte importante de su vida desde entonces.
Con una o dos excepciones significativas, como el tristemente célebre comandante Patricio Dowling, nuestros invasores en 1982 fueron en gran parte en el anonimato a los ciudadanos de Stanley, en particular de los ordinarios soldados en sus cascos y ponchos de goma volados.
Por John Fowler - MercoPress
Segundo Teniente en la caballería argentina, Gustavo Adolfo Tamaño en un tanque Panhard en Stanley
Por otra parte, en cambio, no les dieron la bienvenida a los héroes que podrían haber esperado, más bien no podía encontrar las palabras para expresar la vergüenza y el horror de lo que habían tenido que pasar, o se les prohibió expresamente a hacerlo. La nación argentina, al parecer, quería que fueran barridos bajo la alfombra nacional y que se quedaran allí.
Veintisiete años después, con la aparición de películas como "Iluminados por el Fuego" y los libros, como el escrito por dos de los concursantes en la maratón de Stanley de este año, que han comenzado a ver, tal vez por la primera vez, que había gente en virtud de esos cascos que prohíben: algunos buenos, algunos malos, algunos feo - de hecho, el mismo "escoger y mezclar" de la humanidad que se encuentra en cualquier partido de fútbol en cualquier parte del mundo. Había incluso, como Penguin News descubrió recientemente, un vigilante de tren.
Veinte y cinco años de edad, Subteniente en la caballería argentino, Gustavo Adolfo Tamaño, llegó a las Malvinas en la tarde del 9 de abril de 1982, y, una vez después de haber salido del avión Hércules que lo trajo, condujo su coche blindado Panhard a Moody Brook, donde iba a pasar la mayor parte de la ocupación.
Él dijo que lo último que esperaba era un ferrocarril, pero al igual que muchas de las islas del Malvinas podría, él comenzó a buscar en la basura con la esperanza de encontrar algo útil que podría ayudarle a reparar. Dos transportes de tropas de la SGM Bren carrier le llamaron la atención, al igual que un tractor viejo, pero era igualmente intrigado al descubrir que soporta el techo de una posición defensiva, algunas secciones de rieles y algunas traviesas de madera.
Admitir en una carta al Penguin News que, "yo tenía algún conocimiento previo de ferrocarriles", y observando el tamaño de ambos rieles y durmientes, segundo teniente Tamaño supone que se utilizaron en un embarcadero, pero que iba a ser algunos años antes de descubrir sus verdaderos orígenes. Aún en el ejército argentino, pero ahora un Oficial de Estado Mayor General, el Coronel Tamaño, ya que ahora es, tiene cargo de la Fundación de los soldados, una organización que promueve las actividades culturales, históricos y de investigación y dirige una estación de radio FM, una revista mensual, un periódico digital (www.soldadosdigital.com), y dos revistas.
En esta capacidad, el Coronel Tamaño publicó este año una larga y muy bien investigado artículo, ¡que envió al Penguin News, titulado: "Historias conocidas Poco: Un Ferrocarril En Las Malvinas" (historias poco conocidas: un ferrocarril en las Islas Malvinas ).
Si bien la historia de la Camber Railway y su propósito es razonablemente bien conocida en las Islas Malvinas, un aspecto de la cuenta del Coronel Tamaño que era nuevo para mí, fue la afirmación bien documentado que la decisión del almirante alemán Von Spee para traer a su escuadrón a las Malvinas después de la Batalla de Coronel podría haber sido parte de un plan secreto para entregar las islas a la Argentina.
Este plan, fuentes de Tamano alegaron, fue respaldada por los barcos alemanes de carga naval llenos de materiales de defensa, que volvió a Mar del Plata y dos mineros más tarde hundido por los británicos. Había incluso un transatlántico transatlántico alemán, Seydlitz esperando para traer voluntarios de origen alemán de Chile para ayudar a reforzar las defensas de Stanley, una vez que había sido tomada.
El 12 de junio, el joven teniente Tamaño, cuya hermana, mi sobrina es descendiente de Samuel Lafone, después de los cuales lleva el nombre Lafonia, fue herido por la artillería británica cerca del monumento de la batalla, que él había admirado antes, sin saber nada en ese momento acerca de una posible conexión argentina.
Lo vio de nuevo como sus compañeros lo llevaban al hospital Stanley y dice que este monumento, junto con Moody Brook y los restos del Ferrocarril Camber se han mantenido como una parte importante de su vida desde entonces.
viernes, 21 de noviembre de 2014
Compilado de combates en las islas
Combates en las islas
Compilado De Videos Reales De Combates durante la Guerra de Malvinas de 1982 . Imágenes y grabaciones verídicas de batallas en Malvinas en el bando británico y argentino. Combates y enfrentamientos aéreos , aeronavales , terrestres y urbanos . Bombardeos , derribos , hundimientos , escaramuzas , etc
Compilado De Videos Reales De Combates durante la Guerra de Malvinas de 1982 . Imágenes y grabaciones verídicas de batallas en Malvinas en el bando británico y argentino. Combates y enfrentamientos aéreos , aeronavales , terrestres y urbanos . Bombardeos , derribos , hundimientos , escaramuzas , etc
jueves, 20 de noviembre de 2014
UK: Gurkhas en Monte Williams
Gurkhas en Monte Williams
Que quede claro, los Gurkhas no entraron en combate con las fuerzas argentinas. El Regimiento se colocó al pie de el Monte Williams, pero jamás atacaron a las fuerzas de la Armada Argentina. El Batallón 5 de Infantería contrarrestó el avance con su artillería y defendió los montes con todo lo que tuvo a su alcance hasta agotar munición. Cuando los Gurkhas se estaban preparando para contraatacar Monte Tumbledown, las tropas argentinas ya se habían replegado.
(To be clear, the Gurkhas did not enter combat with the Argentine forces. The regiment was placed at the foot of Mount Williams, but never attacked the forces of the Navy Argentina. 5 Infantry Battalion offset the advance with artillery and defended the mountains with all that was within reach until all ammunition. When the Gurkhas were preparing to counterattack Mount Tumbledown, and Argentine troops had retreated.)
Gurkha (o gurjas y a veces escrito gorkha) es un pueblo originario de Nepal, que debe su nombre al santo guerrero hindú del siglo VIII, Guru Gorkhanath, cuyos seguidores fundaron la dinastía de Gorkha, que fue a su vez fundadora del Reino de Nepal. Los gurkhas son conocidos por ser feroces combatientes y servir en unidades especiales de las fuerzas armadas del Reino Unido y de la India. Bajo el mando británico siendo súbditos , se unieron al 2do. desembarco de 5.000 hombres a comienzos de junio . Iban en la retaguardia de los Paracaidistas oficiando como "limpieza" post-batallas . Su mala fama no se cumplió afortunadamente , y solo se dedicaron a juntar "souvenirs" de los combates . Fueron utilizados como Propaganda prestándose a fotografías posando junto a cañones de artillería de la Fuerza Aérea Argentina . Tuvieron algunos heridos por metralla de los cañones de 155 mm argentinos , solo una baja mortal en la posguerra, cuando un efectivo de ellos murió desarmando una bomba argentina . Su cuerpo fue repatriado a territorio continental . En la posguerra , se organizaron para reclamar su participación en el conflicto , marchando a Lóndres exigiendo una pensión y reconocimiento . Lo lograron pero al cabo de décadas de espera , obteniendo la ciudadanía británica finalmente . Muchos mitos se tejieron alrededor de ellos , principalmente en Argentina producto de una campaña interna de desprestigio de las fuerzas armadas argentinas . Hoy se sabe que fue una campaña pobre para ellos , fueron discriminados y movilizados en un buque argentino confiscado . No tuvieron protagonismo y al final la gloria de un regimiento valiente y sanguinario se la llevaron los conscriptos y oficiales argentinos que al grito de sapucay y un gran profesionalismo opacaron al histórico regimiento de Fusileros Gurkhas . La única fama de los Gurkhas es haber masacrado a civiles indúes bajo dominio imperial británico . Gracias a Dios no pudieron cometer ningún crímen de guerra en nuestras Islas Malvinas Argentinas .
Que quede claro, los Gurkhas no entraron en combate con las fuerzas argentinas. El Regimiento se colocó al pie de el Monte Williams, pero jamás atacaron a las fuerzas de la Armada Argentina. El Batallón 5 de Infantería contrarrestó el avance con su artillería y defendió los montes con todo lo que tuvo a su alcance hasta agotar munición. Cuando los Gurkhas se estaban preparando para contraatacar Monte Tumbledown, las tropas argentinas ya se habían replegado.
(To be clear, the Gurkhas did not enter combat with the Argentine forces. The regiment was placed at the foot of Mount Williams, but never attacked the forces of the Navy Argentina. 5 Infantry Battalion offset the advance with artillery and defended the mountains with all that was within reach until all ammunition. When the Gurkhas were preparing to counterattack Mount Tumbledown, and Argentine troops had retreated.)
Gurkha (o gurjas y a veces escrito gorkha) es un pueblo originario de Nepal, que debe su nombre al santo guerrero hindú del siglo VIII, Guru Gorkhanath, cuyos seguidores fundaron la dinastía de Gorkha, que fue a su vez fundadora del Reino de Nepal. Los gurkhas son conocidos por ser feroces combatientes y servir en unidades especiales de las fuerzas armadas del Reino Unido y de la India. Bajo el mando británico siendo súbditos , se unieron al 2do. desembarco de 5.000 hombres a comienzos de junio . Iban en la retaguardia de los Paracaidistas oficiando como "limpieza" post-batallas . Su mala fama no se cumplió afortunadamente , y solo se dedicaron a juntar "souvenirs" de los combates . Fueron utilizados como Propaganda prestándose a fotografías posando junto a cañones de artillería de la Fuerza Aérea Argentina . Tuvieron algunos heridos por metralla de los cañones de 155 mm argentinos , solo una baja mortal en la posguerra, cuando un efectivo de ellos murió desarmando una bomba argentina . Su cuerpo fue repatriado a territorio continental . En la posguerra , se organizaron para reclamar su participación en el conflicto , marchando a Lóndres exigiendo una pensión y reconocimiento . Lo lograron pero al cabo de décadas de espera , obteniendo la ciudadanía británica finalmente . Muchos mitos se tejieron alrededor de ellos , principalmente en Argentina producto de una campaña interna de desprestigio de las fuerzas armadas argentinas . Hoy se sabe que fue una campaña pobre para ellos , fueron discriminados y movilizados en un buque argentino confiscado . No tuvieron protagonismo y al final la gloria de un regimiento valiente y sanguinario se la llevaron los conscriptos y oficiales argentinos que al grito de sapucay y un gran profesionalismo opacaron al histórico regimiento de Fusileros Gurkhas . La única fama de los Gurkhas es haber masacrado a civiles indúes bajo dominio imperial británico . Gracias a Dios no pudieron cometer ningún crímen de guerra en nuestras Islas Malvinas Argentinas .